Revive el pánico de la presa de Tous: la DANA que sumergió pueblos enteros en Valencia
Debido a la gota fría que arrasó la provincia en 1982, la tarde del 20 de octubre se vino abajo el dique del embalse se derrumbó, originando una crecida de agua de más de 16.000 metros cúbicos por segundo, una de las mayores registradas en la historia de España
Directo: Suben a 95 los muertos
![Vista aérea de Alzira en la madrugada del 21 de octubre de 1982](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/10/30/alzira-1982-RajxlXKxVJGjnHD6ri7mpcN-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando elaboró su teoría sobre la denominada «gota fría» –también conocida como «DANA»– a finales de los años 30, el meteorólogo alemán Richard Scherhag (1907-1970) nunca se imaginó que este fenómenos podría causaría los estragos humanos y económicos que ha sufrido el litoral ... mediterraneo español en las últimas décadas. Desde hace ya mucho tiempo, su sola mención siembra el terror cada mes de otoño en la región, ante la posibilidad de que se vuelva a vivir una tragedia como la que estos días está padeciendo Valencia.
Esta provincia está siendo una de las zonas más castigadas por el temporal, del que sabemos que ha provocado 95 muertos, de los cuales cuatro son niños, y decenas de desaparecidos. Las imágenes están siendo dantescas. Supervivientes subidos a camiones o refugiados en montañas a la espera de ser rescatados, edificios enteros prácticamente cubiertos por el agua, cientos de coches arrastrados por las riadas como si fueran de juguete, más de sesenta carreteras cortadas y los servicios de ferrocarril suspendidos, dejando a numerosos pueblos incomunicados.
Cinco años antes fue la Vega Baja alicantina la que se convirtió en un mar de agua y barro. Aquella DANA descargó 534 litros por metro cuadrado en 48 horas, la misma lluvia que cae en todo un año en esta comarca, y desbordó el río Segura, anegando Orihuela. La escena se volvía a repetir: caminos destrozados, más de un metro de agua en las calles, coches arrastrados por la corriente, cosechas arruinadas, pérdidas que rondaron los 1.300 millones de euros, centenares de rescates y siete muertos. «La situación es catastrófica, un desastre. No había visto nada en mi vida igual y he vivido muchas riadas. Llueve y caen 100 litros, a la hora vuelve a llover y vuelven a caer otros 100 litros», comentó uno de los testigos.
Sin embargo, en la misma provincia de Valencia que hoy está siendo azotada por la gota fría, hay un suceso que se recuerda con especial tristeza cuarenta años después: la rotura de la presa de Tous el 20 de octubre de 1982, solo ocho días antes de que se celebraran las elecciones generales que dieron la victoria, por primera vez, al PSOE de Felipe González. Es cierto que el pronóstico hablaba de importantes precipitaciones, pero nadie previó lo que iba a suceder. Un desastre que el Gobierno de la época, con Leopoldo Calvo Sotelo al frente, no quiso ver en sus últimos días de legislatura.
El diluvio
El diluvio comenzó la noche del 19 de octubre de 1982 y se prolongó durante todo el día siguiente. Lo peor de todo es que el episodio de lluvias torrenciales se mantuvo prácticamente estático sobre la provincia de Valencia, en concreto, sobre las comarcas de la Ribera Alta y la Ribera Baja. Las noticias que se sucedieron durante el 20 de octubre fueron muy confusas: mientras numerosas personas aseguraban que la presa de Tous estaba sufriendo fisuras por donde se estaban produciendo fugas debido a la fuerza del agua acumulada, las autoridades siguieron negando este extremo hasta que ya se les vino encima.
Las graves inundaciones que estaba causando el Júcar aguas abajo obligó a Obras Públicas a reconocer, finalmente, un «desmoronamiento parcial del dique». ABC, que le dedicó varias portadas a aquella tragedia, fue más allá y confirmó el 21 de octubre que la presa se había roto. Fue la Guardia Civil quien le reveló a nuestro periódico que el pantano se encontraba ya «prácticamente vacío» y que todo el agua que se había acumulado durante los meses anteriores descendía imparable anegándolo todo a su paso.
«Incertidumbre y confusión», alertaba este diario el 21 de octubre. En la portada de ese mismo día, con la imagen de un puente de la ciudad de Alicante prácticamente destrozado con varios vehículos apilados por la corriente, se advertía de las «fisuras en la presa de Tous y el creciente peligro de reventón». «Valencia y Alicante, bajo las aguas», podía leerse en las páginas interiores, junto a varias imágenes de vecinos rescatados de sus casas con lanches que circulaban por las calles de varios municipios cercanos al río Júcar como si de coches se tratara.
![La presa de Tous, tras la ruptura](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/10/30/Presa-Riada-Tous-1982-U72242218166Qvb-760x427@diario_abc.jpg)
La presa
El titular de ABC del día siguiente confirmaba las peores noticias: 'La presa de Tous ya no existe'. El diario hablaba de 38 personas muertas o desaparecidas hasta ese momento. Al día siguiente se hablaba de 22 muertos y 25 desaparecidos, pero se advertía que las cifras ofrecidas por el Gobierno de Valencia y la Guardia Civil eran demasiado confusas debido al caos que estaban provocando las riadas y la dificultad en las labores de rescate. A raíz de ello, y «para no alarmar a los familiares», se decidió no publicar los nombres de las víctimas que habían sido confirmadas hasta ese momento.
Lo cierto es que la presa de Tous era una infraestructura todavía sin terminar, cuyo proyecto de construcción fue modificado en 1964 por «problemas de permeabilidad del terreno», lo que hizo que se cambiara el hormigón por «materiales sueltos». En realidad, el muro de contención se había venido abajo hacia las 19.15 horas del 20 de octubre, originando una crecida con una punta de 16.000 metros cúbicos por segundo, una de las mayores registradas en la historia de España. El agua arrasó las comarcas de la Ribera Alta y la Ribera Baja.
Aunque hubo muchas críticas en lo que respecta al retraso en la apertura de las compuertas, algunos expertos aseguran que aunque se hubieran abierto a tiempo, la presa no se habría podido salvar, puesto que el caudal de entrada superó los 7.000 metros cúbicos por segundo. «Un corte en el suministro eléctrico «Un corte en el suministro eléctrico impidió la apertura automática de las compuertas de los aliviaderos», explicó a ABC un funcionario de Obras Públicas. Tuvieron que abrir los aliviaderos a mano, pero cuatro de ellos estaban atascados. Para entonces, la presa mandaba al valle del Júcar 3.500 metros cúbicos de agua por segundo.
El derrumbe
«Esa cantidad de agua es suficiente para obligar a que se volaran los puentes de ferrocarril y de carretera, así que a las siete menos cuarto de la tarde se avisó al Gobierno Civil de que la rotura de la presa era inminente. A las siete y cuarto se escuchó un ruido y la obra, simplemente, se desmoronó», añadió el funcionario. «La construcción de Tous era técnicamente un azud, no una presa, y no podía parar una embestida de aquella magnitud», explicaba décadas después en una entrevista para la Universitat Politècnica de València, el entonces director de la Confederación Hidrográfica del Júcar Vicente Fullana.
En las poblaciones más inmediatas al pantano, como Sumacàrcer, Gabarda y Benegida, el agua llegó a los ocho metros de altura y la mayor parte de las casas quedaron bajo el agua. En Carcaixent y Alzira los vecinos tuvieron que esperar durante más de un día en los tejados de sus viviendas o en las montañas cercanas a que fueran rescatados. 'En algunas zonas el barro llega a cubrir las copas de los árboles', anunciaba otro artículo de este periódico. ABC cuantificó en más de cien mil los evacuados de unos diez pueblos, mientras que un primer balance hablaba de pérdidas de más de 18.000 millones de pesetas.
'Se teme que aparezcan más muertos cuando se remueva el lodo', subrayaba otro artículo el 23 de febrero. Los enviados especiales de ABC se encontraron con una mujer que sollozaba en la sala de espera del Hospital Clínico de Valencia. «Mi hija se está muriendo ahí dentro –les contó–. El helicóptero que iba a sacarnos del barrio de la Alquerieta, en Alzira, tiró con el viento la pared de la casa. Marcela y el niño fueron sepultados». «Llevamos ya dos días sin comer, sin que nadie nos atienda, sin darnos información. Nos dicen que tengamos calma, que no hagamos caso de la radio, porque cuenta mentiras», aseguraba otro superviviente.
Las consecuencias
El periplo judicial de los damnificados por la gota fría del 1982 y la rotura de la presa de Tous fue largo. El juicio en la Audiencia de Valencia se inició en 1989 y duró un año, pero no fue hasta 1997 cuando el Tribunal Supremo zanjó el asunto. Condenó al Estado a pagar 1,2 millones de euros en indemnizaciones a las familias de ocho fallecidos, ante la insolvencia del único ingeniero acusado, al que responsabilizó de no proveer a las compuertas de los aliviaderos de grupos electrógenos sustitutivos por si fallaba el sistema eléctrico.
Debido a la catástrofe, y con la intención de proteger a los pueblos con más riesgo de futuras avenidas, se trasladaron los núcleos urbanos de Gabarda y Benegida a zonas más elevadas. En lo que respecta al segundo, únicamente se conserva la iglesia del pueblo. Del primero, la iglesia y algunas casas habitadas se han mantenido en su ubicación.
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