Hazte premium Hazte premium

cuba

Miguel Díaz-Canel, un fiel «apparatchik»

Mientras mantiene el sistema político inalterable, Raúl Castro elige a un número dos a su imagen y semejanza: comunista leal y pragmático

Miguel Díaz-Canel, un fiel «apparatchik» efe

carmen muñoz

Es la primera vez desde la llegada de los Castro al poder en 1959 que el régimen cubano nombra a un número dos que no luchó en sus filas contra Batista. La designación de Miguel Díaz-Canel, un discreto ingeniero electrónico de 52 años con largo recorrido en el Partido Comunista (PCC), no ha desterrado la apatía con que en la isla se reciben los cambios en la cúpula por ser «más de lo mismo» y una «fachada» de cara a la comunidad internacional.

Algunos de sus portavoces, sin embargo, han destacado el cambio generacional que representa esta elección cuando el reloj biológico de los máximos líderes marca las últimas horas. «Excepto en Corea del Norte, los cambios generacionales han sido positivos en lugares como la URSS o China», asegura el cubanoamericano Carlos Saladrigas, presidente del «think-tank» Cuba Study Group .

El primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros desde el pasado 24 de febrero tiene un perfil próximo al actual presidente, Raúl Castro, que en junio cumple 82 años. Díaz-Canel es pragmático más que ideólogo, amigo de las palabras justas más que de los largos discursos, enemigo de la ostentación y divertido en la distancia corta.

«Es una forma de ganar tiempo, un señuelo para que la opinión pública caiga en la trampa»

Considerado un «buen apparatchik» del Partido Comunista —«fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado», reza la Constitución— es una incógnita su verdadera voluntad de cambio de una dictadura que solo se ha abierto a reformas económicas limitadas. Miguel Díaz-Canel debe mantenerse leal y no autopromocionarse si no quiere acabar como anteriores «delfines» del régimen cubano, según los analistas.

El excanciller Felipe Pérez Roque y el exvicepresidente Carlos Lage fueron purgados tras cometer el desliz de contar chistes sobre la salud de Fidel Castro o la capacidad política del actual número uno en presencia de una grabadora.

O como Roberto Robaina, un hábil matemático y ministro de Exteriores que fue acusado corrupción, deslealtad y de autopromocionarse como candidato del postcastrismo. Otrora niño mimado del enfermo dictador de 86 años, «Robertico» hoy pinta cuadros en La Habana, donde ha puesto en marcha varios restaurantes. Jefe de Díaz-Canel en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), ambos comparten un estilo desenfadado y próximo al ciudadano. Cuando era máximo líder del PCC en su provincia natal de Villa Clara, no era raro ver al actual número dos en bicicleta camino del trabajo con la melena al aire, hacer cola junto a una pizzería o mostrándose cercano con sus paisanos.

Fariñas, su paisano

Uno de ellos es Guillermo «Coco» Fariñas, periodista independiente de 51 años y protagonista de sonadas huelgas de hambre, que coincidió con Miguel Díaz-Canel en los entrenamientos de baloncesto en el palacio de los pioneros, en la escuela de precadetes de Santa Clara y en la Universidad Central de las Villas, donde el disidente estudió psicología y el primer vicepresidente ingeniería electrónica.

Aunque Fariñas lo define como «afable, exigente y pragmático», no cree que se convierta en el «Gorbachov cubano»: «Es una forma de ganar tiempo, un señuelo para que la opinión pública nacional e internacional caigan en la trampa». Para el premio Sajarov 2010 joven no es sinónimo de demócrata y explica a ABC que «tiene que demostrar la voluntad de hacer cambios en la forma de hacer política en Cuba».

El economista independiente Oscar Espinosa Chepe recibe con pesimismo el nombramiento: cree que «su única base política es el apoyo de Raúl Castro» y que Cuba necesita «gente con ideas nuevas para hacer cambios en el sistema político que permitan que la sociedad avance».

El activista de derechos humanos Elizardo Sánchez afirma que «el cambio de personas no indica nada en términos de reformas o cambios». «Díaz-Canel se va a limitar a cumplir órdenes», agrega.

Si en 2018 Raúl Castro cumple su compromiso de abandonar el poder (o antes si se confirma su broma «tengo derecho a retirarme ¿no me creen?»), supera las purgas y el régimen cubano sigue sobreviviendo con el maná del petróleo venezolano, entonces el número uno podría ser Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. De momento, el personaje es toda una incógnita.

Miguel Díaz-Canel, un fiel «apparatchik»

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación