Doña Letizia Ortiz Rocasolano, nació
en Oviedo el 15 de septiembre de 1972 en el sanatorio de Miñor,
un inmueble situado en la avenida de Galicia que hoy es sede de la Fundación
auspiciada por el filósofo Gustavo Bueno. Fue la primera de las
tres hijas del jovencísimo matrimonio formado por el ovetense Jesús
Ortiz Álvarez y la madrileña Paloma Rocasolano.
La madre de Paloma, Enriqueta, es asturiana, por lo que los Rocasolano
pasaban las vacaciones de verano en la capital del Principado. Así
se conocieron y entablaron su noviazgo los padres de la futura Princesa.
El día en que Letizia vino al mundo, un viernes, aún no
se barruntaba el final de la dictadura, aunque el sistema presentaba fisuras
y bostezaba en la inercia. Vetusta, el Oviedo de Clarín, ya había
despertado de la modorra y la hipocresía decimonónica de
«La regenta», pero aún no respiraba la libertad que
trajo pocos años después la Monarquía. Franco, en
el palacio de Ayete de San Sebastián, consumía las últimas
jornadas de sus vacaciones estivales y la televisión empezó
a emitir aquel día a las dos del mediodía, por ser jornada
laborable: carta de ajuste, el informativo, «Embrujada», dibujos
animados, «La noche de los tiempos», un programa histórico
en el que se abordó «El 2 de mayo», y Estudio 1, con
la obra de Arniches «Vivir de ilusiones».
Paloma y Jesús se habían casado el 2 de octubre de 1971
en Oviedo. Ella tenía diecinueve años y él veintidós.
Un mes después Jesús Ortiz fue llamado a filas y tuvo que
marcharse a León, mientras Paloma permanecía en la casa
de los padres de su marido, en la calle de Luis Pérez de la Sala.
En aquel momento, la madre de Letizia estudiaba el tercer y último
curso de Enfermería y Jesús compatibilizaba estudios de
Derecho con la «mili» y con colaboraciones profesionales con
Radio Oviedo, perteneciente entonces a Radio Cadena Española, donde
su madre, Menchu Álvarez del Valle, era la locutora más
popular.
Una «z» casi por azar
La primogénita de los Ortiz Rocasolano fue bautizada catorce días
después de nacer, el 29 de septiembre, en la capilla del Cristo
de las Cadenas, dependiente de la parroquia de San Francisco de Asís
conocida como «la redonda». Recibió el sacramento de
manos del sacerdote Francisco Ezquerra y fueron sus padrinos Francisco
Rocasolano, hermano de su madre, y Cristina Ortiz, hermana de su padre.
La «z» de su nombre, que ha dado lugar a tantas especulaciones,
fue el resultado de una mezcla de la voluntad y del azar. Paloma Rocasolano
había entablado amistad con una italiana, de nombre Letizia, y
le encantaba la expresiva sonoridad de la «z» pronunciada
al modo original. Pero el padre, al llegar al Registro, se atuvo a la
grafía española y escribió «Leticia»
en el impreso. Sin embargo, el funcionario se cerró en banda: sólo
podía admitir María Leticia, tal y como estaba estipulado
entonces para los casos en que el deseo de los progenitores rebasaba los
estrictos cánones del santoral.
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