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Zinedine Zidane, la coronilla de oro

Jubilados voluntariamente de la selección los dos capitanes, Laurent Blanc y Didier Deschamps, el brazalete ha pasado al brazo de Marcel Desailly, que hoy cumplirá su partido 80 con Francia. Pero nadie duda, ni desde dentro de la selección ni desde fuera, que la gran referencia continúa siendo Zinedine Zidane. El «10» de la coronilla iluminada. Camino de los 29 años, ha alcanzado el grado de madurez necesaria como para ejercer de líder de los campeones del mundo y de Europa.

Zidane se transforma cuando se enfunda la camiseta de la selección. Juega más y mejor. Y golea con más resolutividad. El tanto de penalti que marcó el sábado a Japón es ya el décimoctavo de su cuenta en 63 partidos y le permite entrar en el «ranking» de los diez mejores goleadores de la historia del equipo nacional francés, que lidera, cómo no, Platini, con 41 tantos, seguido de Fontaine y Papin, con 30. El jugador no tiene una razón científica para explicar por qué su rendimiento mejora vestido de azul o de blanco. «En la selección juego con más libertad, tengo por detrás de mí a Vieira y Petit, que son más de contención. En el Juventus, Davids y Tacchinardi llevan más el balón, suben más».

CONFIANZA RECUPERADA

El «10» por excelencia del fútbol actual parece haber superado la crisis. Su comienzo de temporada no pudo ser más caótico. Comenzó jugando mal, como su equipo, y perdió la cabeza en dos acciones que dieron la vuelta al mundo. Primero fue expulsado contra el Deportivo, el 27 de septiembre (0-0), y después frente al Hamburgo (1-3), el 24 de octubre. La UEFA le suspendió por cinco partidos, de los que aún le quedan cuatro por cumplir porque el Juventus fue eliminado de la «Champions». Esas dos acciones, sobre todo el cabezazo al jugador alemán, le costaron el «Balón de Oro».

Ahora Zidane se presenta en Valencia con la confianza recuperada. De sus palabras se deduce que es feliz cuando está en la selección. «Nuestro fuerte es que estamos organizados como un equipo. Tenemos grandes jugadores y gran carácter. Además tenemos futuro. Hay hasta una decena de delanteros que nos aseguran continuidad. Cuando ganamos el Mundial apenas teníamos dos hombres de ataque, ahora hay donde elegir porque todos juegan a un alto nivel en la selección... Nuestro principal problema en los próximos meses será la concentración. Hasta el Mundial sólo vamos a disputar amistosos y debemos afrontarlos con determinación para no perder esa concentración que nos permitió ganar el Mundial y la Eurocopa».

Se refiere a los Henry, Trezeguet, Anelka, Dugarry, Wiltord, Laslandes, Govou... y valoraba estos días el marsellés, en una entrevista publicada en «L´Equipe», que «es evidente que la mejor Francia sale cuando estamos tres o cuatro semanas juntos y tenemos una Copa por delante. Nuestro placer de juntarnos es inmenso. Las victorias nos hacen ver las cosas desde el lado positivo y después de lo que hemos ganado no hay problemas y no hacemos nada para que los haya. Todos estamos al servicio del grupo. Aquí nadie es imprescindible, se está viendo en los partidos. Este detalle también nos da confianza».

Así piensa el líder francés. Un líder que sonríe cuando se le pregunta por España, que recuerda con especial devoción su gol de falta directa a Cañizares en la Eurocopa —«llevaba mucho tiempo sin marcar un tanto de esa forma»— y que define el partido de esta noche como un «superdesafío, porque me consta que a los españoles no se les ha olvidado lo del mes de junio».

Ni que lo diga, «monsieur».

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