Por primera vez, el Cónclave se desarrolla en dos lugares diferentes del Vaticano: la Capilla Sixtina, donde se celebrarán las votaciones, y la Residencia Santa Marta, un moderno edificio de cinco plantas en el que se alojan los cardenales.

La "Domus Sanctae Marthae", nombre oficial de la residencia Santa Marta, se levanta en el mismo lugar donde hace años estaba el Hospicio del mismo nombre, a pocos metros, a la derecha, de la basílica de San Pedro, y fue construida por iniciativa de Juan Pablo II para hacer más cómoda la vida a los cardenales, sobre todo a los ancianos, durante los días que dure el Cónclave. Aparte del Cónclave, en la que sólo puede ser usada por los cardenales, Santa Marta se utiliza en tiempos "normales" como alojamiento de personalidades, purpurados y prelados que visitan el Vaticano.

La "casa de los cardenales electores", como ya se le conoce, tiene cinco plantas, 106 confortables habitaciones tipo "suite", 22 habitaciones individuales, un apartamento y numerosos salones, que serán usados por los "Príncipes de la Iglesia" para cambiar impresiones. Las habitaciones se han asignado por sorteo, de acuerdo con la norma papal. Cada una de las cuales dispone, además del correspondiente cuarto de baño, de un estudio y una librería.

Aunque de presencia austera, los suelos son de mármol, las puertas de maderas nobles y las camas de las habitaciones, mesas y sillones son bellos muebles de época. Las paredes están decoradas con cuadros que representan, entre otros, a Cristo, la Virgen y san Pedro, y hay varias estatuas de Juan Pablo.

Dispone de una luminosa capilla presidida por un crucifijo de madera tallada. El comedor, amplio, luminoso y de mármol, está distribuido en numerosas mesas para siete comensales, que usarán los cardenales para intercambiar opiniones a la hora de las comidas.

Como establece la normativa vaticana, durante el Cónclave el aislamiento de los electores será total y deberán abstenerse de correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios con personas ajenas al cónclave. Por ello, durante los días del Cónclave desaparecerán de Santa Marta las televisiones, teléfonos, radios y cualquier otro medio que pueda violar lo estipulado por Juan Pablo II en la Constitución Apostólica "Universi Dominici Gregis", sobre la Sede Apostólica y la elección del nuevo Pontífice.

Si algún cardenal necesita algo, el Sustituto de la Secretaría de Estado, uno de los escasos cargos que no cesan cuando muere un Papa, actualmente el arzobispo argentino Leonardo Sandro, se encargará de proveer, a la vez que controlará que todo se desarrolle según la normativa vaticana.

Los cardenales, de todos modos, pueden salir de la residencia Santa Marta para meditar, pasear y otros menesteres, siendo esta la primera vez en la historia de los cónclaves en que todo el recinto vaticano se considerará "área del cónclave". Con la apertura de Santa Marta, los cardenales ya no estarán "encerrados", como ha sido habitual hasta el último cónclave, en las monumentales habitaciones cercanas a la Capilla Sixtina.

Hasta ahora, durante los anteriores cónclaves se instalaban habitaciones separadas por mamparas, sin duchas y con las ventanas selladas, lo que era un tormento para los purpurados más ancianos. Los cardenales sólo disponían en sus habitaciones de los clásicos orinales, que a la mañana siguiente sus secretarios vaciaban en los escasos aseos comunes (uno para cada diez).

El Cónclave seguirá teniendo como lugar de las votaciones la inigualable capilla en la que Miguel Ángel pintó el Juicio Universal. Los 115 cardenales que participarán en el Cónclave serán trasladados todos los días que dure el cónclave desde Santa Marta hasta la Sixtina para el voto. Aunque de momento se desconoce como será el trasladado, no se descarta que lo sean en autobús u otro medio motorizado o que incluso puedan ir a pie y
regresar de la misma manera.

La distancia que separa Santa Marta de la Sixtina es de cerca de un kilómetro. Los cardenales saldrán de Santa Marta y bordearán la basílica de San Pedro por detrás. Pasarán por delante de la Iglesia de San Esteban de los Abisinios y proseguirán por la Vía delle Fondamenta, hasta llegar al Arco de San Dámaso. Entrarán en el Patio de San Dámaso, ya en el Palacio Apostólico, y desde allí se dirigirán a la Capilla Sixtina.