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Bono, en auxilio del Gobierno

El presidente del Congreso le ha ahorrado un mal trago al Ejecutivo al agrupar en una sola las tres peticiones del PP para que compareciesen De la Vega, Conde-Pumpido y Rubalcaba a cuenta del «acoso» a militantes y dirigentes populares

El presidente del Congreso, José Bono , pródigo este verano en declaraciones cuasi críticas contra el Gobierno en cuestiones como el aborto , ha salido hoy en defensa del Ejecutivo de Zapatero al evitarle un largo debate parlamentario sobre las denuncias sobre la utilización del aparato del Estado contra la oposición.

El Grupo Popular defendía en la Diputación Permanente del Congreso, órgano de guardia de la Cámara durante las vacaciones, tres peticiones de comparecencia para exigir explicaciones sobre «la doble vara de medir» que, a juicio del PP, aplica la Fiscalía y la policía judicial según sean los imputados en delitos urbanísticos militantes del PP o del PSOE.

Hay detenciones en secreto -las que afectan al partido en el poder- y otras se retransmiten en directo, las que afectan a afilados del Partido Popular.

Las solicitudes de comparecencia de María Teresa Fernández de la Vega, Alfredo Pérez Rubalcaba y Cándido Conde-Pumpido para que se explicaran ante la Cámara y que iban a ser defendidas por tres «pesos pesados» de los populares -Soraya Sáenz de Santamaría, Arturo García Tizón y Federico Trillo- se convirtieron en una sola por decisión de Bono que, en efecto, tiene atribuciones para ello. Así se lo comunicó Bono a la portavoz del PP cinco minutos antes de empezar la sesión y a Sáenz de Santamaría le dejó la salida de la queja amarga.

Trillo y García Tizón se guardaron los discursos y el PSOE se ahorró un duro debate en el que los tres dirigentes del PP, en las réplicas encadenas que tenían preparadas, hubieran vuelto a airear los casos de la persecución que dicen sufrir. Con la decisión de Bono, la sesión se vio reducida a una breve intervención de la portavoz del PP contestada por el socialista José Antonio Alonso y con los demás portavoces haciendo el coro del «no tienen pruebas». El presidente del Congreso le ahorró un mal trago al Ejecutivo pero le hizo un flaco servicio al Parlamento como centro de la vida política que debe ser.

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