I-400: el colosal submarino portaaviones japonés ideado para desatar el terror sobre los EE.UU. en la IIGM
La obra 'Guerra en el mar. Máquinas de guerra', desvela los pormenores de este tipo de sumergibles y de otros tantos navíos que combatieron durante el conflicto
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![Representación del I-400, de J. de Velasco](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2023/10/19/principal-RlccW6yrGneku5tRV62A3xM-1200x840@abc.jpg)
La locura se desató al son del retumbar de las bombas. Allá por septiembre de 1942 el piloto japonés Nobou Fujita despegó desde un sumergible I-25 y soltó su letal carga sobre la costa de los Estados Unidos. 'Boom, boom, boom'. No provocó una ... debacle; de hecho, no hubo que lamentar víctimas y apenas se reportaron daños materiales. Lo que sí tuvo aquel golpe de mano fue una gran repercusión entre los norteamericanos. Ver un aeroplano enemigo dentro de sus fronteras después del terror sufrido en Pearl Harbour estremeció a los ciudadanos. Fue una victoria moral para los nipones que la Armada Imperial quiso replicar con la construcción de un colosal submarino portaaviones capaz de llevar la locura hasta la misma Casa Blanca.
«Japón diseñó en la Segunda Guerra Mundial los inmensos 'Sen-toku' I-400, submarinos portaaviones dotados de una rampa de despegue y un hangar para tres hidroaviones», explica José Antonio Peñas Artero en su nuevo libro, 'Guerra en el mar. Máquinas de guerra (durante la IIGM)'. Aunque la obra, editada por HRM, no se centra tan solo en estos sumergibles, sino en los buques más famosos del conflicto. Y lo hace mediante una serie de modelos en tres dimensiones que recorren todos los teatros de operaciones marítimos.
«Si la lucha fue feroz en el Atlántico y el Mediterráneo, en el Pacífico alcanzó unas dimensiones inimaginables. Allí tuvieron lugar las batallas más brutales desde el advenimiento del vapor, enfrentando a dos armadas tan formidables que a su lado la 'Royal Navy' parecía una fuerza de segunda», añade el experto.
Curiosa lógica
Narra el autor de 'Guerra en el mar' que, al comenzar el conflicto en el Pacífico, Japón contaba con una flota submarina de apenas 64 unidades operativas, aunque muy bien adiestrada. El número era similar a aquel con el que la 'Kriegsmarine' había sembrado el terror en el mar entre 1940 y 1941. «Sin embargo, los submarinistas nipones no iban a jugar un papel decisivo en la contienda en ningún momento, debido a una doctrina naval que centraba sus esfuerzos en lo que ellos llamaban la 'batalla naval decisiva'», desvela la obra.
No le falta razón. La doctrina de la Armada Imperial había sido alumbrada en 1904 y establecía que «la batalla era la única premisa para lograr la victoria». En la práctica, y por una mezcla de honor y táctica, los nipones se negaban a utilizar los sumergibles para atacar a los mercantes enemigos de improviso. Para ellos, la interrupción del tráfico marítimo y los ataques contra civiles –la conocida como 'guerra total', establecida en el primer gran conflicto europeo– suponían una deshonra. Nada que ver con las llamadas 'manadas de lobos' germanas, grupos de submarinos que se reunían para dar golpes de mano contra los grandes convoyes aliados que partían de Estados Unidos a Gran Bretaña cargados de armamento y vituallas.
![I-400: el colosal submarino portaaviones japonés ideado para desatar el terror sobre los EE.UU. en la IIGM](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2023/10/19/GUERRAMAR-U00870614287kma-624x350@abc.jpg)
En principio, los planes de los nipones en lo que respecta al arma submarina pasaban por utilizar sus unidades en una gran batalla naval de superficie contra la flota aliada; en la práctica, la de los Estados Unidos. Sin embargo, como esta era mucho más poderosa, los japoneses llegaron a la conclusión de que la única solución era combatir, pero por la noche. Sin luz, y con el radar todavía en pañales, estaban convencidos de que la superioridad numérica no sería tan determinante. El problema fue que, para impulsar esta idea, se dejaron a un lado los nuevos planteamientos de la guerra con sumergibles.
Con todo, y como bien explica Peñas, los submarinos nipones obtuvieron hundimientos destacables. «El más sonado sería el del 'USS Yorktown' al final de la batalla de Midway. El portaaviones, que había sobrevivido a su casi destrucción en la batalla del mar del Coral, donde fue dado por hundido por los nipones, y los daños sufridos en la batalla de Nagumo, donde fue de nuevo dado por hundido, estaba siendo remolcado a Pearl Harbour cuando fue avistado por el I-168», desvela. Dos torpedos después, acabó en el fondo de las aguas. El mayor reto de la Armada Imperial Japonesa fue la construcción de los I-400, un proyecto revolucionario en lo que se refiere a la estrategia y que, en parte, rompió la tendencia del país.
Portaaviones submarino
Los I-400, también conocidos como 'Sen-toku' o 'Ataque especial', fueron diseñados durante la Segunda Guerra Mundial por la Armada Imperial Japonesa. Su artífice último fue el almirante Yamamoto, ávido de llevar el conflicto hasta el continente norteamericano en 1942. La idea estaba clara: si hasta entonces los submarinos habían sido un arma destinada a hundir buques de superficie y cortar las rutas mercantes, los nipones apostarían por unos sumergibles portaaviones que emergieran frente a las costas de los Estados Unidos sin ser detectados y lanzaran contra ellas sus aeronaves. Estas, por su parte, bombardearían la región, amerizarían y se retirarían al interior de los I-400 a través de unas sencillas grúas.
«La innovación de la capacidad de ataque aéreo de los submarinos de largo alcance representó un cambio táctico en la doctrina submarina. El gran I-400, con su mayor alcance y capacidad de desplegar tres aviones de ataque 'M6A1 Seiran', fue toda una revolución», explica James Delgado, director del Programa del Patrimonio Marítimo de la NOAA en Washington, DC. El experto sostiene que el sumergible supuso una revolución tecnológica «debido a que fue un diseñado con un hangar gigantesco y hermético en el que guardar los aviones».
![I-400: el colosal submarino portaaviones japonés ideado para desatar el terror sobre los EE.UU. en la IIGM](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2023/10/19/SUBMARINOHRM-U80882681680fLR-624x350@abc.jpg)
Sus características eran tan revolucionarias como el concepto para el que habían sido ideados. Con 122 metros de eslora y 12 de manga –casi el doble en ambos casos que el submarino alemán 'Tipo VII', un habitual de la 'Kriegsmarine' germana– fue uno de los más grandes de su época. De hecho, tan solo fue superado en tamaño por los sumergibles nucleares cuando estos hicieron su aparición años después. Ideado para tener una autonomía de 60.300 kilómetros –entre 50.000 y 40.000 más que los alemanes– era considerado como un arma de larga distancia. Además, podía sumergirse hasta una profundidad de 100 metros, similar a la de sus competidores; algo nada desdeñable para un coloso que portaba en su interior un hangar completo.
Yamamoto ordenó en principio la construcción de 18 unidades; sin embargo, fue abatido en 1943 por los estadounidenses sin haber visto cumplido su sueño. En enero de 1945, con la Segunda Guerra Mundial dando sus últimas bocanadas, la Armada Imperial tan solo había recibido dos unidades: el I-400 y el I-401. La fabricación del resto quedó cancelada ante el avance norteamericano y la falta de materiales e infraestructuras. A pesar de ello, todavía hubo varios planes para estos dos gigantes. El primero pretendía valerse de ellos para bombardear el Canal de Panamá; el segundo, usarlos para atacar con armas biológicas la costa Oeste del país de las barras y las estrellas.
Al final, la armada japonesa apostó por utilizarlos de forma kamikaze, al igual que sus cazas. En agosto de 1945, el I-400 y el I-401 fueron enviados al atolón Ulithi, en las islas Carolinas, para causar los mayores daños posibles a la flota aliada fondeada en los alrededores. Pero el punto y final de la Segunda Guerra Mundial llegó antes de que entraran en conflicto. Tras la contienda, fueron capturados por los estadounidenses para estudiarlos. No obstante, cuando los americanos recibieron una petición soviética en 1946 para que les fuese entregado uno para su estudio, la Casa Blanca prefirió hundirlos frente a las costas de Oahu. El objetivo: no ayudar al gigante soviético a expandirse.
Con todo, su diseño ayudó a las nuevas naves a portar misiles balísticos en el hangar en el que viajaban los aviones.
Características
Desplazamiento – 6.600 toneladas.
Eslora – 122 metros.
Velocidad en superficie – 19 nudos.
Velocidad en inmersión – 6,5 nudos.
Autonomía – 60.500 kilómetros.
Tubos lanzatorpedos – 8.
Torpedos – 20.
Armamento adicional – un cañón de 14 cm; 10 cañones antiaéreos.
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