Alberto II pide unidad a los belgas
En vísperas de su abdicación, insta a sus compatriotas a que mantengan la cohesión del Estado en el seno de la UE
Después de una semana recorriendo el país, Alberto II Rey de los belgas pronunció este sábado su tradicional discurso en el día de la fiesta nacional , el último antes de formalizar su abdicación. El Monarca pidió a los belgas que se esfuercen por mantener la unidad del país y que apoyen a su hijo y sucesor, Felipe, que este mediodía jurará fidelidad a la Constitución en el Parlamento y se convertirá en el séptimo Rey de este pequeño reino, clave en el futuro de Europa. Alberto II se refirió en su discurso a su hermano el fallecido Rey Balduino I , al que sucedió, y, como cierre del ciclo dinástico, ha manifestado la certeza de que su hijo está perfectamente capacitado para ejercer la tarea que le corresponderá a partir de ahora como nuevo Monarca.
A pesar de que el gobierno se ha encargado de garantizar un ceremonial lo más austero posible, las calles de Bruselas se han llenado en los últimos días de banderas belgas –en la ciudad de Dinant han suspendido una bandera de más de 140 metros desde el viaducto que atraviesa el río Mosa–. Es evidente que este día nacional no será como cualquier otro, sobre todo porque, en lugar del chaparrón tradicional. el día del desfile se esperan temperaturas de más de 30 grados y un sol radiante.
Alberto II no ha abandonado su estilo activo y certero ni siquiera en el mensaje de despedida, con guiños hacia su actual primer ministro, el socialista valón Elio Di Rupo, o al liberal flamenco Guy Verhofstadt, sin duda los dos personajes clave durante la larga crisis política del comienzo de la legislatura. Varios analistas habían sugerido en público al nuevo Rey que no olvide que la división amenaza el futuro de Bélgica : este país no ha sido nunca tan frágil y la pacificación de los ánimos no es más que aparente», le dice la influyente editorialista principal del diario «Le Soir», Beatrice Delvaux. Y se podría entender que Alberto ha ayudado en el discurso a señalar a quienes pueden volver a jugar un papel clave para la unidad, si se cumplen los augurios que prevén otro periodo de grandes convulsiones en las elecciones del año próximo.
Sexta reforma del Estado
No en vano, el Rey ha enumerado como el primero de sus cuatro grandes deseos «que Bélgica conserve su cohesión» . No solo para «preservar la calidad de nuestra vida unidos, lo que necesita diálogo, sino para conservar el bienestar de todos». Nadie ignora que tal tarea probablemente no será fácil, teniendo en cuenta que el país «en los últimos cuarenta años ha pasado, de forma pacífica y democrática, de un Estado unitario a un sistema federal donde las regiones gozan de una gran autonomía», sin que por ello se haya apaciguado el fondo del problema. Y sin embargo, no ha dejado de mostrar al mismo tiempo que es un Monarca que sigue la corriente de la sociedad, deseando que tenga éxito la nueva reforma del Estado , la sexta en los últimos cuarenta años, que debilitará aún más el poder del gobierno federal y aumentará el de las regiones, como exigen sin cesar los nacionalistas flamencos: «En un mundo que cambia tan rápidamente, hace falta que cada responsabilidad se ejerza al nivel que sea más igualitario y eficaz».
Las invocaciones a la pertenencia estratégica de Bélgica a la Unión Europea –«tenemos la suerte de que sus principales instituciones tengan su sede en el corazón de nuestro país»– deben ser entendidas también en este mismo sentido. «En muchos campos, ciertos valores solo pueden ser defendidos a escala europea», dijo. Tras lo que pidió a los belgas que sigan aportando al ideal europeo «nuestro pragmatismo, nuestro sentido del equilibrio y nuestra apertura a los demás» .
De todos modos, Alberto II ha prometido que seguirá de cerca la situación del país «discretamente», aunque es sabido que su mayor deseo y el de la Reina Paola es retirarse a descansar, después de dos décadas de servicio al país y en vísperas de sus 80 años (los cumple el año que viene). Señal de los tiempos, la ceremonia no solo será austera, sino que la dotación que le ha atribuido el Gobierno, poco más de 900.000 euros para el matrimonio, es la mitad de la que se atribuyó en su día a la Reina Fabiola, viuda del Rey Balduino, cuya salud es motivo de preocupación, lo que no dejará de ser observado durante los actos en los que participe.
En vísperas de la ceremonia de abdicación que se celebrará este domingo, Alberto y su esposa Paola, junto a Felipe y Matilde asistieron al tradicional concierto en el Bazar de Bruselas. La nueva pareja real asistió también al tradicional Baile Nacional en la plaza del «Jeu de Balle».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete