Segunda Guerra Mundial
Del pavor al sexo al travestismo: los oscuros secretos de cama de los jerarcas nazis
Aunque el matrimonio entre el ‘Führer’ y Eva Braun fue el más famoso del Tercer Reich, otros tantos líderes nazis tuvieron sus propias (y llamativas) historias de amor
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Fue un 29 de abril de 1945 cuando Adolf Hitler y Eva Braun se dieron el ‘sí quiero’ en el ‘Führerbunker’ bajo el tronar de las bombas soviéticas. Triste redoblar de campanas para la pareja más famosa del Tercer Reich. ... Poco queda por contar de la extraña relación entre ambos y de aquella suerte de brebajes mágicos formado por decenas de drogas que el doctor Morell inyectaba el ‘Führer’, entre otras cosas, para que rindiese cual toro en el lecho conyugal. Sin embargo, todavía se puede decir mucho sobre otros tantos matrimonios que resultaron incluso más controvertidos que el del líder nazi. Uniones marcadas en muchos casos por la virginidad, la locura o la voracidad sexual.
Himmler y la virginidad
El caso de Heinrich Himmler , líder de las temibles SS, es uno de más llamativos dentro del amplio elenco del gobierno del Tercer Reich. Poco ario de estampa, como atestiguan sus gafillas redondas y su escaso pelo moreno, fue virgen hasta avanzados los veinte años. «El sexo le asustaba y le fascinaba a la vez», afirma el historiador británico James Wyllie en su obra ‘Nazi Wives: The Women at the Top of Hitler's Germany’ . En palabras del autor, no solo evitó las relaciones sexuales, sino relacionarse con mujeres durante su adolescencia. La idea le llegó tras leer una obra de Hans Wegener , ‘Young men like us’, en la que la castidad era expuesta como la máxima virtud del hombre.
Wyllie es partidario de que Himmler veía el celibato como una forma de convertir en virtud su «fracaso con las mujeres» . Aquella idea le duró poco en la mente al que fue uno de los futuros arquitectos de los campos de exterminio. Después de conocer a Margarete Siegroth Boden , siete años mayor que él, el chico dio rienda suelta a su interés por el sexo femenino. Así lo corroboró Katrin, su sobrina nieta, en ‘ Himmler según la correspondencia con su esposa ’: «La inexperiencia con mujeres de Himmler y su inseguridad inicial hacia ellas pronto disminuyeron». Después de meses de misivas infinitas, ambos se casaron y tuvieron una pequeña, Gudrun , en 1929, cuatro años antes de la subida de Adolf Hitler al poder.

Tardó bien poco en caer en el adulterio, práctica que había criticado de joven. En 1936, ya en la cúpula del Partido Nazi, conoció a Hedwig Potthast , su secretaria. Con ella mantuvo un ‘affaire’ que se tradujo en el intercambio de una infinidad de cartas y en el nacimiento de dos pequeños: Helge y Nannette Dorothea . Su amor por esta mujer le llevó a pedir prestado un crédito de 80.000 marcos al NSDAP para contruirle una casa cerca de Berchtesgaden, el refugio alpino de Adolf Hitler . ‘Bunny’, como el líder de las SS llamaba de forma cariñosa a la chica, soñaba con vivir en una granja junto a Himmler y los pequeños. Aunque eso hubiera supuesto una mancha imborrable para el Reich.
Margarete no tardó en percatarse de la aventura de su marido. Y eso, según Wyllie, le crispó los nervios. «Durante la última etapa junto a él se mostró a la defensiva y casi paranoica. Estaba infeliz la mayor parte del tiempo. Solo quería tener un marido normal», añade el autor en su obra. Ella misma dejó sobre blanco sus impresiones sobre aquella relación: « Esto solo les ocurre a los hombres cuando se vuelven ricos y famosos . Si no, las esposas que envejecen deben ayudarlos a alimentarse y soportarlos». Un año después de la invasión de Polonia la pareja se divorció. Con todo, y tal y como se explica en el conocido ensayo ‘ Hijos de nazis ’, se esforzó por ser un buen padre. Así fue hasta que se quitó la vida después de ser apresado y ver que no había esperanza para el Reich ni para él.
Una dulce mentira
Paul Joseph Goebbels es conocido por ser el intocable ministro de Propaganda del Tercer Reich. Uno de los edecanes más cercanos e incondicionales al ‘Führer’. Sin embargo, se suelen obviar los datos más oscuros de su vida y de sus relaciones con las mujeres. Según desvela Roger Manvell en ‘ Doctor Goebbels ’, de pequeño padeció una poliomelitis que le provocó «una parálisis infantil en el pie derecho», una considerable debilidad física que limitó su crecimiento. Los médicos trataron de paliar la enfermedad en 1907 con una operación, pero para su desgracia la intervención fue un auténtico desastre y le provocó una cojera llamativa . Eso, unido a un retraso en su desarrollo, le hizo tener cierto respeto hacia el sexo opuesto.
Wyllie es partidario de que, a pesar de que era algo retraído y de que no solía agradar a las chicas, Goebbels y la que fue su esposa, Magda, conectaron desde el principio. Se conocieron en 1930, cuando ella entró a trabajar al departamento de propaganda que el futuro jerarca dirigía, y entre ambos hubo una fuerte carga erótica desde el primer momento. « Es como si estuviera soñando, estoy lleno de felicidad », escribió Joseph en sus diarios al hacer referencia a aquella mujer rubia y sofisticada. Ella, sin embargo, se sintió atraída por la retórica y la oratoria que esgrimía en los mítines del Partido Nazi .
Goebbels, obsesionado con dejar sobre blanco sus vivencias para la posteridad, llegó a anotar en su diario los encuentros sexuales que mantuvo con Magda. La primera vez que se acostaron juntos, el jerarca escribió un «1» acompañado de una sencilla frase: « Por la noche llega Magda Quandt, y se queda mucho tiempo . Florece en una fascinante dulzura rubia. ¡Hasta qué punto eres mi reina!». A este comentario le siguieron una infinidad acompañados de su respectiva nota: «2», «3», «4»… Algunas veces, su mente le jugaba malas pasadas y se definía a sí mismo como « repugnante », pero lo cierto es que fue ganando en confianza. Junto con el momento de su muerte en el búnker de la Cancillería, esta primera etapa fue la más cercana para ambos.
Aquel amor inicial no tardó en difuminarse. Autores como el mismo Wyllie o el historiador Peter Longerich (biógrafo de Goebbels) son partidarios de que Magda sintió un cariño irrefrenable hacia Adolf Hitler después de conocerle. De hecho, ambos están convencidos de que el ‘Führer’ también la quería y que «arregló» el matrimonio entre ella y Goebbels para «tenerla cerca». Después de la boda, todo un acontecimiento para el Tercer Reich, el líder nazi solía pasar mucho tiempo a solas con la joven. Su esposo, airado y lacónico, dejó patente aquellos encuentros en su diario con estoica resignación. «Se vuelve loca con el jefe» .
«Te quiero, eres la madre de mis hijos, pero, después de tanto tiempo, debes entender que quiera tener una ‘amiga’»
Pero no sientan ni un ápice de empatía por él. Y es que Goebbels se hizo famoso también por sus aventuras extramatrimoniales. En una ocasión, por ejemplo, metió la mano por debajo del vestido de la directora de cine Leni Riefenstahl .
Y eso, solo para empezar. El momento más incómodo del que ha quedado constancia se dio cuando, según el historiador militar Samuel W. Mitcham , se presentó en su casa con la joven actriz Lida Baarova . Los tres mantuvieron una agradable charla durante la cena hasta que el ministro se sinceró con su esposa: «Tengo un tema muy serio que discutir contigo. ‘Frau’ Baarova y yo estamos enamorados ». Tras una pausa, añadió: «Te quiero, eres la madre de mis hijos, pero, después de tanto tiempo, debes entender que quiera tener una ‘amiga’».
Tras una infinidad de sinsabores, ambos se suicidaron en el búnker después de asesinar a sus hijos. «El comunicado oficial de Moscú declara que, al ser hecho prisionero en Berlín, el lugarteniente del ministro de Propaganda declaró que Hitler, Goebbels y el recientemente jefe de Estado general Krebs se habían suicidado», publicó en mayo ABC.
Hess y su aversión al sexo
El último personaje de esta lista que tuvo unas relaciones sexuales turbulentas con su esposa fue Rudolf Hess . El lugarteniente de Adolf Hitler y miembro destacado del Partido Nazi conoció a Ilse Prohl , una estudiante que alquilaba un cuarto en la misma casa que él, allá por 1920, cuando sumaba 26 primaveras a sus espaldas. Se casaron siete años después, pero, según explica Wyllie, el chico se negó en principio a consumar el matrimonio y renunciar a su virginidad. El historiador está convencido de que, « a veces, anhelaba la vida de un monje asceta ». Sin embargo, la joven logró al fin convencerle para tratar de tener hijos.
Aquello resultó en una tarea cuasi imposible que provocó obsesión en ambos. Hasta tal punto se obcecaron, que recurrieron a todo tipo de curanderos y adivinos para solventar el problema. «Me dijo cinco o seis veces en el término de algunos años que por fin estaba embarazada. En general lo hacía cuando se lo había asegurado algún profeta de la felicidad», afirmó, años después, Magda Goebbels . Uno de sus allegados, citado por Tania Crasnianski en ‘Hijos de nazis’, refrendó esta teoría: «Al parecer, Hess fue con su esposa a consultar a astrólogos, tiradores de cartas y otros brujos, e ingirió toda clase de mejunjes y medicamentos antes de engendrar un heredero».
Y no fue lo único que hizo. Felix Kersten , el masajista personal de Himmler, afirmó tras la Segunda Guerra Mundial que había visto a Hess acostado en su cama, con doce imanes colocados por encima y por debajo de su colchón. «Rudolph Hess le había dicho que estaba haciendo una cura de magnetismo para retirar de su cuerpo “ toda sustancia nociva ”», añade la experta.
Por si fuera poco, en 2018 un documental desveló la supuesta homosexualidad de Hess. Según explicaba el documento, «el apodo de Hess entre los miembros homosexuales del grupo era Fraeulein Anna » y «era notorio que había asistido a varios bailes vestido con atuendo femenino». También se le tildaba de popular travesti. «Durante su encarcelamiento en 1923, el líder nazi comenzó a sentir afinidad por Hess tras pasar un período de aislamiento y privación sexual». Más allá de estas elucubraciones, lo cierto es que está demostrado históricamente que Hess tenía varios apodos similares como « Señora Hess », « Paula », « Grette » o « Emma » debido a las dudas que existían sobre su orientación sexual.
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