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Corea del Norte impide por segundo día la entrada al polígono de Kaesong

Pyongyang corta de nuevo el acceso al complejo de la frontera, donde 123 empresas surcoreanas emplean a 53.000 operarios del Norte

Corea del Norte impide por segundo día la entrada al polígono de Kaesong PABLO M. DÍEZ

pablo m. díez

Por segundo día, Corea del Norte ha prohibido este jueves la entrada de los trabajadores del Sur al polígono industrial de Kaesong, que ambos países gestionan de forma conjunta en la frontera del pleno Paralelo 38. A las ocho de la mañana (una de la madrugada, hora española), medio centenar de camiones hacían cola en la aduana esperando para entrar al complejo, donde 123 empresas surcoreanas emplean a 53.000 operarios del Norte. Pero, al igual que ocurriera ayer, el régimen estalinista de Pyongyang les negó el acceso y tuvieron que darse media vuelta. «No habrá entradas al complejo por algún tiempo. Por favor, márchense y esperen más información», anunció la megafonía del edificio donde aguardaban los camioneros.

Poco después, salían de Kaesong las dos primeras trabajadoras surcoreanas, que habían pasado la noche anterior en el parque industrial. Perseguida por decenas de periodistas, una de ellas, Kwon Sook-mi, no tuvo más remedio que responder a los medios. «La vida de los trabajadores sigue igual, pero hay el doble de soldados norcoreanos y más tensión que antes, incluso que cuando fue hundida la corbeta Cheonan», explicó refiriéndose al naufragio en marzo de 2010 de un buque de la Armada surcoreana en el que perecieron 46 de sus marineros. Tras varios meses de investigación, Seúl acusó del ataque a Corea del Norte, que siempre ha negado su responsabilidad.

«Espero que todo regrese pronto a la normalidad porque hay productos ya terminados que están esperando para salir y habrá un impacto económico si no llegan al mercado», confió la mujer, de 38 años, que trabaja para una fábrica de componentes de teléfonos móviles.

Construido y explotado por la corporación Hyundai en territorio norcoreano, el polígono de Kaesong es el último ejemplo de colaboración que queda entre ambos países, que atraviesan su peor crisis de los últimos años por la continua escalada de la tensión militar. Con más de un centenar de empresas, su producción genera 470 millones de dólares (367 millones de euros) y 80 millones de dólares (63 millones de euros) en sueldos que las compañías surcoreanas pagan a los trabajadores del Norte, que van directamente al Estado en lugar de a sus bolsillos. Incluyendo una pequeña cantidad para ayuda humanitaria y las materias primas que se envían a Kaesong, las relaciones comerciales entre las dos Coreas sumaron el año pasado 2.000 millones de dólares (1.565 millones de euros).

«Corea del Norte pretende elevar el nivel de la crisis y provocar un estado de agitación que afecte no sólo a la política del Sur, sino también a la economía de sus empresas», valora para ABC Park Young-ho, analista del Instituto de Corea para la Unificación Nacional (KINU). A su juicio, «Kim Jong-un persigue con todas estas provocaciones consolidar su poder dentro del régimen y mostrar a su pueblo que es un líder fuerte, pero su objetivo principal es presionar a EE.UU. y Corea del Sur para que vuelvan a sentarse a negociar con él».

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