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¿Cómo pudo un atleta de la Antigua Grecia ganar una medalla de oro justo después de morir?

Philip Matyszak se zambulle en su nueva obra en los cuatro años de trabajo y esfuerzo en los que deportistas, dignatarios y mercaderes preparaban los Juegos Olímpicos

El secreto psicológico de los hoplitas griegos para ser impasibles y letales en el campo de batalla

Representación de una carrera de hombres con escudos ABC
Manuel P. Villatoro

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Philip Matyszak lo tiene claro. Cuando preguntamos a este doctor en Historia romana del St John's College de Oxford por la repercusión de las Olimpiadas en la Grecia clásica, sonríe y se dispone a dar un golpe de mazo: «No tienen nada que ver. Para que las de ahora fueran como aquellas habría que juntarlas con los Óscar, la Semana Santa, la presentación del Premio Nóbel y el Festival de Cannes. Solo así entenderíamos lo que implicaban para la sociedad». Bien lo sabe, pues este verano ha publicado 'Un año en la vida de la Antigua Grecia. La vida cotidiana y la preparación de los Juegos Olímpicos' (Crítica). Un repaso novelado por ese tiempo más obviado: los meses y meses que atletas, comerciantes, dignatarios y un largo etc. se preparaban para el que, sobre el papel, era el evento más importante de su era. Hoy, nos explica el origen del evento y algunas curiosidades sobre él. Entre ellas, el atleta que ganó una medalla de oro justo después de morir...

–Cuando pensamos en Grecia obviamos el imperio helenístico. ¿Por qué ha pasado tan de puntillas, cuando abarcaba desde Babilonia hasta Sicilia?

Empezaré como hago con mis estudiantes: mencionando Alejandría Escate, la única ciudad griega conquistada por los chinos. Esta urbe nos permite hacernos una idea de hasta dónde llegaron los helenos en su extensión hasta el este, durante las conquistas de Alejandro. Esa parte del imperio, que se convirtió en el seleúcida, ha pasado de puntillas por los libros. La historia occidental se centra en Grecia solo hasta la guerra del Peloponeso. Luego, la atención gira hacia Roma y las guerras cartaginesas. Las cuales, por cierto, son contemporáneas a los hechos de esta novela, en el 248 a. C.

–¿Cuáles eran los imperios más destacados de la época?

La unidad se desmoronó tras la muerte de Alejandro. En la época que narro en la novela, el viejo imperio se dividía entre los macedonios –que dominaban Grecia–, los seleúcidas –ubicados en del levante– y los ptolomeos –en el Antiguo Egipto–. Aunque había otros tantos.

–¿Cómo era posible que todos aquellos reinos se pusieran de acuerdo para participar y organizar unas olimpiadas?

Los diferentes reinos que he descrito luchaban como escorpiones en un bote. Entre los ptolomeos y los seleúcidas hubo cinco grandes guerras y un par de conflictos menores, por ejemplo. Había mucha fricción, pero, a la vez, todos los combatientes tenían una cultura común y estaban muy orgullosos de pertenecer al mundo heleno. Los Juegos Olímpicos eran una celebración de ser griego.

–¿Se detenían las guerras en los Juegos Olímpicos?

Claro. Se aprobaba una 'tregua olímpica': un atleta no podía participar si formaba parte de un estado que estaba en conflicto. Como resultado, había unas pausas en las guerras. Lo curioso es que estos parones eran muy largos porque, sin ellos, los deportistas no podían atravesar territorios hostiles.

–¿Algún estado tenía fama de alumbrar a los mejores atletas?

En este periodo muchos atletas de élite tenían fama internacional. Viajaban por los diferentes estados para ganarse la vida con el dinero que obtenían de las competiciones. Eran igual de famosos que los futbolistas de hoy, por hacer un símil. Así que no, en la práctica no eran conocidos por la región en la que habían nacido, sino por sus habilidades.

–¿Había rivalidad en los territorios a la hora de organizar los juegos?

De hecho, los egipcios tenían los juegos ptolomeos. Su planteamiento era bueno, pero, en la práctica, se conocían como las olimpiadas secundarias. Aunque ofrecían mejores premios e instalaciones, nunca llegaron a atesorar el prestigio de los originales.

–¿Sabemos el nombre de algún atleta hispano famoso?

Vaya, esa pregunta tendría que habérmela preparado [ríe]. Para que se hubiera dado este supuesto, debería haber sido un atleta griego que viviera en una colonia griega en Hispania. Uno de los criterios era ser heleno para participar. Quizá debería haber sido alguien de Emporion. Pero si cruzas la lista de todos los ganadores, que existe, con los enclaves en la región, lo encontrarás.

–¿Por qué eran tan esperados los Juegos Olímpicos por la comunidad internacional?

Un motivo era porque las ciudades griegas eran intrínsecamente competitivas. Tener un vencedor en las Olimpiadas significaba mucho prestigio. Podían 'fardar' de ello durante cuatro años, y los ganadores eran inmortalizados en Olimpia... ¡Hasta les hacían una estatua! Las celebraciones eran increíbles. Un ejemplo: en una ocasión, se derribaron parte de los muros de una ciudad para que pasara una colosal procesión en honor de un ganador.

Un año en la vida de la Antigua Grecia

Imagen - Un año en la vida de la Antigua Grecia
  • Autor Philip Matyszak

–Habla de los beneficios de los atletas por obtener la victoria…

Muchas ciudades daban una pensión al atleta durante su etapa como deportista, además de comidas gratis en el ayuntamiento y alojamiento perpetuo. El problema era que los deportistas entraban en el 'hall de la fama' de las Olimpiadas a una edad muy temprana, así que el resto de su vida era una suerte de anticlímax. Normal. Ganar las olimpiadas era lo más grande de la época, era imposible igualarlo.

–¿Cómo era el entrenamiento de los atletas en esos cuatro años?

Antes de comenzar las Olimpiadas, los atletas debían acudir a un altar y jurar que habían entrenado los últimos meses. En caso contrario no les dejaban competir. Pero, hasta entonces, el camino era largo. Tenían un entrenador personal que les ponía una rutina de ejercicios diarios y una dieta concreta, viajaban a varios eventos deportivos para ganar forma física… No paraban.

–¿Usaban también los gimnasios?, ¿qué importancia tenían en Grecia?

Un gimnasio designaba una escuela. En Grecia, el entrenamiento físico y la educación eran la misma cosa. Practicaban deporte igual que la música o la retórica; era parte de la política griega para construir al ciudadano perfecto.

–¿Había eventos previos para elegir a los atletas?

No había eventos preliminares de forma oficial. Si venías de algún lugar y querías competir era sencillo: jurabas haber entrenado. Después, elegían a los más famosos para competir en el evento principal: la carrera del 'stadion'. Pero había una gran variedad, y se dividían por días.

–Afirma que el primer día era el más relajado…

El primer día juraban que habían entrenado y que no estaban imputados por crímenes. Después empezaba la competición de los heraldos, y el ganador de la misma obtenía el privilegio de presentar los Juegos Olímpicos. También había muchos eventos religiosos. Luego, empezaba lo bueno.

–Hace una mención especial a las carreras de carros

Las carreras de carros eran muy prestigiosas, muy parecidas a las de Fórmula 1 de hoy. Los equipos estaban esponsorizados por reyes, reinas y aristócratas. Un ejemplo. Filipo II de Macedonia recibió dos noticias que le alegraron mucho el mismo día: el nacimiento de su hijo, Alejandro, y la victoria de uno de sus corredores en las Olimpiadas.

–Narra un suceso curioso en el libro: el caso de un atleta que, a pesar de morir, ganó una de las pruebas más famosas…

Fue durante el 'pankration', que en griego significa 'toda la fuerza'. Aquí, los atletas se ponían cintas de cuero en los puños y se golpeaban entre sí. En el combate al que te refieres, uno de los luchadores hizo una llave para ahogar a su oponente. Este, a cambio, le dio un golpe en el pie tan fuerte que se lo partió y le obligó a rendirse. Pero ya era tarde; en el tiempo que tardó en darse por vencido, ahogó a su rival. Así que el muerto se declaró ganador olímpico.

Philip Matyszak ABC

–Y habla también de una prueba de mujeres con «vestidos sorprendentemente cortos»

Sí. En Esparta, a pesar de ser un estado poco funcional en muchos sentidos, las mujeres tenían mucha más libertad y no era raro que hicieran ejercicio. Se ponían un vestido sin mangas muy corto. Y, en Grecia, aquello generaba mucha controversia.

–Habla también de los 'otros intereses' que despertaban las Olimpiadas en políticos y mercaderes…

La ventaja de las olimpiadas es que cualquier diplomático podía asistir a ellas sin argumentar ningún fin concreto y, después, reunirse en un palco para hacer negocios. La élite de todo el mundo se podía juntar sin levantar sospechas. También era el evento ideal para que los mercaderes de todo el mundo se reunieran. Así, evitaban viajar a Sicilia, a África… Cerraban contratos en un solo viaje.

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