Un cineasta marroquí en el Festival de Cine de los independentistas saharauis
Arranca en medio del desierto la décima edición del gran evento cultural de los refugiados
Lo sorprendente del Festival Internacional de Cine del Sahara (Fisahara) no es tanto que llegue a su décima edición como que se siga celebrando casi en medio de la nada, sin luz ni agua corriente. Es una verdadera lucha durante cinco días frente a las cortapisas que el desierto interpone ante la técnica y las nuevas tecnologías tan fáciles de acceso en cualquier otro sitio.
Unas doscientas personas de todo el mundo, casi todas españolas, han llegado al campamento de refugiados saharauis de Dajla , en el sur de Argelia y que cuenta con unos 30.000 habitantes. En esta inmensidad vacía llevan asentados durante casi cuatro décadas decenas de miles de saharauis expulsados del antiguo Sahara Español a golpe de bombardeos de la aviación marroquí.
“El cine es capaz de hacer llegar la voz del pueblo saharaui, desafiando el aislamiento y el bloqueo”, afirma la ministra de Cultura del Frente Polisario, Jadiya Hamdi , en un comunicado de bienvenida.
Como novedad, y por vez primera, un joven cineasta y activista marroquí se ha atrevido a participar en el Fisahara. Nadir Bouhmouch es miembro del opositor Movimiento 20 de Febrero. Presenta su documental “Mi Majzén y yo”, sobre la Primavera Árabe y la lucha por la democracia de miles de jóvenes marroquíes frente al rey Mohamed VI y su entorno (el Majzén). “Esto me parece increíble”, reconocía con una enorme sonrisa en la noche del martes al recibir la bienvenida de los saharauis de Dajla.
Ya antes de poner el pie en territorio del Polisario las críticas le han llovido a través de las redes sociales a Bouhmouch, que es consciente de los problemas que su osadía le puede causar con las autoridades de su país a pesar de que cursa estudios en San Diego (Estados Unidos). En respuesta a todos los que le consideran un “traidor” defendió en su perfil de Facebook su derecho a apoyar la autodeterminación de los saharauis y agradeció a todos los que le aplauden, que los hay también.
“Seguiré siendo un patriota de verdad. Creeré en la gente y no en el régimen y en la propaganda con que trata de alimentarme”, ha dejado escrito horas antes de viajar a Argelia. “Si vuestro concepto de ser un verdadero marroquí implica no cuestionar las artificiosas ideas de nacionalismo creadas por el régimen, entonces tenéis una seria incapacidad para pensar de manera crítica”.
Un director israelí
Junto a Bouhmouch ha llegado a Dajla el israelí Guy Davidi , codirector del reconocido documental palestino-israelí “Cinco cámaras rotas”, nominado a los Oscars y que acaba de ser nominado también para los premios Emy. Ambos han hecho buenas migas.
También ha sido invitado el atleta saharaui Salah Ameidan , protagonista de la película “The Runner”, que vive exiliado en Francia y al que las autoridades de Marruecos no dejan regresar a su casa en El Aaiún. ¿El motivo? Haber alzado la bandera saharaui en el podio cuando venció una prueba vistiendo la camiseta de la selección marroquí.
Activistas de la plaza Tahrir, de la guerra Siria o de Zimbabue también han acudido al festival, en el que además de películas de temática saharaui y de derechos humanos hay otras secciones con cintas más comerciales pero a las que nunca tendrían acceso los refugiados como “Lo Imposible” de Juan Antonio Bayona o “La vida de Pi” de Ang Lee.
Una camella blanca de premio
El Fisahara servirá de escenario también para estrenar las obras de la primera promoción de alumnos de la Escuela de Formación Audiovisual (EFA) Abidín Caid Saleh , que lleva el nombre de un histórico reportero de guerra del Frente Polisario.
Los niños y jóvenes del campamento podrán asistir también a una sección de películas para ellos y a una serie de talleres que se desarrollan a lo largo de la semana.
El vencedor de la novena edición en 2012 fue “Hijos de las Nubes”, dirigida por Álvaro Longoria y producida por Javier Bardem. La gala de los premiados de la décima edición tendrá lugar en la noche del sábado. El ganador absoluto se lleva una camella blanca. La tradición dicta que se la queda la familia de refugiados que haya acogido en su jaima al cineasta galardonado .
En el escenario principal, un camión trailer hace de pantalla para las proyecciones. Espera a que las estrellas aparezcan en el cielo. Comienza entonces el que para muchos es el espectáculo del año en los campamentos de saharauis . Como patio de butacas, la arena del Sahara. La sala nunca se llena.
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