Barclays

Jaime Bayly

No soy tan esnob

Después de pasar el día en la playa, leyendo poesía, bebiendo champaña, atendida por los camareros de un hotel cercano a su casa, Silvia Barclays dejó unas propinas generosas y se retiró manejando su camioneta azul de fabricación alemana, seis años de uso, treinta mil millas recorridas

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: Una rara, lánguida flor

Cierta fama tardía, otoñal, persigue a Barclays en su periplo europeo. Personas que hablan la noble lengua española desean conocerlo, retratarse con él y darle regalos

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly : Estoy quebrado

Barclays se pregunta si debe ser compasivo e indulgente con su amigo, si debe honrar una antigua amistad y enviarle más dinero, incluso si Angulo lo gasta en drogas

Jaime Bayly

Relato de Jaime Bayly: El cuaderno negro del rencor

Barclays no parece haber nacido para comprender, olvidar los agravios y perdonar. Parece haber nacido para irse a la guerra, para convertir un pequeño conflicto en la guerra del fin del mundo

Destripando el euríbor

Daniel Caballero

Su historia está plagada de puntos negros: varios bancos lo manipularon hace años y en la crisis financiera no se podía calcular de forma real

Jaime Bayly

Tiempo suplementario

Para celebrar el triunfo argentino ante la selección croata en el mundial de fútbol, exhausto y sin voz de tanto gritar, Barclays resolvió entonarse con una pastilla de Viagra para jugar esa misma noche un partido aparte con su esposa Silvia

Jaime Bayly

Coitus interruptus

Barclays y su esposa están haciendo el amor en vísperas de que ella cumpla años. De pronto, ella se queda dormida y empieza a roncar.