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ABC Cultural

Barato, maniobrable y letal: los secretos del F-16, el caza con 40 años que EE.UU. podría enviar a Ucrania

José Luis Hernández Garvi analiza en ABC las características del decano de la aviación estadounidense; un aparato que operan 25 países

EE.UU. se abre a negociar con Ucrania el envío de cazabombarderos

Despegue del F-16 Fabricante
Manuel P. Villatoro

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Los años setenta fueron dorados para Saddam Hussein. Tras ascender hasta la poltrona, arrancó un programa para convertir Irak en una potencia atómica. Al final del túnel se hallaba la bomba que forjó Oppenheimer, y para ello puso a trabajar a una central nuclear de Osirak, 17 kilómetros al sureste de Bagdad. Israel respondió al instante. El domingo 7 de junio de 1981 una patrulla de cazas despegó del desierto del Sinaí con combustible adicional para llegar a su objetivo. Los pilotos volaron bajo para evitar se detectados, arrojaron su letal carga sobre la planta y acabaron con el sueño del dictador. Aquellos aparatos eran F-16, los mismos que, según se cree, podría enviar Estados Unidos a Ucrania tras hacer que sus M1 Abrams atraviesen el charco.

Evolución y características del F16

El proyecto de este aparato arrancó en 1972, cuando la Fuerza Aérea de los Estados Unidos invitó a la industria a presentar ideas para modernizar su parque de aviones. Hasta entonces contaban con el F-15 Eagle, demasiado aparatoso y caro de fabricar. La propuesta era diseñar una evolución liviana, más pequeña, más barata, maniobrable y, por último, duradera. A saber: que se adaptara de forma aceptable al paso de los años a través de múltiples actualizaciones. No había certezas de que el ejército la adoptase, ni tan siquiera de que se empezase a ensamblar. Pero la empresa Lockheed Martin consiguió crear un portento de la aviónica... para la época.

En su página web, la empresa lo define como el avión más avanzado de su época: «Su cuerpo de ala combinada le ofrece elevación y control adicionales. Y sus sistemas punteros aumentaron su estabilidad». Una vez más, su esencia era la maniobrabilidad, que no se cansan de repetir todos los expertos. Entre las ventajas que no se suelen especificar es que contaba con una cabina que permite la visión en 360º, algo jamás visto hasta entonces. «Se diseñó como caza interceptor, pero en los años posteriores se adaptó para ser utilizado como cazabombardero. Su mayor hito, y lo que ha hecho que sea vendido a 25 operadores, entre ellos las fuerzas aéreas bolivarianas, es su precio», afirma a ABC José Luis Hernández Garvi, analista e investigador histórico.

En la práctica, el 'Fighting Falcon' –la primera versión que salió al mercado– cuenta con 15 metros de largo y una envergadura de diez metros. Está propulsado por un solo motor turboventilador que acelera la aeronave a más del doble de la velocidad del sonido. El armamento incluye un cañón rotatorio de 20 mm, así como accesorios debajo de las alas y el fuselaje para una amplia variedad de bombas y misiles. Cargado para la batalla, este aparato pesa unos 10.000 kilogramos, lo que, en la práctica, supone la mitad que la generación anterior. Así que, al menos sobre el papel, la compañía consiguió lo que se proponía.

Las operaciones en las que ha participado se cuentan por decenas. Entre ellas, la Primera Guerra del Golfo, la invasión de Iraq y la batalla por Afganistán, entre otras. Es, al fin y al cabo, un avión duro, en parte obsoleto para Estados Unidos, pero eficiente para países que no estén en la cúspide de la evolución militar. A cambio, los F35 que promete crear la Casa Blanca en los próximos años son aviones de nueva generación con una aviónica adaptada a la época. «Tendrá característica furtivas y se podrá hallar en tres versiones: una de despegue vertical, otra de portaaviones y otra convencional. El problema es que es muy caro de fabricar», añade el analista.

Para Garvi, las conclusiones son las que son: «El F16, uno de los cazas de combate más modernos de su tiempo, columna vertebral de muchas fuerzas aéreas occidentales y aliadas, se ha convertido en un caza obsoleto que va a ser sustituido en los próximos años por cazas de nueva generación como el F35. A pesar de sus magníficas características, en los próximos años está condenado a ser un caza de fuerzas de segundo nivel».

Ayuda a Ucrania

Al otro lado del teléfono, José Luis Hernández Garvi, estudioso de la historia y del mundo militar, no da crédito a lo que oye. Se ha levantado con la noticia de la petición de aeronaves por parte de Kiev para combatir a Rusia, pero le parece marciano que se baraje ceder cazas con un historial operativo de casi medio siglo. «Sí, es cierto que es un avión con muchos años de servicio y que ha sido modernizado en varias ocasiones, pero la realidad es que está obsoleto. El 'lobby' armamentístico querrá quitar 'stock' porque el año que viene los va a retirar del mercado», sentencia.

En parte, los datos le avalan. Estados Unidos promete que, para ese años, los F-35 estarán operativos. Y Noruega, uno de los muchos operadores del viejo continente, anunció el pasado año que sus F-16 tenían los días contados y que no llegarían a los primeros meses de 2022. «La realidad es que es un caza obsoleto. Fue un éxito de ventas, está por medio mundo y ha participado en los principales conflictos de las últimas cuatro décadas, pero hoy en día ha sido superado por el Eurofighter o el Rafale francés», esgrime. Una vez más, las cifras están de su lado; la Casa Blanca cuenta con unos dos millares de F-16 y ha exportado dos millares y medio más.

Con todo, zambulléndose en la situación también entiende que esta idea no es más que la continuación de un sistema de ayudas a Ucrania que habría que plantearse. «Se van a enviar Leopard y Abrams que están almacenados desde hace años. Va a pasar lo mismo con los F-16», añade. A su vez, ve una similitud clara con el gran error de Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial: «Al final del conflicto, en lugar de apostar por un arma concreta, el Tercer Reich diseñó muchísimas. Eso les causó muchos problemas a nivel logístico. Faltaban repuestos, proyectiles...». Barrunta que algo similar sucederá hoy: «Los carros de combate se van a convertir en armas de usar y tirar cuando no haya piezas con los que repararlos. Y lo mismo puede pasar con los aeroplanos».

Aunque lo que hace que vea cuestionable el envío es que las fuerzas armadas ucranianas cuentan todavía con una doctrina rusa, y cuasi soviética. Están acostumbrados, por tanto, a los vehículos y el armamento del este de Europa, y no al occidental. «Van a tener que formar pilotos en Estados Unidos –o países que operen F-16, como Portugal o Bélgica– para poder manejarlos. No están acostumbrados a los sistemas. ¿Van a retirar a los aviadores cuando están defendiendo el espacio aéreo ucraniano?». Solo el tiempo nos dirá si, al final, el Tio Sam hace llegar estos veteranos aparatos a través del gran charco. Por el momento, las negociaciones se han abierto entre los unos y los otros.

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