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El genio olvidado tras Blas de Lezo que (también) aplastó a la colosal flota inglesa de 1741

El ingeniero Carlos Desnaux ayudó a mejorar las defensas de Cartagena de Indias y, para algunos historiadores, fue el verdadero artífice de la derrota de Vernon

Este suizo es uno de los muchos personajes de 'Cartagena, 1741', un nuevo juego de mesa basado en la contienda que busca financiación a través de una campaña de 'crowdfunding'

Desvelan las grandes mentiras históricas sobre Blas de Lezo que todos creíamos hasta ahora

Monumento en recuerdo a Blas de Lezo ABC
Manuel P. Villatoro

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Ni don Blas de Lezo –el 'Mediohombre'–, ni el virrey don Sebastián de Eslava. A la sombra de estos héroes hoy populares hubo un tercer genio que se convirtió en un pilar impávido durante la famosa batalla de Cartagena de Indias de 1741: Carlos Suillars de Desnaux. Suizo de nacimiento, este ingeniero mejoró las defensas de enclaves como el fuerte de San Luis de Bocachica y fue uno de los líderes más destacados de los combates posteriores. El enésimo héroe que ha pasado de puntillas por la historia a pesar de haber derrochado valor en el asalto de la colosal flota de Edward Vernon –la mayor jamás conocida hasta el Desembarco de Normandía– a la ciudad portuaria.

Hasta ahora, al menos. Y es que, el último mes, el buen Desnaux ha vuelto a resurgir de la mano de 'Cartagena, 1741', un juego de mesa de estrategia basado en la contienda y que, impulsado por 'La Sinfonía del Uro' y 'Universo Hispano', busca fondos a través de una campaña de micromecenazgo. Un aporte, dicen, a cambio de demostrar al mundo hispano que la historia del Imperio español está muy de moda y puede mover ríos y montañas. El 'crowdfunding' sigue su curso. Desde su apertura, han logrado recabar algo más de 18.000 euros, un 53% del total necesario para que el juego sea una realidad.

Juego con historia

Sus creadores proponen un juego de estrategia que simula la defensa de Cartagena de Indias en 1741. A un lado, los oficiales rojigualdos que lideraron la batalla: el mismo Blas de Lezo, el virrey Eslava y Desnaux. Al otro, los británicos Edward Vernon y Thomas Wentworth. «El objetivo es convertirse en el héroe más famoso, obteniendo puntos de fama por hundir barcos, destruir fortalezas o baterías de cañones, derrotar a otros héroes o tomar la ciudad», explican los creadores en su página web. El sistema de juego, realizado mediante cartas, recrea las diferentes jornadas de la contienda. «Por orden de iniciativa, las tropas realizan las acciones que han recibido. Unas son más inmediatas y necesitan menos preparación que otras», suscriben.

Prototipo del juego LSdH

Además de cartas de diferentes tipos –desde las de acción, hasta las especiales y las de personaje– el juego cuenta con 22 miniaturas que recrean los diferentes buques que participaron en la contienda; varios bustos de héroes y 42 fichas de tropas, 9 de terreno y 4 de cañón. «Las miniaturas rápidamente consiguen que te sientas inmerso en la batalla, haciendo que cada acción que se lleve a cabo se vea reflejada en el campo de batalla», sostienen los creadores. Todo ello se completa con el tapete, los dados y las reglas de rigor. Con todo, a través de los diferentes niveles del 'crowdfunding' se podrá acceder a recompensas como una miniatura a gran formato del propio Blas de Lezo y otros tantos extras.

Héroes desconocido

Nació Desnaux en Suiza allá por el siglo XVII, y poco se sabe de su infancia. El coronel de ingenieros retirado, Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño, sostiene en su artículo sobre este personaje para la Real Academia de la Historia que sirvió en varios sitios de plazas fuertes como militar hasta que alcanzó el grado de teniente. «Hacia 1720 estaba trabajando en obras en Cataluña sin pertenecer al Cuerpo de Ingenieros y, en ese año, el ingeniero general, Jorge Próspero de Verboom, le propuso como teniente e ingeniero extraordinario», explica el experto. Lo cierto es que, para entonces, ya se había ganado la fama de experto en este campo.

Su carrera fue fulgurante. En 1733 ascendió a capitán y, un lustro después, pasó a Galicia como ingeniero en jefe. Aunque su gran logro arribó poco después, en 1739, cuando inventó su famoso 'Instrumento universal para medir distancias y alturas y para practicar sobre una plancheta observando las escalas reducidas'. Esta genialidad topográfica fue utilizada por la Corona para realizar los planos en La Coruña del puerto, de la muralla que protegía a este y del fuerte de San Felipe. Que el castillo resistiera siglos después las acometidas inglesas supone una loa para nuestro oficial. Durante los siguientes meses se dedicó a mejorar el acceso a la ciudad y a las instalaciones portuarias.

Características del juego

Categoría: Juego de Guerra .

Mecánica: Movimiento por cuadrícula, Selección simultánea de acciones.

Temática: guerra anglo-española, histórico.

Nº jugadores: de 2 a 4.

Duración: de 90 a 120 minuto.

Pero el mes y el año en el que se cubrió de gloria está marcado en el calendario: marzo de 1741. «Se encontraba en Cartagena de Indias como jefe de ingenieros de la plaza cuando el almirante inglés Vernon atacó la ciudad», explica Carrillo. Durante la invasión, nuestro olvidado protagonista era el único ingeniero en la plaza, y lideraba el fuerte de San Luis de Bocachica. Cuenta el experto que el suizo resistió a sangre y fuego los cañonazos ingleses durante una semana gracias, entre otras tantas cosas, a las mejoras que había implementado en la estructura defensiva. En todo caso, poco más pudo hacer ante la mayor flota de desembarco conocida hasta la época.

A partir de aquí existen diferencias entre las fuentes. El historiador y miembro del CSIC Víctor Peralta Ruiz sostiene en el ensayo 'Patrones, clientes y amigos' que Desnaux afirmó en el informe posterior a la contienda –redactado el 3 de mayo de 1741– que «Blas de Lezo había sido uno de los responsables del desenlace». En el documento, el suizo incidía en que el 'Mediohombre' le había impedido construir una batería en el fuerte que, estaba seguro, habría retrasado el desembarco inglés. En concreto, le acusaba de haber retirado a sus trabajadores de la zona hasta «la nueva batería de San Sebastián, construida en el varadero, donde hicieron diferentes obras de poco provecho». Fue una de las muchas culpas que le achacó.

En todo caso, se vio obligado a marcharse y dejar vía libre a los británicos. «Destruido el fuerte, recibió la orden de evacuarlo y retirarse con los supervivientes al castillo de San Felipe de Barajas, último obstáculo para que Vernon pudiese apoderarse de la ciudad», explica el militar en su artículo.

Aquel enclave estaba guarnecido por medio millar de españoles de los regimientos de Aragón y España y unos pocos artilleros. Todos ellos, prestos a combatir contra el inglés. Según Carrillo, fue gracias a Desnaux que la posición resistió el ataque de una columna formada por 3.500 soldados. «Incluso realizó una salida que ocasionó gran número de bajas al enemigo, unas 1.500, y su desmoralización», añade. El 20 de abril de 1741, al almirante británico no le quedó más remedio que retirarse a Jamaica; dulce final para Blas de Lezo y Sebastián de Eslava, pero también para este ingeniero que ha quedado apartado de la historia. El militar es lapidario: «A Desnaux se le puede considerar el verdadero artífice y responsable de la victoria terrestre sobre Vernon».

El final de su carrera fue dulce. Tras colaborar en la construcción de un colosal y revolucionario fuerte en Cartagena, volvió a la península para acometer todo tipo de obras civiles y militares. Desde la forja de un recinto amurallado en Calpe, hasta polvorines, cuarteles o puentes. Estos últimos, en Valencia.

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