Los 'negros' del 'Mein Kampf': la intrahistoria de cómo Hitler (no) escribió su manifiesto nazi
«Decir que lo escribió es inexacto», apuntó uno de los testigos de su gestación en la prisión de Landsberg, al que siguieron otros testimonios que hablan de «errores demostrables, malentendidos e incorrecciones»

El libro que hizo millonario a Hitler se escribió un poco por casualidad y para disgusto de sus propios compañeros de prisión en Landsberg. El líder nazi había sido encarcelado por su particación en el intento de golpe de Estado de 1923 conocido como ... el 'Putsch de Múnich'. Aunque la Constitución alemana estipulaba cadena perpetua para los crímenes de este tipo, lo cierto es que fue sentenciado a solo 5 años de cárcel, de los que, además, sólo cumplió nueve meses. Fue liberado el 20 de diciembre de 1924 tras la amnistía masiva de prisioneros políticos llevada a cabo por la República de Weimar.
En todo ese tiempo, el futuro dictador no solo recibió un trato privilegiado por parte de los guardias, que le dejaron recibir cartas y visitas de sus admiradores, sino que también pudo gestar su 'Mein Kampf' ('MI lucha'), el famoso manifiesto político con pasajes biográficos en el que vertió todo su odio contra los judíos y expuso sus ideas del nacionalsocialismo. Un libro con una intrahistoria mucho más turbulenta de lo que la historia oficial quiso transmitir, en la que encontramos a 'negros' literarios, falsificaciones de pasajes de la vida de Hitler y asesinatos de algunos de los críticos con la obra.
Sus primeros pasos son iguales de curiosos. Otto Strasser solía presumir de que fue su hermano Gregor quien sugirió a Hitler que escribiese sus memorias cuando ambos se encontraban en Landsberg. Aseguraba siempre en tono despectivo que su único objetivo era que el joven Adolf se mantuviese entretenido y liberase a sus compañeros de prisión de tener que escuchar sus «interminables monólogos». Para sorpresa de todos, a este le encantó la idea y se puso manos a la obra… por decirlo de alguna manera, ya que sus manos intervinieron muy poco en la escritura.
Para disgusto de los Strasser, según recoge la célebre biografía del dictador escrita por Ian Kershaw, los compañeros de prisión «debieron sufrir una amarga decepción cuando Hitler comenzó a leer a diario los primeros pasajes a un público literalmente cautivo». Así comenzó la gestación de 'Mein Kampf', por influencia de un Gregor Strasser que a punto estuvo de quitarle el liderazgo del Partido Nazi durante aquella segunda mitad de la década de 1920. Fue publicado en 1925 por Franz Eher, la editorial del partido.

El fracaso inicial
Al principio, el libro no fue precisamente un éxito de ventas. Durante el primer año se vendieron 10.000 ejemplares, de los cuales Hitler recibió 18.000 marcos en concepto de derechos de autor. El acuerdo al que había llegado establecía que el autor se llevaba el 15% sobre el precio de venta de cada libro: 12 marcos. En 1926, las ventas disminuyeron hasta los 7.000 ejemplares; un año después, hasta los 5.600; en 1928, a 3.000, y en 1929, a 7.700. Con la entrada de la siguiente década, sin embargo, todo cambió.
En 1930, el 'Mein Kampf' sorprendió a sus editores, pues las ventas aumentaron exponencialmente hasta los 54.000 ejemplares. De la noche a la mañana, Hitler se convirtió en un superventas, y eso que aún le quedaban tres años para llegar al poder. El libro se convirtió en un auténtico fenómeno editorial que no había quien detuviera en aquellos años de turbulencias políticas. En 1932 superó los 90.000 ejemplares y, un año después, los 900.000. A esas alturas, Hitler había ganado ya con él 1,2 millones de marcos de la época, unas setecientas cincuenta veces el sueldo de un trabajador cualificado.
Todo ello a pesar de estar «mal escrito y lleno de errores», según comentaba a ABC Christian Hartmann, encargado de la edición crítica que se publicó en 2016. Pero, sobre todo, al hecho de que ni siquiera estaba escrito por el propio Hitler. Así lo revelaba el propio Otto Strasser, testigo en Landsberg de cómo se gestó la obra, en una entrevista para la revista 'Planeta' de Buenos Aires en 1967. El periodista le preguntó: «¿Cómo escribió Hitler 'Mein Kampf'?». A lo que su compañero del Partido Nazi respondió sin titubear:
«Decir que lo escribió es inexacto. Refirió sus aventuras de juventud e ideas a su compañero de celda Rudolf Hess, que fue quien realmente las escribió. Mientras Hitler caminaba a lo largo de la celda, evocando sus recuerdos de forma incoherente y vaga, Hess se ocupaba de tomar nota de ellos. Después de abandonar Landsberg, Hess habló del manuscrito a Gottfried Feder, uno de los redactores del famoso 'Programa de los 25 puntos' [que dio origen al Partido Nazi]. Este último lo completó y luego lo envió, para una última corrección, al padre Stenzler, jefe de Redacción de un periódico nacionalista de prestigio, el 'Miesbacher Anzeiger', que calificó su estilo de muy malo y suprimió numerosos pasajes para disgusto de Hitler. El padre Stenzler fue asesinado por las SS el 30 de junio de 1930 y corrió el rumor de que su crítica de 'Mi lucha' fue la causa de su trágico final».

Hertha Frey
De la segunda parte se ocupó fuera de la cárcel, según dicen, en una cabaña retirada que pertenecía a un matrimonio amigo. Tampoco fue él quien se puso a teclear esta vez en la máquina de escribir, sino que dictó sus ideas deslavazadas y caóticas a diferentes amanuenses que le daban forma, sin mucho éxito, para que fuera legible. Las últimas teorías apuntan a que gran parte del trabajo lo realizó Hertha Frey, que sustituyó a Hess en dichas labores y que hizo que se acabara convirtiendo en su secretaría personal.
En 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial y con Hitler muerto, el estado de Baviera prohibió su publicación, algo que podía hacer porque disponía de los derechos de autor, por la sencilla razón de que la última residencia del dictador se encontraba en territorio bávaro. Sin embargo, las leyes germanas también dictaminan que estos derechos expiraban a los 70 años. El plazo expiraba el 31 de diciembre de 2015, por lo que la obra pasó a ser de dominio público, lo que dio pie a que salieran nuevas ediciones críticas como la de Sven Felix Kellerhoff.
Este periodista e historiador alemán se pasó años investigando el libro y llegó a la conclusión de que Hitler deslizó en él numerosas mentiras, sobre todo, a propósito de su biografía. El líder nazi falsificó directamente muchos pasajes de su vida antes de tomar el poder y convertirse en dueño y señor del país. El autor habla de un ideario grandilocuente y antisemita al que solo se prestó atención cuando ya era tarde, mezclado con una biografía «imaginaria», «inventada en muchos casos». «Prácticamente cada página tiene errores demostrables, malentendidos y otras incorrecciones [...]. Lo más interesante no son los errores, sino los pasajes en los que Hitler, llevado por el deseo de provocar un determinado efecto en su público, falsea conscientemente la realidad para embellecerla», advierte Kellerhoff.

«La integridad mental del autor»
Las primeras críticas aparecidas en 1924 fueron lapidarias. En algunos diarios se burlaban sin ningún tapujo del autor, asegurando que su manifiesto estaba repleto, asimismo, de «tonterías más o menos patéticas», «fórmulas huecas» y «trivialidades bien triviales». Todos los periodistas coincidieron en que Hitler desaprovechó la oportunidad para realizar un verdadero acto de conciencia. Stefan Grossman se sorprendió de la obsesión que tenía con los judíos y apuntó en la influente revista de tendencia democrática 'Das Tage-Buch': «Tengo ciertas dudas sobre la integridad mental del autor». Al subir Hitler al poder, fue expulsado de Alemania y regresó a Austria.
El domingo 17 de octubre de 1943, las páginas de 'The Book Review', suplemento literario de 'The New York Times', incluyó una reseña literaria de 'Mi lucha' con motivo de su primera traducción al inglés, en la que se puede leer frases como: «La nueva traducción se vende por 3,50 dólares, bastante dinero para un libro malo» y «la prosa de Hitler es casi tan ilegible en inglés como en alemán». Aún así, 'Mi Lucha' llegó a las 1.031 ediciones y los casi trece millones de ejemplares vendidos. Hasta hubo una versión en braille y otras en Estados Unidos y España, que salió en 1935, durante la Segunda República.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete