La gran revelación sobre la fuga de Alcatraz 50 años después: «¡Lo conseguimos por los pelos!»
Cuando desaparecieron los tres presos, ABC aseguró que era imposible escapar de la famosa prisión de San Francisco y que, por lo tanto, era probable que hubieran muerto, pero el FBI nunca encontró una prueba concluyente
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![John Anglin, uno de los fugazos de la cárcel de Alcatraz, en 1962](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/01/19/alcatraz-fugados-Rt1jRPkQeJyMZ0C6SblWucP-1200x840@abc.jpg)
Tres días después de que se produjera la fuga más famosa de la historia, ABC contaba que era imposible escapar de la cárcel de Alcatraz, ubicada en la conocida isla de San Francisco. Por lo tanto, lo más probable es que los tres presos desaparecidos estuvieran muertos. Probablemente, ahogados en las frías aguas de bahía. Sin embargo, jamás han aparecido sus cuerpos, lo que ha dado lugar a todo tipo de teorías que apuntan a que podrían haber sobrevivido y disfrutado de una vida lejos de sus celdas.
De hecho, ese mismo 14 de junio de 1962, este diario recordaba otros muchos intentos de fuga en Alcatraz que habían fracasado, pero en el caso que nos ocupa, ninguna de las cientos de pruebas que la Policía presentó a lo largo de los años fueron realmente concluyentes para determinar si el intento de Morris y los hermanos Anglin fue un éxito o no. Hubo que esperar hasta el estreno de la famosa película de Clint Eastwood, estrenada en 1979, para que el FBI cerrara el caso y concluyera oficialmente que los presos se habían ahogado antes de llegar a la costa.
Desde entonces se han estrenado documentales y publicado infinidad de libros, se han hecho públicas declaraciones de los presos con los que Frank Lee Morris y los hermanos John y Clarence Anglin compartieron pasillo en Alcatraz y hasta un científico realizó un estudio sobre las aguas de San Francisco. Todo para intentar explicar qué ocurrió, aunque siempre dejando más preguntas que certezas. A nadie parece convencerle la versión oficial dada por el FBI en 1979, que concluyó que los tres presos perdieron la vida aquel 11 de junio de 1962.
En el mismo artículo publicado tres días después, ABC daba los primeros detalles de la fuga: «Los tres atracadores de bancos hicieron un agujero en los muros de cemento. Solo usaron cucharas. Si han logrado la libertad, será la primera vez que un presidiario confinado en esta cárcel logre escapar con éxito de esta prisión, considerada la más segura del mundo. Como es sabido, se encuentra sobre una gran roca en la bahía de San Francisco. Todavía se busca a los fugitivos, que según se cree, habrán intentado salvar a nado la distancia que les separa de tierra firme. El agua, en el momento de la fuga, tenía una temperatura de 12 grados y corrientes superiores a 13 kilómetros por hora».
Un taladro eléctrico
El plan fue minucioso. Durante 18 meses, los reos cavaron un túnel no solo con las citadas cucharas de metal procedentes del comedor, sino también con un taladro eléctrico improvisado con el motor de una aspiradora. Al mismo tiempo confeccionaron unas cabezas de muñecos con pelo, papel higiénico, yeso y pintura con las que hicieron creer a los guardias que estaban durmiendo. El engaño fue fundamental para ganar tiempo y poder trepar por unos postes y atravesar el techo por los sistemas de ventilación, antes de deslizarse por una chimenea de 15 metros que desembocaba en las duchas. Según la investigación del FBI, saltaron al agua entre las 20.00 y las 2.00 horas. En ese momento, se esfumaron para siempre.
Días después se encontraron el chaleco de uno de ellos en una zona costera, los restos de la balsa construida con medio centenar de impermeables en una isla cercana y algunos efectos personales de los hermanos Anglin flotando en la bahía. Con pocas pistas más, el FBI cedió el testigo a los Marshalls, la agencia federal de alguaciles de Estados Unidos, en cuya lista de los más buscados permanecen los presos desde entonces. Los cientos de llamadas que se han producido en las últimas décadas dando información sobre el paradero de alguno de los tres fugados han resultado infructuosas. Un sobrino de los hermanos aseguró, incluso, que su abuela recibió flores con tarjetas firmadas por John y Clarence varias veces después de la fuga, pero nada.
El caso fue cayendo en el olvido hasta que, en 2013, la Policía de San Francisco recibió una carta firmada, supuestamente, por uno de ellos: «Mi nombre es John Anglin. Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y me encuentro en mal estado. Tengo cáncer. Sí, nosotros lo conseguimos aquella noche… ¡aunque por los pelos!». A continuación ofrecía un pacto a las autoridades: «Si anuncian en televisión que me prometen que iré a la cárcel solo un año y que me darán atención médica, escribiré de vuelta para decirles dónde estoy exactamente. No es una broma».
De Seattle a Washington
Esta misiva fue la mayor revelación sobre el caso desde que se produjo la fuga en 1962. El documento fue analizado por el FBI para determinar si era auténtica, pero los resultados no fueron concluyentes. En ella, según señaló la agencia, el supuesto fugitivo señalaba también que Morris había fallecido en 2008 y que su hermano, en 2011. John Anglin aseguraba igualmente que había vivido durante muchos años en Seattle, en el Estado de Washington, además de ocho años en Dakota del Norte, un Estado que habría abandonado para llegar después a Carolina del Sur. La esperada aparición del antiguo preso de Alcatraz nunca se produjo, pero la carta sirvió para que se reabriera el caso y para que creciera el interés por parte de la opinión pública.
Un año después, científicos holandeses de la Universidad Técnica de Delft y el instituto de investigación Deltares presentaron una investigación que simulaba los movimientos de estos tres hombres aquella noche. El estudio, un modelo hidráulico de alto rendimiento para simular el movimiento de las masas de agua en deltas y bahías, concluyó que la fuga pudo ser posible. Si salieron esa noche alrededor de las 23.30 horas, su bote habría llegado justo al norte del Golden Gate.
En 2015, un documental de History Channel también mostró una fotografía de los hermanos Anglin en una granja de Brasil que habría sido tomada 13 años después de la famosa huida. Sus sobrinos, Ken y David Widner, declararon haber recibido el documento de manos de un amigo de la familia llamado Fred Brizzi que conocía a John y Clarence antes de ingresar en Alcatraz. Según este, un día se encontró con ellos en un bar de Río de Janeiro y le propusieron ir a la granja que los reos mantenían para retratarlos con su cámara. Más tarde, un investigador forense echó un vistazo a la imagen y concluyó que era «muy probable» que se tratara de los compañeros de Morris por sus estructuras faciales.
Una vez más, nada fue concluyente.
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