
Un siglo contado por ABC
Lindbergh, un vuelo hacia la gloria
A
comienzos del siglo XX, los pioneros de la aviación se convirtieron
en héroes cuyas hazañas eran seguidas con gran expectación.
Entre todos los hitos, destaca el que protagonizó Charles A. Lindbergh
durante el 20 y el 21 de mayo de 1927. El piloto norteamericano realizó
el primer vuelo sin escalas entre las ciudades de Nueva York y París.
El hecho conmocionó al mundo. Les ofrecemos algunos extractos de
las noticias que sobre aquel «salto» publicó nuestro
diario.
(Publicado en ABC el 21-5-1927)
Empieza la aventura
Nueva York 20, 1 tarde. El aviador
Lindbergh ha emprendido el vuelo, sin escala, con dirección a París,
esta mañana, a las siete y cincuenta y dos minutos, hora americana.
Lindbergh vuela solo, en un pequeño aparato sin flotadores ni radio.
Se le llama, con admiración cariñosa, el loco de los aires
Milford (Condado de Hants, Nueva Escocia) 20, 5 tarde. El
aviador Lindbergh ha pasado a las 13,50.
Halifax (Nueva Escocia) 20, 7 tarde. El aviador Lindbergh
ha pasado por Mungrave (Estrecho de Kanso) a las 16,05.
(Publicado en ABC el 22-5-1927)
La madre del héroe
Nueva York 21, 12 noche. La madre de Lindbergh vive en Detroit,
donde es profesora de Química en la Escuela Superior. Cuando se
dirigía a dar en ella su clase fué informada de que su hijo
se disponía a realizar la travesía del Atlántico,
y contestó que tenía absoluta confianza en que conseguiría
llegar a París, añadiendo que, de ser posible, le hubiera
acompañado. Rogó a los periodistas que no la dejaran sin
noticias de los incidentes y etapas del vuelo.
Expectación por todo lo alto
Nueva York 21, 2 noche. Puede afirmarse, sin incurrir en exageración
alguna, que millares de personas siguen con gran expectación y
creciente interés los detalles de la proeza que intenta el aviador
Lindbergh. El público, que no puede contener su impaciencia, acude
constantemente a los centros de información en demanda de noticias.
Desde el mediodía circularon los rumores más contradictorios
e inverosímiles. Todos los diarios publican el retrato del aviador
en primera plana, denominándole «el loco del aire»,
y dicen que la hazaña que realiza ese joven de veinticinco años
es superior a todas las realizadas hasta ahora.
San Juan de Terranova 21, 1 madrugada. El capitán Lindbergh pasó
por esta ciudad, con una rapidez aterradora, a las ocho y cincuenta de
la noche (hora local). Ya no verá tierra hasta llegar a Irlanda,
adonde podrá llegar hacia las diez de la mañana de hoy.
Dublín
21, 4 tarde. (Urgente) El avión de Lindbergh ha sido visto, a las
tres menos diez, a unas 10 millas del Cabo Valentia, en Irlanda.
Londres 21, 2 noche. Un avión, que se cree sea el
de Lindbergh, ha pasado sobre Prawh Point, en el sur del condado de Devon,
a las diez y nueve cuarenta y cinco.
La llegada a París
París 21, 2 noche. A las veintidós veinte
(hora francesa) ha llegado al aeródromo de Le Bourget el aviador
americano Lindbergh, entre las entusiastas aclamaciones de una inmensa
muchedumbre que había acudido a recibirle.
Madrid. 21. Una nueva y gloriosa hazaña, hija del
valor y la inteligencia del hombre, registra hoy la Aviación mundial
con el maravilloso vuelo realizado por el norteamericano Lindbergh. Un
nuevo triunfo para la civilización y el progreso, que ha de llenar
de orgullo a la Humanidad. (...) En un monoplano de 15 metros, sin flotadores,
sin telegrafía sin hilos, con un peso bastante importante, el intrépido
aviador Lindbergh levanta su vuelo en Nueva York con no pocas dificultades
y ante la admiración de las gentes, sin otra compañía
que una pequeña gata gris, que le sirve de «mascota»,
se pierde en la lejanía, camino de París. «Ahora entro
en capilla —dice el valiente aviador al emprender el vuelo—.
Si llego a París, es que me han indultado.» Y, en efecto,
jugándose la vida, va a bordo del Espíritu de San Luis a
velocidades extraordinarias, cruza sobre el Océano, entre cuyas
aguas duermen el sueño de la muerte otros héroes que intentaron
antes esa hazaña. (...)
Quién es el capitán Lindbergh
Carlos Lindbergh es piloto de la línea comercial Chicago-San
Luis, y capitán de la Guardia Nacional del Missouri. Tiene veinticinco
años, y, aunque nacido en Estados Unidos, su padre es de origen
germano. (Excelente cumplidor de sus deberes, su vida como aviador tenía
los estrechos límites de los viajes periódicos desde Chicago
a San Luis.
...) Hace unos cuantos meses, cuando el célebre hotelero de Nueva
York, Raymond Orteig, actualmente en Francia, ofreció un premio
de 25.000 dólares al primer aviador norteamericano que, en vuelo
directo, fuera de Nueva York a París, su natural espíritu
soñador concibió la idea de inscribirse para la famosa prueba.
Comunicó la idea a varios comerciantes de San Luis y de Chicago,
que le brindaron decidido apoyo económico, dedicándose entonces
al estudio de las condiciones técnicas del vuelo.
Lindbergh pensó, para llevar a efecto su arriesgada aventura, en
un monoplano, siempre más rápido que un biplano; exigiendo
un Ryan. (...) El avión ha sido bautizado con el nombre de Espíritu
de San Luis. Tiene 46 pies de envergadura, y no lleva flotadores, pero
sí una cámara neumática, para el caso de tenerse
que posar sobre el mar. Es un avión metálico, con alas de
madera. En dichas alas va escrito, en grandes caracteres negros, el nombre
del avión. (...) El famoso aviador no se ha servido para la travesía
del Atlántico más que de una sencilla brújula, pues
ni sextante siquiera ha llevado. El Espíritu de San Luis tiene
un peso de dos toneladas y media, pudiendo cargar en sus depósitos
2.000 litros de gasolina y 120 de aceite. El radio de acción del
avión alcanza a 7.000 kilómetros. Lindbergh ha dispuesto
a bordo de su aparato de escasos alimentos: chocolate, agua filtrada,
café y galletas. (...) Ha empleado en su vuelo transatlántico
treinta y tres horas y treinta minutos. Como la distancia salvada se aproxima
a los 6.000 kilómetros, ya que, por buscar la costa occidental
de Irlanda, se ha desviado algo de su ruta, el hoy famoso aviador norteamericano
ha podido sacar una media horaria de 180 kilómetros.
(Publicado en ABC el 24-5-1927)
El recibimiento
París
23, 5 tarde. (...) El entusiasmo fué desbordante, y desde el instante
en que se supo que el gran aviador volaba sobre tierra francesa, una inmensa
muchedumbre se dirigió por todos los medios de locomoción
al aeropuerto de París, mientras compactas manifestaciones recorrían
las principales calles, pidiendo que fueran izadas en los edificios las
banderas americanas. El espectáculo nos retrotraía a tiempos
de hace diez años, cuando el Espíritu de San Luis eran los
barcos americanos y los Lindbergh millares de soldados que, atravesando
también el Atlántico, venían a Francia para decidir
la victoria.
Lindbergh ha conquistado, además del Océano, a París
entero. Alto, delgado, con cara de estudiante, ojos inquietos, frente
despejada, rodeada por una rubia y espesa cabellera, predispone a la simpatía.
Esta es la primera impresión que recibimos al verle al lado del
embajador de los Estados Unidos, Mr. Myron Herrick, en el hall de la Casa
de la Prensa, respondiendo con naturalidad admirable a las preguntas que
le dirigen los periodistas.
Hay quien le pregunta:
—¿Cuál ha sido la parte más peligrosa de su
viaje?
Y Lindbergh ha contestado:
—Mi llegada a Le Bourget, al verme en medio de la muchedumbre, que
me aplaudía con entusiasmo y deseaba llevarme en hombros.
En efecto, el instante fué peligroso, pues el público arrolló
a las fuerzas encargadas de mantener el orden.(...) Lindbergh escapó
difícilmente del entusiasmo público, gracias al suboficial
de Aviación Détroyat, que, al bajar del <CF44>Espíritu
de San Luis</CF>, le cogió en sus brazos hercúleos
y le libró de los miles de brazos que querían abrazarle.
Pingües ofrecimientos
Nueva York 23, 1 tarde. (...) Entre ellos figuran uno de los “music-halls”
neoyorkinos, que se eleva a 400.000 dólares; otro de 200.000 de
una compañía cinimatográfica; otro de 10.000, de
una empresa de teatros, y otro de 50.000 de una Compañía
de radio. (...) El total de los ofrecimientos transmitidos ayer rebasa
largamente el millón de dólares.
(Publicado en ABC el 25-5-1927)
Las dulces horasParís 24, 7 tarde. Lindbergh saborea dulcemente
las horas posteriores del triunfo. (...) Las fiestas durarán hasta
el sábado próximo, día en que Lindbergh marchará
en avión a Bruselas, invitado por el Rey Alberto. Antes de comenzar
sus visitas a las capitales europeas que le han invitado, (...) volará
un día en Le Bourget en el Espíritu de San Luis. Lindbergh,
hasta ahora, ha recibido las invitaciones oficiales de Londres, Estocolmo,
Berlín y Roma. (...) Las naciones comienzan a disputarse el honor
de recibir al gran aviador, como en los tiempos antiguos las ciudades
de Grecia se disputaban el de haber dado al mundo la egregia figura de
Homero Ceria.
Nueva York 24, 8 noche. Los periódicos de Nueva York, en la tarde
del sábado y en la mañana del domingo, tiraron más
de un millón de ejemplares de sus extraordinarios para dar noticias
del curso del vuelo y de la llegada de Lindbergh a Le Bourget (París).
(Publicado en ABC el 29-5-1927)
Una idea de ABC
La iniciativa de ABC para que Lindbergh embarque en Cádiz
al regresar a los Estados Unidos permitirá el público y
solemne agasajo en que Andalucía representará a toda España.
En esta capital, como en Sevilla, no hay que decir con qué alborozada
impaciencia se espera que sea un hecho la propuesta de ABC y el aplauso
con que se nos estimula a insistir en ella.
(Publicado en ABC el 30-5-1927
¡No rompáis el aparato!
Londres 30, 10 mañana. Un gentío inmenso acudió
ayer al aeródromo del Croydol, para presenciar la llegada de Lindbergh.
(...) El aviador tuvo que ser protegido por la Policía, pues la
multitud amenazaba aplastarlo.(...) En medio del desbordante entusiasmo
popular, Lindbergh tuvo que subir a la torre de observaciones, desde donde
se dirigió a la multitud, por medio de un altavoz, dando gracias
por las aclamaciones de que era objeto, pero añadiendo: «¡Por
el amor de Dios, no rompáis el aparato!»
(Publicado en ABC el 1-6-1927)
Londres 31, 2 tarde. (...) En Portsmouth será desmontado
su avión y acondicionado para su regreso a América. Lindbergh
ha sido recibido por el Rey, quien impuso al célebre aviador la
cruz del Mérito de la Aviación militar británica.
(Publicado en ABC el 11-6-1927)
Jamones y jarabe
Nueva York 10, 6 tarde. Reina enorme entusiasmo en todo
el país ante la próxima llegada del aviador, que mañana
es esperado en Washington. (...) Lindbergh se verá sorprendido
a su llegada al contemplar los numerosos camiones cargados de las cartas
y paquetes postales que le han sido enviados de todos los puntos de los
Estados Unidos. Grandísimo número de fotografías
de señoras y señoritas, (...) conservas de todas clases,
jamones enteros, botellas de jarabe, cajas de huevos, paquetes de chocolate,
corbatas, calcetines de seda y toda clase de prendas de vestir. Abundan
también los poemas y otras composiciones cantando su hazaña,
y numerosas cartas con peticiones de dinero. (...) La recepción
en Nueva York será uno de los actos más grandiosos y sin
igual en la historia de los Estados Unidos. Los periódicos calculan
que acudirán a la capital varios millones de personas para presenciar
el recibimiento.(...) Dicho día será declarado festivo,
y cerrará incluso la Bolsa. El presidente Coolidge ha elevado a
Lindbergh al grado de coronel de la reserva, de Aviación
(Publicado en ABC el 13-6-1927)
Lindbergh ha llegado a EE.UU.
Washington II, 9 mañana. Esta mañana ha llegado
el «Memphis», a bordo del cual regresa Lindbergh. Tan pronto
como el vapor fue visto, comenzaron a saludar con las sirenas todos los
buques allí fondeados. Lindbergh se trasladó seguidamente
a Washington.
(Publicado en ABC el 15-6-1927)
Washington 14, 2 tarde.
Lindbergh salió de esta capital a las nueve, escoltado
por 30 aviones militares. Lindbergh pilotaba otro avión militar,
por haber observado que el motor del Espíritu de San Luis funcionaba
con irregularidad. El héroe del Atlántico llegó a
Nueva York a las doce y media, siendo objeto de un recibimiento indescriptible.
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