Las protestas ponen contra las cuerdas al gobierno de Rousseff
La presidenta de Brasil convoca una reunión extraordinaria del Gobierno para abordar la crisis. Pero no pronunció ni una palabra tras la cita
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El gigante despertó, pero sus dirigentes parecen desmayados , contra las cuerdas. El gobierno de Brasil se ha visto sorprendido por unas protestas masivas frente a las que no sabe muy bien qué estrategia seguir. Una revuelta que carece de líderes, de organizaciones articuladas, de un programa claro de reivindicaciones, cuyos miembros a menudo se ocultan tras la máscara de Guy Fawkes que pusieron de moda los activistas de Anonymous.
La presidenta, Dilma Rousseff , salió muda de la reunión de emergencia con sus principales asesores. Aunque, a pesar de haber perdido popularidad en los últimos diez días, los manifestantes no piden la dimisión del gobierno de Rousseff. Las protestas se dirigen contra la corrupción, c ontra la clase política en general , contra los partidos tradicionales. Esperan una nueva era, pero no se ceban contra la presidenta.
«No queremos derribar el gobierno. Queremos que nos escuchen» , decía en la manifestación el sociólogo Gilbert Zarmati , de 55 años. «Necesitamos una nueva Constitución . La democracia participativa debería ser ley federal. La democracia directa es inviable. Mientras no cambie la ley, nada cambiará», reclamaba el empresario Felipe Gini , de 31 años. «Queremos que el verdugo se corte el cuello», nos contaba Gini, quien vivió cuatro años en Barcelona y ve muchas diferencias entre las protestas de aquí y de allá: «Las banderas son otras. Aquí las necesidades son básicas», compara.
Rousseff, que alteró su agenda y s uspendió su previsto viaje a Japón , se entrevistó con el ministro de Justicia, J osé Eduardo Cardozo , y con el de Deportes, Aldo Rebelo , responsable de la coordinación de eventos con la FIFA, contra la que cargan los manifestantes como una de las entidades «villanas» del sistema. Los rumores de que la FIFA suspendería la Copa de las Confederaciones , no obstante, fueron desmentidos rápidamente por la propia organización.
Visita del Papa
El Gobierno brasileño admitió asimismo que las manifestaciones pueden comprometer la visita al país que efectuará en julio el Papa Francisco para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud . «Tenemos una serie de complicaciones y preocupaciones. Lo que está ocurriendo (las manifestaciones) puede tener reflejo en la Jornada (Mundial de la Juventud)», afirmó el ministro secretario de la Presidencia, Gilberto Carvalho , quien expresó su preocupación tras una reunión con varias autoridades para tratar los preparativos de la visita del Pontífice.
Pese al carácter pacífico de la mayoría de las manifestaciones, las protestas en algunas ciudades terminaron con incidentes violentos. Por el momento, han muerto dos personas en estas movilizaciones. Una mujer de 54 años falleció a causa del gas lacrimógeno que inhaló. La primera víctima murió atropellada por un vehículo mientras participaba en una marcha.
El movimiento Pase Libre , que lideró las protestas contra la subida de las tarifas del transporte, anunció este viernes que suspenderá las manifestaciones para evaluar la situación ante la «infiltración» de grupos con otros intereses .
«¿Quién manda? ¡Nadie! Todo el mundo al mismo tiempo»Pero las protestas se mantienen vivas por sí mismas. «La revuelta no tiene un líder, se organiza horizontalmente. Los políticos tradicionales se vuelven locos. ¿Quién manda? ¡Nadie! Es todo el mundo al mismo tiempo», explica el politólogo y periodista, Leonardo Sakamoto . Un caos y una nueva era. Rousseff y el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) han tenido dificultades para entender lo que está ocurriendo. Una cámara de televisión filmó el jueves a un equipo del palacio de gobierno asistiendo una presentación en «power point» sobre las manifestaciones. Todo lo tenían que aprender . Otros periodistas registraron la desesperación de funcionarios de la alcaldía de Sao Paulo, cuando hubo un intento de invasión del edificio.
El presidente del PT, Rui Falcão , fue criticado por convocar a los militantes a unirse las protestas y tuvo que retroceder después de ver la reacción negativa de esa invitación. Para el politólogo Humberto Dantas , las manifestaciones de 1984 por la vuelta a la democracia y las de 1992, que destituyeron a Fernando Collor de Mello , estuvieron encabezadas por gente que ahora está en el gobierno o en el Congreso, básicamente de izquierda. Y que ahora se han visto sorprendidas por un fenómeno que se les escapa . «La descentralización de las protestas es impresionante. El modelo parece haber cambiado», comenta.
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