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Las autoridades rusas se lanzan a la caza y deportación del inmigrante ilegal

Se produce después de que medios informativos rusos denunciaran las insufribles condiciones en las que malviven los trabajadores extranjeros y la explotación que sufren

Las autoridades rusas se lanzan a la caza y deportación del inmigrante ilegal Iliá Varlámov

Rafael M. mañueco

La nieve este año ha caído en cantidad muy superior a lo habitual y se quedó sin recoger en varios barrios de Moscú durante las últimas semanas. La causa fue una huelga de brazos caídos de los barrenderos, por lo general inmigrantes procedentes de países centroasiáticos como Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán. Se quejan de que se les paga mal y tarde sus salarios y algunos incluso de que llevan meses sin cobrarlo.

Ante las incomodidades que los viandantes están teniendo que sufrir a causa de la inmensa cantidad de nieve acumulada, muchos medios de comunicación rusos se pusieron a investigar el origen del problema.

Resulta que empresas contratadas por el municipio capitalino para hacerse cargo de la recogida de nieve realizan a su vez subcontratas con estructuras que emplean inmigrantes ilegales. A éstos, debido a su situación irregular, se les puede sobreexplotar, mantener viviendo en condiciones infrahumanas y, por lo que se ve, hasta sin pagarles el sueldo establecido.

Distintos canales de televisión emitieron espacios mostrando cómo viven los ilegales, por lo general, hacinados en sótanos insalubres o en barracas sin apenas calefacción ni cuarto de baño. El aseo diario hay que hacerlo con palanganas y a la vista de todos. El bloguero y fotógrafo ruso Iliá Varlámov hizo varios reportajes y colgó algunas de sus instantáneas en la red social Livejournal.

Se difundió también una lacrimógena historia de un tayiko detenido por agredir con su pala quitanieves a un adolescente que le profirió un insulto racista. El chico sufrió leves rasguños pero al inmigrante le espera un juicio y podrían caerle hasta seis años de cárcel. Su desconsolada esposa, también de Tayikistán e inmigrante, acude cada día ingenuamente al centro de detención con la esperanza de que le pongan en libertad.

Acusada división

Lo sucedido ha generado una acusada división en la sociedad rusa. En un lado se sitúan quienes compadecen a los extranjeros que buscan en Rusia una vida mejor y necesitan de ayuda y comprensión y en el otro los que consideran que la inmigración acarrea sobre todo problemas, entre ellos más delincuencia. Creen que sería necesario limitarla o mejor aún erradicarla.

En mitad de la controversia, las autoridades han decidido lanzarse a la caza y deportación del inmigrante ilegal. En los últimos diez días, solamente en Moscú, han sido detenidos varios centenares de inmigrantes ilegales. En un principio, según declaró la portavoz del Servicio Federal de Inmigración (FMS), Zalina Kornílova, las redadas fueron debidas a las «numerosas irregularidades observadas en el régimen de residencia de los detenidos».

Pero el pasado martes, la jefa del FMS de Moscú, Olga Kiríllova, dijo que no se trata sólo de luchar contra los ilegales, sino también «hacer que los patronos cumplan las reglas de contratación de inmigrantes». Lo cierto es que la excesiva burocracia y la corrupción suele ser a menudo la causa de que los trabajadores extranjeros no puedan regularizar a tiempo su situación, circunstancia que es aprovechada por quienes les explotan y por ciertos policías corruptos que les esquilman lo poco que ganan bajo la amenaza de entregarlos a la Justicia.

Adaptación

El Ayuntamiento de Moscú acaba de crear unas patrullas especiales para luchar contra la inmigración ilegal. Según el FMS, cada año llegan a Rusia unos 12 millones de inmigrantes. El número de «ilegales» en 2012 alcanzó la cifra de 3,5 millones. Según informaciones aparecidas en el diario Izvestia, la llamada «Plataforma Civil», partido que dirige el multimillonario Mijáil Prójorov, propone crear una especie de «reservas» en donde los inmigrantes residirían temporalmente hasta su «adaptación» a la vida en Rusia.

La formación de Prójorov sostiene que, de aquí a 2020, el país necesitará 40 millones de trabajadores extranjeros. En Moscú suelen ser demandados en la construcción, el sector textil y como barrenderos.

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