La victoria póstuma de la Armada Invencible: la tragedia española que une Irlanda
Homenajes, monumentos, leyendas y la toponimia recuerdan en la isla verde la historia de los prisioneros de la flota de Felipe II

«Mando que se diga por mi ánima nueve misas a la limpia concepción de Nuestra Señora de Santa Marina, en el altar de San Roque [...]; que yo perdón pido de cuantos males he hecho, y así le suplico ser merecedor de hacer cumplir este ... testamento. El verdugo no me da más lugar», escribió de su temblorosa mano Antonio de Ulloa y Sandoval, superviviente de la Armada Invencible que fue decapitado pocos minutos después en la cárcel de Galway. Un improvisado testamento lleno de faltas de ortografía y repeticiones que da fe del tormento sufrido por los miles de españoles que encallaron en la costa irlandesa, pero que se niegan a callar.
El descubrimiento de este texto es uno de los valiosos frutos de la larguísima investigación de Pedro Luis Chinchilla, el español que más sabe sobre las víctimas de la empresa que Felipe II envió a las islas británicas en 1588. Este murciano, que se dedica al márketing digital, se enchufó espiritualmente a esta historia de prisioneros y náufragos de una manera tan súbita que convierte a San Pablo en un mal jinete. «Hay para mí un componente mágico, esotérico, como lo quieras llamar… que yo antes tenía y he ido perdiendo, que me avisaba cuando estoy cerca de sitios que son especiales, que contienen yacimientos o grandes historias», explica Chinchilla, que acaba de publicar 'Los prisioneros de la Armada Invencible' (Ediciones B).
Si Felipe II dijo, según la tradición, que «los elementos» habían desarbolado su flota, bien puede Chinchilla culpar también a «los elementos» de llevarle a la costa irlandesa. El investigador se encontraba recorriendo por turismo el oeste de la isla verde cuando sintió una conmoción en la Fuerza. «Le dije a mi mujer: 'Mira, aquí hay algo'. Paramos el coche y parecía al principio que me había equivocado, que allí no había nada, pero entonces encontré una placa en el suelo casi escondida por la hierba. La inscripción recordaba que allí había naufragado la San Nicolás Prodanelli. Me impactó mucho».
La imagen de una tragedia española en un lugar tan remoto no se le fue de la retina. En cuanto volvió a España empezó a leer de forma obsesiva sobre la Gran Armada, se sacudió los mitos que presentan lo que fue un desastre a causa de los naufragios como una resonante victoria inglesa y desde entonces no dejó de regresar una y otra vez a Irlanda dando voz a quienes la perdieron.
Tres décadas después se ha convertido en Mr. Pedro, «gran amigo y benefactor» de una red de pueblos de la costa irlandesa que buscan recuperar aquella historia que va más allá del plano militar. Que habla de hombres huyendo desnudos por una tierra desconocida. De fugas que palidecen a la de 'La gran evasión'. De niños agrupados en una pandilla salvaje. Y de una matanza que se aplicó de manera sistemática por toda la isla. «No tengo ni idea de por qué siempre se está debatiendo sobre cuestiones navales, sobre potencia de fuego o sobre estrategia, pero nunca se ha investigado a fondo la parte humana de la tragedia», explica Chinchilla tras recuperar la historia olvidada de casi 800 personas.
Dos países hermanos
En el verano de 1588, la gigantesca armada que el Rey de España envió a derrocar a la Reina inglesa se mostró incapaz de contactar con el Ejército de Flandes y, sin apenas haber trabado combate contra sus enemigos, volvió a España rodeando las escarpadas costas de Escocia e Irlanda. Fue entonces y no antes cuando se produjo el desastre entre las tripulaciones agotadas y diezmadas que, además, portaban una cartografía incompleta sobre la costa. En las siguientes semanas se vivió la pérdida de decenas de barcos a consecuencia de las malas condiciones climatológicas. Desde el extremo sur de Causeway, en Irlanda del Norte, hasta el extremo sur de The Brackets, en Kerry, hay veintiséis sitios identificados como naufragios.

La escasez de tropas inglesas y los aires de independencia que ya se respiraban en Irlanda empujaron a las autoridades reales a ejecutar en el sitio a las fuerzas invasoras para evitar que los clanes unieran fuerzas con ellos. «En Inglaterra o Escocia, los prisioneros permanecieron encerrados pero no sufrieron especial inquina, pero en Irlanda, un país sin ley, sufrieron una aniquilación sistemática», apunta el autor de la web ArmadaInvencible.org. Irlanda, que supuestamente era un territorio favorable a los españoles, resultó su peor pesadilla. Los ingleses los masacraron, mientras los lugareños les robaban sus valiosas ropas.
La toponimia de la isla está hoy repleta de referencias a nombres macabros como 'Colina de los ahorcados' o 'Tumba de los españoles' que recuerdan el fatal desenlace, aunque también hay menciones a supervivientes que salvaron la vida gracias a los lugareños y que han dado lugar a la creencia popular de que los irlandeses con tez morena y ojos oscuros son descendientes de aquellos españoles. «Hay mucho mito suelto y hasta es posible que algunos nombres españoles vengan de antes. Se tiende a olvidar que el comercio entre España e Irlanda, por ejemplo de vino o aceite, ha sido gigante durante siglos. Somos dos países hermananos», afirma el escritor.
«Los españoles y los irlandeses han disfrutado de una estrecha afinidad que se remonta a los albores de la Historia»
Como si fuera un Papá Noel fuera de temporada, Chinchilla lleva siempre que puede objetos y documentos relacionados con la Armada a las localidades que homenajean este hecho histórico. Se trata de pueblos pequeños y aislados que viven con devoción cada nuevo descubrimiento y que ven una gran oportunidad turística en esta historia. Es el caso de Streedagh, donde tres grandes navíos de la Armada se perdieron junto a mil personas. Los barcos permanecen intactos bajo la arena, de la que se han extraído doce cañones y muchas piezas históricas que están en el Museo Nacional de Irlanda. Los locales tratan los pecios con tanto mimo que cada vez que hay tormenta los submarinistas aficionados acuden al día siguiente a revisar que todo siga igual. Igual de muerto, igual de vivo.
«Los españoles y los irlandeses han disfrutado de una estrecha afinidad que se remonta a los albores de la Historia. Los caciques irlandeses del siglo XVI buscaron ayuda militar en España en su lucha contra la agresión y la conquista de los Tudor. España era nuestro aliado natural y, en general, los irlandeses proporcionamos refugio y sustento a los supervivientes en sus esfuerzos por regresar a casa», reivindica Eddie O'Gorman, presidente de la asociación Spanish Armada Ireland (SAI). En 2015, los habitantes de este pueblo grabaron más de un millar de cruces en la arena en homenaje a los 1.100 fallecidos que, en palabras de O'Gorman, «nunca tuvieron un entierro digno».
Misas, homenajes, monumentos, exposiciones, asociaciones… Las víctimas de la Armada Invencible siguen muy vivas gracias a pueblos como este y al apoyo que desde España brinda la Armada, que cada año envía un barco en su representación, y la embajada que concede ayudas económicas para la celebración de un acto cada septiembre que congrega a cientos de visitantes. «Lloré como una magdalena cuando vi a esa gente, unos disfrazados de soldados españoles y otros portando barcos de madera. Sentí un cariño tremendo hacia España, un auténtico respeto hacia esos soldados que les evocan a su propia lucha de 400 años contra los ingleses», explica Luis Gorrochategui, autor especializado en el periodo y buen conocedor de la comunidad de pueblos de la Armada Invencible.

Lo más relevante a nivel político es que varios pueblos de la República de Irlanda y del Norte de Irlanda están cosidos por este hecho cultural. «Hemos entablado relaciones con nuestros amigos de organizaciones similares de toda la costa oeste. Estamos desarrollando fuertes vínculos y este trabajo continúa todo el tiempo. Además, la historia se está convirtiendo en un punto central para enseñar en las escuelas locales», explica Lorna Hanvey, una de las personas que dirigen Portballintrae Heritage, asociación situada en el corazón protestante de la isla.
Sin noticias en España
El pasado 11 de junio se produjo un hito histórico cuando se celebró en Portballintrae por primera vez un acto en honor a los prisioneros de la Gran Armada, lo que incluyó un oficio religioso, la inauguración de un monumento y una composición interpretada por la orquesta nacional de Irlanda del Norte. En este pueblo del Ulster murieron 1.300 hombres de la galeaza La Girona, que se fue a pique cuando la masa de supervivientes de varios barcos intentaron huir a España. Era el 28 de octubre de 1588, el último en el que se registraron naufragios en Irlanda. «Debido al fuerte oleaje, el barco se despeñó cerca de un peligroso acantilado en Lacada Point. A uno de los supervivientes, que no hablaba inglés, se le llamó Adán por el primer hombre y hemos seguido su rastro familiar en la zona incluso en la actualidad», añade Hanvey.
Más difícil se antoja poner una pica en Inglaterra, el otro actor protagonista de la función, que tiene incrustada la supuesta victoria de Isabel I sobre los españoles como uno de sus mitos fundamentales. No obstante, el trabajo historiográfico de los últimos años ha ido limando las mentiras nacionalistas en favor de un relato más templado sobre una guerra que a los puntos ganó España. «Es un episodio que está siendo completamente revisado en Inglaterra. Les va a costar pero creo que ante los datos y las investigaciones van a tener que revisar su mito fundacional. Es un cambio irreversible», sostiene optimista Gorrochategui.
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Este coruñés participó en el año 2020 en una miniserie de la BBC titulada 'Royal History's Biggest Fibs' ('Los mayores bulos de la Historia de la Monarquía Británica'), que en España apareció algo «descafeinado» pero en Gran Bretaña marcó un punto de inflexión sobre la idea popular que hay de la Armada Invencible. Tanto el documental como sus obras parecen haber tenido más impacto en las islas que en la propia España. «Aquí seguimos con los mitos de siempre y apenas se ha movido nada. En España no hay cambio».
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