80 Aniversario
Cifras del Día D: este es el gran mito que siempre has creído sobre el Desembarco de Normandía
Historiadores como James Holland sostienen que Juno, el sector asignado a las fuerzas canadienses, y no Omaha, fue el más sangriento. ¿Verdad o exageración?
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Los homenajes del 80 aniversario del desembarco de Normandía, en imágenes

Ochenta años han pasado ya de aquella gesta. Sin embargo, el viejo continente atesora todavía una deuda con los más de 150.000 combatientes que atravesaron el Canal de la Mancha ese amargo 6 de junio de 1944 para acabar con la dictadura nazi; héroes todos dispuestos a entregar su vida por la libertad. En su honor es una obligación repetir hasta quedarse ronco las cifras del Desembarco de Normandía, y en su honor es también de recibo estudiar un evento que, en la actualidad, esconde algunos enigmas y arrastra otras tantas falacias.
Día D: mitos fuera
El historiador James Holland, autor de 'Normandía 1944', es partidario de que todavía existen una infinidad de mitos sobre el Día D. En declaraciones a ABC realizadas en 2022, el también presentador del programa 'Megaestructuras nazis' cargó contra la idea extendida de que fueron los norteamericanos los que más hombres y material pusieron en lid sobre las arenas de Francia: «Sospecho que mucha gente cree que fue una operación estadounidense; en gran parte porque la mayoría de películas y series de televisión han sido creadas por americanos. Pero no fue así». 'El día más largo', 'Salvar al Soldado Ryan'... No le falta razón al británico.
En sus palabras, las cifras son lapidarias: «792 de los 1.203 barcos de guerra eran británicos, 3.126 de las 4.027 lanchas de desembarco eran británicas, dos tercios de las fuerzas aéreas eran británicas y dos tercios de las tropas de asalto eran británicas y canadienses». Y otro tanto sucedía con el abanico de mandamases que fueron opacados por Ike Eisenhower. «Los tres jefes en servicio eran británicos», completa. Y vayan por delante los datos: el mando supremo de las fuerzas de tierra le fue entregado al controvertido Bernard Montgomery, el de las fuerzas navales al almirante Bertram Ramsay –arquitecto también de la retirada de Dunkerque– y el de las fuerzas aéreas, a Trafford Leigh-Mallory.
Aunque lo que más le escuece es que el público haya asumido la idea de que fue en el sector de Omaha en el que se sucedieron más bajas. «Aunque fue horrible durante un breve período de tiempo, la batalla no fue tan sangrienta como se piensa. En total, 842 soldados aliados murieron allí, y son muchas muertes, pero no tantas como se suele creer», sentencia. Este triste honor, dice, no corresponde a los Estados Unidos, sino a sus colegas del norte. «El mayor número de bajas, en proporción con hombres que desembarcaron, tuvo lugar en la playa de Juno. Este sector estaba asignado a los canadienses, quienes, durante la Segunda Guerra Mundial, lucharon repetidamente por encima de sus capacidades», completa.
A vueltas con las cifras
Con todo, la realidad es que los números son –sí, creánselo– interpretables; o, como mínimo, pueden ser vistos desde diferentes perspectivas. Según las cifras que ofrece 'The Commonwealth War Graves Commission' y el Departamento de Defensa de los EE.UU., fue en Omaha donde más soldados habían desembarcado hacia la medianoche del 6 de junio de 1944: un total de 34.250. Y también fue en esta playa en la que más combatientes causaron baja –es decir, murieron, resultaron heridos o desaparecieron– con un total de 2.400. En la práctica, un 7%. Los fallecidos, según la fuente a la que se acuda, rondan los 800: entre los 770 y los 900. Holland, por ejemplo, sostiene que hubo que llenar 842 ataúdes.
En Sword, el sector más oriental de la costa de Normandía, desembarcaron hasta la medianoche del 6 de junio 28.845 combatientes; el grueso de los mismos, ingleses. Sin embargo, el número de bajas no superó las 630. En la práctica, un 2.2% del total. La siguiente playa que pisaron más soldados fue Gold, asignada también a las fuerzas de Winston Churchill. Allí arribaron 24.970 militares, de los que 413 causaron baja; un 1,65%. La cuarta posición corresponde a Utah, con 23.250 norteamericanos en tierra y 197 bajas (un 0,84%).
Juno es un caso paradigmático. Y es que, si la aportación británica durante el Día D ha sido en parte olvidada, otro tanto ha sucedido con la de Canadá, la tercera pata de esta operación. El 6 de junio desembarcaron en este sector 21.400 soldados; y eso, a pesar de que era uno de los mejor defendidos del litoral. La rudeza de los combates se cobró 1.200 bajas, cifra que representa un 5,6% del total. Holland, no obstante, pone el foco en los fallecidos. En palabras del 'Juno Beach Centre', en la zona se dejaron la vida 583 combatientes. Aquí es donde se sustenta el dato que esgrime: mientras que en Omaha el ratio entre muertos y personal que arribó a la arena fue de un 2,45%, en Juno fue de un 2,72%.
Pero entonces, ¿qué bando fue el que más bajas sumó durante el Día D? Según explica 'The Commonwealth War Graves Commission', el de Adolf Hitler. «Las estimaciones sugieren que las fuerzas alemanas, entre las que se incluían soldados y personal enviado desde los países ocupados, perdieron hasta 9.000 soldados. La institución insiste, no obstante, en que estos datos abarcan tan solo el 6 de junio, y no la campaña de Normandía en su totalidad. Y es que, en ese caso, los números son mucho más escandalosos.
En todo caso, hay un dato incontestable, y ese es que, en proporción, fue Canadá la región que más bajas contabilizó. Según recoge el 'Juno Beach Centre', fallecieron en Normandía un total de 381 de sus compatriotas, quedaron heridos otros 584 y 131 fueron capturados. La mayor parte de ellos, soldados en la playa de Juno, pero también miembros de la 'Royal Canadian Air Force', la 'Royal Canadian Navy' y el '1st Canadian Parachute Battalion'. Para una fuerza que rondaba los 21.000 efectivos –mucho menor que la de sus colegas–, resultó sangrante.
Omaha, la leyenda
Omaha, no obstante, ha pasado a la historia por dos razones: el cine, y que supuso un severo problema para los Aliados. No ya por los obstáculos que había ordenado establecer en la arena Erwin Rommel, sino porque los acantilados que la rodean hacían casi imposible su conquista desde el Canal de la Mancha. Por ello, el general Omar Bradley, a cargo de las operaciones americanas, decidió que la 1ª División, fogueada en África, lideraría el ataque. No había mejor unidad para hacerlo, pues, ya por entonces, se decía que estos hombres eran tan letales que parecía que el ejército de las barras y las estrellas estaba formado por ellos y «diez millones de jodidos reemplazos» más. Junto a ella destacó a la novata 29ª División.
El 6 de junio, los soldados comenzaron a embarcar a las tres de la madrugada. La primera oleada, apodada la «ola del suicidio» por causas obvias, contaba con un millar y medio de jóvenes que embarcaron atemorizados y con el estómago revuelto por el copioso desayuno que habían tomado. La mayoría eran chicos de apenas 20 años. Entre vómitos, los primeros combatientes pisaron la arena a las seis y media bajo el asombro de los alemanes. «Deben de estar locos», musitó uno de los oficiales a cargo del puesto de defensa WN62. En pocos minutos, el ataque se convirtió en una carnicería.
A las siete, cuando llegó la segunda oleada, los soldados se habían quedado bloqueados y se negaban a avanzar. Bradley, desde su puesto de mando en el 'USS Augusta', pensó que el desastre estaba al caer. «Fue una pesadilla […], un momento de gran angustia», escribió en sus memorias. Llegado el momento, el oficial tuvo que tomar una dura decisión: ordenar la retirada hacia las lanchas, o seguir alimentando aquella matanza. Sabedor de que perder Omaha era perder Normandía, se negó a abandonar. Como revulsivo envió a dos oficiales que hicieron que las tropas superaran el terror que les provocaban las balas. Uno de ellos era Norman Cota, famoso por haber sido visto en la arena con un puro apagado en la boca mientras tarareaba una canción para tranquilizarse.
Sus alaridos funcionaron y los estadounidenses comenzaron a avanzar liderados por los Rangers», las fuerzas especiales de la época. Estos lograron abrir brechas en el alambre de espino y acabar con los defensores a costa de muchas vidas. Aquel día, todos colaboraron para evitar el desastre. Los mismos buques se acercaron lo que pudieron a la costa para disparar contra las casamatas teutonas. Omaha fue conquistada tres horas después. Aunque no toda. Un último puesto, el Widerstandnest 62, no se rindió hasta las tres de la tarde.
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