MUSEOS MILITARES
Las monedas de Vernon: la victoria inglesa que nunca se produjo en Cartagena de Indias
El Museo Naval de Madrid exhibe 39 medallas que Inglaterra acuñó creyendo haber derrotado a Blas de Lezo
En la batalla de Cartagena de Indias (1741) Inglaterra vendió la piel del oso antes de cazarlo. Tanto es así que el almirante Edward Vernon mandó acuñar unas monedas para difundir la noticia de su victoria ante España que, según él, podría alcanzar con solo seis buques de guerra.
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Finalmente a pesar de sus 135 buques y 39.000 hombres -fue el mayor despliegue naval jamás visto hasta el Desembarco de Normandía- el almirante Blas de Lezo venció, constituyendo una de las mayores hazañas de la historia militar de España en tierras de América.
Cartagena de Indias era la capital de Nueva España, defendida por solo 1.000 hombres
Sin embargo, en mitad de la refriega y creyendo que con su fuerza mayor los españoles serían batidos (solo eran 1.000 hombres), Vernon envió una fragata a Inglaterra con prisioneros españoles, anticipando la inminente y segura ocupación de la capital española en Nueva España. Vernon perdió pero sus monedas aún perduran .
Treinta y nueve de esos medallones pueden observarse en el Museo Naval de Madrid al que llegaron en el año 2000 procedente de la donación de un anticuario y de un particular. Ya en el primer catálogo del Museo Naval había tres de esas medallas. «La pieza más difundida de la colección lleva una inscripción, en inglés, que dice "El orgullo de España humillado por el almirante Vernon" y en el reverso: "Auténtico héroe británico, tomó Cartagena en abril de 1741», explica Carmen López Calderón, conservadora del Museo Naval quien nos explica los detalles de la colección.
En el anverso de la medalla se han grabado dos figuras. Una, erguida y victoriosa, la del almirante Vernon. La otra, arrodillada e implorante, se identifica como «Don Blas» y alude al almirante español Blas de Lezo.
«Las monedas en sí mismas no son de buena calidad, ni están bien grabadas. Se distribuyeron entre el pueblo para dar noticia de la supuesta victoria», apunta López Calderón quien explica que esa práctica era habitual en la época debido al elevado impuesto del timbre y sobre las publicaciones. «No se distribuyeron por canales oficiales, sino a través de ciertos nobles».
Las monedas fueron acuñadas en una aleación de Pinchbeck (cobre y zinc), teniendo una apariencia de oro aunque ahora, con el paso del tiempo, con la pátina deslucida.
En sus reveses las monedas ilustran la flota de Vernon y la fortaleza de Cartagena de Indias. En algunos de esos reveses solo aparecen seis buques, dando fe de la bravuconada del marino inglés.
La escena principal en la que Blas de Lezo se arrodilla contiene dos falsedades: «La primera: Vernon tuvo que retirarse sin cumplir su objetivo. La segunda: Blas de Lezo nunca se hubiera podido postrar, ni tender la mano, ni mirar desde abajo debido a la pérdida de una pierna a los 17 años en el combate naval de Vélez (Málaga), un ojo tres años después en Tolón y el brazo derecho en otro de los muchos combates navales que había librado a lo largo de su vida».
En una de las esquinas del Museo Naval de Madrid (Paseo del Prado 5, en la misma milla museística de Madrid), se observa también un cuadro del español Blas de Lezo (Pasajes, Guipúzcoa, 1687). La mirada en dirección a la vitrina de esas monedas, junto a ese retrato aparece otro cuadro: el apresamiento de la fragata Stanhope (muy superior en capacidad de fuego a la fragata que comandaba Blas de Lezo). Pero esa es otra historia distinta a la de Cartagena de Indias. Digna de otro peliculón.
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