De la hambruna de Somalia, a la violación sexual
La organización Human Rights Watch denuncia las prácticas cometidas por los «guardianes» de los campos de desplazados internos de la capital somalí
Miembros de las fuerzas de seguridad del Estado y grupos armados han violado y cometido diversos abusos contra los desplazados a la capital de Somalia, Mogadiscio, desde la declaración de la hambruna en la región en 2011, según denuncia un informe de la organización Human Rights Watch.
«En lugar de encontrar un refugio de los combates y el hambre, muchos somalíes (…) han encontrado hostilidad y abusos», asegura Leslie Lefkow, subdirectora para África de la organización.
En el informe se detallan las prácticas cometidas por los «guardianes» de estos campos de desplazados internos (hogar de entre 180.000 y 370.000 personas), así como la desconfianza de las víctimas en el sistema judicial.
La denuncia llega tan solo unos meses después de que, el pasado 10 de enero, el periodista somalí Abdiaziz Abdinur Ibrahim fuera detenido tras entrevistar a Lul Ali Osman Barake, una mujer presuntamente violada por miembros de las Fuerzas Armadas locales.
En su declaración, la joven -que reside en un campamento de desplazados internos de Mogadiscio- denunciaba haber sido agredida sexualmente por integrantes del Ejército el pasado mes de diciembre.
Precisamente, tan solo dos días después que Abdinur, conocido como «Koronto» y quien colabora para las emisoras de radio Dalsan y Ergo, se hiciera eco de la denuncia, la emisora catarí Al Yazira (en su versión en inglés) emitía un reportaje sobre el incremento de violaciones en esta ciudad.
Por ello, ante estas dos mediáticas acusaciones, el Departamento Central de Investigaciones de Somalia decidió interrogar tanto a «Koronto» como a Omar Faruk, corresponsal del servicio en árabe de la emisora internacional. Sin embargo, y de forma sorprendente, el primero era detenido, pese a que no se habían presentado cargos en su contra. Finalmente, el reportero sería absuelto el pasado 17 de marzo, tras un lento peregrinaje por la Justicia local.
Los casos de Congo y Sudán
Pese a ello, no es la única polémica sexual que ha sacudido los campos de desplazados internos del continente en los últimos tiempos.
En agosto, dos residentes del centro El-Amiriyah, localizado en Darfur Norte (Sudán), eran asaltadas sexualmente por una turba de desconocidos.
De igual modo, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados mostraba en diciembre su preocupación por la seguridad de los campamentos al este de la República Democrática del Congo tras producirse un ataque en el centro de Mugunga III (hogar de 30.000 almas), donde al menos seis mujeres fueron agredidas sexualmente.
En este sentido, la impunidad regional, donde las violaciones contra la población civil se han convertido en una de las más poderosas armas de guerra, parecía «contagiarse» a los propios lugares de asilo.
Y las cifras globales hablan por sí solas. Solo en los primeros nueve meses de 2012, la organización Heal Africa, que gestiona un hospital en la localidad de Goma (Kivu norte), reconocía a este diario haber recibido al menos 5.779 denuncias de agresiones sexuales.
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