Las televisiones privadas cumplen 20 años en España

25/01/2010
Actualizado 03/03/2010 a las 00:00h.

«A las ocho de la tarde de hoy, cuando comience la emisión regular de Antena 3 TV, se abrirá para nuestro país un capítulo cuya trascendencia difícilmente podrá ser entendida sin contemplar los treinta y tres años de monopolio de la televisión pública que quedan atrás». Así anunciaba ABC, hace hoy justo 20 años, la llegada del primer canal privado a España . Un momento histórico en la comunicación de nuestro país que abrió la veda para que pocos meses después aparecieran cadenas como Telecinco (3 de marzo) y Canal+ (8 de junio).

«Romper el monopolio de la televisión pública es uno de los aspectos más reconfortantes de este proyecto», comentaba el que fuera primer director general de la cadena, Manuel Martín Ferrand , hoy columnista de ABC. Un monopolio que quedó roto tras la promulgación de la Ley de Televisión Privada de 1988, liberalizando el mercado televisivo español con concesiones renovables cada 10 años.

El modelo de televisión privada que establecía aquella disposición obligaba a los canales a emitir programas con una cobertura nacional y territorial indistintamente, marcando, además, los tiempos máximos de publicidad, entre otros aspectos. La batalla por la audiencia había comenzado y TVE –que no ha dejado de emitir publicidad hasta hace un mes– y el gobierno tampoco estaban dispuesta a ceder el terreno fácilmente: «Es como si por parte de los socialistas –aseguraba Ferrand, en referencia a la lentitud con que el Gobierno daba las concesiones de la emisión– hubiera un intento de romper el monopolio poco a poco para que no duela».

Con 18 horas diarias, Antena 3, que comenzó emitiendo en Madrid y Barcelona, superó ampliamente las cuatro que exigía como mínimo la ley, apostando claramente por los informativos , que eran dirigidos y presentados por José María Carrascal: «En informativos, TVE es la peor cadena de Europa, la más entregada al Gobierno y, en consecuencia, la más degradada», decía Ferrand, quien además contaba en sus filas con figuras de la talla de Antonio Herrero, Carlos Pumares o Tip y Coll .

La rápida multiplicación de emisoras con vocación de liderazgo provocó que tuvieran que adaptarse inmediatamente a nuevas reglas y un nuevo marco competitivo. Sin embargo, los comienzos no fueron fáciles. Aunque la media de tiempo por telespectador frente a la «caja tonta» pasó de 184 minutos al día en 1990 a 210 minutos en 1994 , las cadenas se encontraron con una crisis económica, las grandes inversiones iniciales y unos contenidos cada vez más caros. Antena 3, por ejemplo, se constituyó con 10.000 millones de pesetas «completamente desembolsados», lo que, según Ferrand, les permitía «enfrentarse al futuro con cierta tranquilidad», pero no fue así.

En 1994, Antena 3 tenía un ratio de endeudamiento de 3,70 y Telecinco, de 9,95, mientras que TVE , que había empezado la década con la cuenta a cero, debía ya ese año 250.000 millones de pesetas, según los datos publicados en el libro del director de investigación del Centro Internacional de las Empresas de Comunicación, Juan Pablo Artero : «El mercado de la televisión en España: oligopolio». Sólo Canal+ , al ser de pago y arrastrar a un millón de abonados, consiguió ser rentable.

Entre 1995 y 1999, Antena 3 pasa a manos de Telefónica y los grupos Correo y Planeta entran en Telecinco , pasando a anteponer la rentabilidad por encima de una mayor audiencia, algo que consiguieron parcialmente: en 1995 acabaron con ratios de endeudamiento de 0,64 (Antena 3) y 1,10 (Telecinco), mientras que TVE no conseguía sufragar su deuda, de más de 500.000 millones de pesetas , según el análisis de Artero.

A partir del año 2000 se inaugura una nueva etapa en el mercado televisivo, con la salida a bolsa de Telecinco y Antena 3 , que pasa a manos de Planeta. En 2005 se reparten definitivamente las licencias de TDT y España cuenta ya con 20 televisiones en abierto, entre las que están Cuatro y La Sexta . La batalla por la audiencia es feroz, como demuestra «guerra» mantenida por hacerse con las retrasmisiones del fútbol, un valor seguro.

El monopolio de TVE, 20 años después, ya es historia. Manuel Martín Ferrand puede estar contento: «Les deseo una gran prosperidad a todos los canales privados, porque el que crezca el sector privado de la televisión es lo mejor para este país», aseguraba en 1990.