Los documentos refutan la utilización de Vicente Aleixandre por la izquierda
Una declaración jurada del tío del poeta confirma que padeció los atropellos de los milicianos en la calle Españoleto
Concepción, la hermana del que fuera premio Nobel, percibió una pensión por orfandad del Régimen desde el año 1940
La Tercera | Salvar al miliciano Vicente Aleixandre
El Gobierno politiza la memoria de Vicente Aleixandre
![Aleixandre, en su biblioteca, en 1977](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/12/10/vicente-RQSDcHpb6zuQl2MtZWwHpvM-1200x840@diario_abc.jpg)
Fue a finales de octubre cuando arrancó el sainete, y hoy, mes y pico después, aterrizará con sordina. Este martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudirá al 'Día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura ... ', un evento organizado por el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática que tiene previsto incluir a Vicente Aleixandre, premio Nobel de Literatura en 1977. Pero la realidad es que el poeta fue mucho más que una figura maniquea en el seno de la guerra. Fue un verso libre que apoyó al bando republicano, desde luego, pero que, tal y como demuestran una serie de documentos a los que ha tenido acceso ABC, sufrió las penalidades del Frente Popular en la calle Españoleto 16 y formó parte de una familia que bebió de las bondades del Régimen.
El primer documento nos traslada al estallido de la Guerra Civil. Por entonces, Aleixandre residía en Velintonia, su casa familiar del distrito de Chamberí, al oeste de la capital. Según narra su biógrafo Emilio Calderón en 'La memoria del hombre está en sus besos', los republicanos tenían por entonces «sobradas razones» para considerarle un «señorito»: un padre con pasado militar, un tío que había sido diputado del partido liberal-conservador... Por ello, registraron la vivienda en el otoño de 1936. Algo que explicó el poeta en una carta posterior a su amigo José Antonio Muñoz Rojas: «Me salvé de una muerte segura (cuando fueron los rojos a matarme en aquel verano sangriento) porque no estaba en casa ni en Madrid». La situación fue paradójica, pues había prestado su apoyo a la causa gubernamental.
Del piso superior al desván
Ante la llegada de los franquistas hasta el oeste de la capital, en noviembre de 1936, Aleixandre se refugió en la casa que su tío paterno, Agustín, el diputado, tenía en la calle Españoleto 16. El también biógrafo del poeta, Alejandro Duque, explica en 'Razones para un exilio interior' que «pasó prácticamente toda la guerra» con su familia en esta vivienda. Primero «en el piso superior» y luego en «un desván del patio» tras ser detenido por un grupo de milicianos y superar una jornada entre rejas. «En noviembre de aquel año estuvimos perseguidos por encontrar en nuestra casa [...] aquellas fieras una guerrera de mi padre», escribió Vicente.
Lo que sucedió en Españoleto 16 durante el tiempo en que Aleixandre vivió encerrado en esa casa era hasta hoy desconocido. Sin embargo, un informe al que ha tenido acceso ABC pone luz sobre parte del enigma. El documento es una declaración jurada conjunta firmada el 12 de abril de 1939 por el tío del poeta, Agustín, y Salvador Viada y Rauret. Tras la entrada de las tropas franquistas en Madrid, ambos -así como otros tantos vecinos de la ciudad- fueron obligados a desvelar a las autoridades franquistas los sucesos acaecidos en sus inmuebles durante el conflicto. Tras jurar, eso sí, «que no habían pertenecido con anterioridad […] a ningún partido político de los que integran el Frente Popular». El viejo político monárquico no tuvo problemas en ello.
La declaración confirma que los residentes de Españoleto 16 vivieron acongojados ante las continuas redadas de las milicias del Frente Popular. La lista de atropellos sufridos a manos de las milicias es larga. Para empezar, Agustín y Salvador dejaron constancia de que «Celia Viada fue detenida tres veces», lo mismo que «Carlos Viada, encarcelado 16 meses y 12 días». Los robos y saqueos afectaron principalmente a los López Puigcerver, la familia política de Agustín Aleixandre. El que peor lo pasó fue «el portero, Leoncio Martín», cuya «actuación en la guerra fue neutral, influida por un miedo insuperable», y falleció poco antes del fin del conflicto.
![Imagen principal - Extracto del testimonio del tío de Vicente](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/12/10/jurada2-U51312415141Yyi-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Extracto del testimonio del tío de Vicente](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/12/10/jurada2_20241209203452-U77443347663qlA-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Extracto del testimonio del tío de Vicente](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/historia/2024/12/10/jurada1_20241209203546-U04162328048wEA-278x329@diario_abc.jpg)
El informe no desvela los nombres de los milicianos que asfixiaron a los residentes de Españoleto; imposible saberlo. Aunque sí señala que eran «varios individuos del radio comunista de la calle de Jordán», de la checa de Fomento y de las comisarías de Vallecas y Chamberí. Que Aleixandre vivió un infierno en la finca queda patente en una de las misivas que el poeta envió a su amigo, José María de Cossío, después de trasladarse hasta su casa de Miraflores de la Sierra en 1939: «Salgo ya para dar un corto paseo [….] a sitios donde me olvido y hundo, dejando atrás tanta [sic] memorias de paredes, de telas, de ruidos diarios, sobre todo de encierro».
Expediente
El segundo grupo de documentos nos retrotrae hasta el 9 de marzo de 1940. Fue entonces cuando Concepción, la hermana pequeña de Vicente, firmó en Madrid una instancia para percibir una pensión por la muerte de su padre. La solicitud quedó por escrito en un documento fechado el 3 de julio de ese mismo año y, a la postre, la mujer elevó también la instancia al Gobernador Militar de la capital «como huérfana soltera del Coronel de Ingenieros, retirado, Don Cirilo Aleixandre Ballester».
Venía pergeñándose aquello desde hacía meses, pues la hermana del poeta contaba ya con la larga lista de informes necesarios para cursarla. Algunos como el certificado de defunción de su padre, que solicitó el 12 de marzo de 1940. A partir de entonces se inició un proceso al que ha tenido acceso este diario y cuyo objetivo era percibir una pensión anual; dinero que, como recuerdan las fuentes consultadas por ABC, solía entregarse a personas afectas al denominado Movimiento Nacional. Y es que no fue hasta la democracia, con los gobiernos de Adolfo Suárez y Felipe González, cuando se reconoció su derecho a la pensión a los militares que lucharon por la República.
El 22 de julio de 1940, Concepción compareció ante el Juez advertida de la «obligación de decir verdad en todo momento» previo juramento. Informó del número de hijos que había dejado su padre, de que no percibía pensión del Estado... y de su adhesión al Régimen. Así quedó registrado: «Dijo que es completamente adicta al Glorioso Movimiento Nacional». Su afección, además de la de Cirilo, quedó corroborada por los tres testigos que la ley obligaba a presentar. Dos de ellos fueron el poeta Carlos Rodriguez-Spiteri -luego secretario particular del ministro de Agricultura- y el escritor José Luis Cano García. Ambos, amigos íntimos de Vicente.
Desde el 17 de diciembre de 1941, como quedó recogido en un documento fechado en 1956, Concepción disfrutaba ya de una pensión anual de 2.250 pesetas. En palabras de las fuentes consultadas por ABC, es innegable que este subsidio se entregaba como una suerte de premio a los afectos al Movimiento Nacional. Así lo demuestran ejemplos como el de Josefina Manresa. La que fuera esposa de Miguel Hernández luchó sin éxito para percibir una pensión similar por su padre, un guardia civil asesinado por milicianos en 1936.
Los documentos corroboran que Concepción pidió la actualización de la pensión el 12 de noviembre de 1964. Poco después, en 1965, elevó la solicitud en un informe sellado por la Fiscalía Militar.
Cartas de la discordia
La última prueba de la compleja posición de Aleixandre la conforman las cartas que el poeta envió al mencionado José María de Cossío, el que fuera autor del monumental tratado 'Los Toros'. Las misivas, once en total, ya habían sido estudiadas por Julio Neira y demuestran que, al finalizar la Guerra Civil, el autor leía con asiduidad obras que exaltaban el golpe de Estado.
En la primera de ellas, fechada el «8 de agosto del Año de la Victoria», el premio Nobel reveló a José María que había disfrutado de 'Manolo', la elegía que su hermano, Francisco de Cossío, había hecho en honor a su hijo falangista caído en el frente de Quijorna: «El libro me ha interesado extraordinariamente, sobre todo por la atmósfera que lo rodea como una unidad y un clima. […] Todo el libro seduce y conmueve, y se ve la fuerza de la tradición y su poder emotivo».
No es lo único que leía por aquel entonces nuestro poeta. En las misivas dejó patente otras tantas obras relacionadas con la exaltación del alzamiento militar: «También he leído 'Madrid, de corte a cheka', también muy interesante y muy conseguido, con una clase de interés muy diferente. Luego he leído la 'Antología Poética del Alzamiento' y la 'Corona de sonetos a José Antonio'».
Vicente Aleixandre fue, en definitiva, una figura simbólica de la concordia que alcanzaron los españoles.
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