Felipe
y las Fuerzas Armadas
Por Eduardo Serra. Ex ministro de Defensa
La
relación de S.A.R. el Príncipe de Asturias con las Fuerzas Armadas trasciende
con mucho lo que nos puede sugerir una fotografía del Príncipe en maniobras
o presidiendo alguna parada militar.
En primer lugar, el Príncipe de Asturias se formó en cada una de las
tres Escuelas Militares (Zaragoza, Marín y San Javier). Ello supone
que ha sido educado bajo el principio de «espíritu de servicio» tan
caro a la institución castrense, y tan necesario en la vida social,
en la que se está para eso, para servir.
Esa idea
de servicio
Además, ha vivido en carne propia lo que es y lo que vale el compañerismo,
el sentirse uno más y como los demás. Para S.A.R. que en tantos momentos
tiene y tendrá que estar en posición diferente, le tiene que haber resultado
especialmente útil además de gratificante.
No menos importante es que se le haya imbuido ese principio, a veces
tan mal entendido, de «dar la vida por España» porque, además de remachar
la idea de servicio, indica la profundidad del compromiso que, si en
muchos casos no requiere revestir forma heroica, en todos exige un especial
celo en la vida cotidiana, que es otra forma de dar la vida.
En segundo y último lugar (la brevedad de este artículo no me permite
ser exhaustivo) el Príncipe, como militar que es, sigue la carrera -militar-;
va ascendiendo conforme marcan las Leyes y como hacen sus compañeros
(las inevitables singularidades, derivadas de su condición, fueron salvadas
por la vigente legislación de personal de las FAS de 1999). Ello le
ha permitido y le va a seguir permitiendo ser más consciente de las
etapas en las que consiste, toda vida profesional, remachando así la
idea, tan útil y necesaria, de la formación continuada o, si se prefiere,
de la adaptación y puesta al día permanente.
Todo ello hace que S.A.R. haya sido educado en unos principios muy convenientes
para sus futuras funciones. Los militares puedan sentirse orgullosos
de que el futuro Rey de España sea uno de ellos y los españoles podemos
sentirnos seguros de quien en el futuro nos representará a todos.
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