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Javier Teixidor: «Los generales americanos deberían contemplar los desastres de la guerra de Goya»

Orientalista de fama mundial, Javier Teixidor es una de las personalidades que mejor puede valorar el drama de Irak y la compleja situación de Oriente Próximo

Javier Teixidor es el único español «canonizado» de manera solemne como profesor honorario del Collège de France, la institución que, desde 1530, funciona como sancta santorum de la ciencia y el saber de su tiempo, donde sólo se entra por cooptación de otros grandes maestros. En su caso, Teixidor hizo parte de su carrera en las universidades de la costa Este americana, antes de ser invitado a instalarse al frente del Instituto de Estudio Semíticos, uno de los grandes templos laicos del saber occidental sobre los orígenes de nuestra civilización. Sus temas de trabajo afectan a esas raíces y semillas originales: el sustrato arameo de todas las culturas medio-orientales, las traducciones siriacas de la ciencia y la sabiduría griega, la supervivencia de las divinidades paganas en el origen de las civilizaciones del libro.

Teixidor acaba de publicar un libro, «Mon père, l´Araméen errant» (Ed. Albin Michel) que es una lectura histórica del Éxodo y el Deuteronomio y un monumento de sabiduría erudita. Teixidor es una de las grandes personalidades europeas que pueden hablar con la máxima autoridad del balance cultural de la guerra de Irak o de la importancia de la cultura y la religión en el futuro del cáncer más grave que afecta al porvenir de la sociedad internacional, la crisis de Oriente Próximo.

-Se ha especulado mucho con los daños provocados por la guerra en Irak, ¿puede hacerse, ya, un balance más o menos definitivo del coste cultural de esas destrucciones?

-Todavía no. Dicho esto, hay informaciones que me parecen muy significativas. Por ejemplo, recuerdo las imágenes de una sala del Museo Nacional de Arqueología de Bagdad, que conozco muy bien, porque yo he trabajado en esa sala, incluso he publicado estudios sobre las piezas que he visto por el suelo, destrozadas... se trata de una estatua del rey y la princesa de Hatra. La señora que explicaba, llorando, el alcance trágico de esas destrucciones, era una de las responsables del museo. Esas imágenes me conmocionaron, como preludio de daños incalculables. Otras imágenes espantosas son las de la Biblioteca de Bagdad que conozco muy bien. La pérdida de manuscritos pudiera ser mucho más grave. Otro museo que ha sufrido daños gravísimos es el de Mosul, que conozco muy bien. Tiene o tenía documentos y piezas excepcionales sobre la ciudad de Hatra. Yo he excavado en esa ciudad santuario, aramea y árabe. Se teme lo peor. Lo verdaderamente trágico es que la comunidad científica internacional habíamos escrito colectivamente al Pentágono insistiendo en la gravedad de los riesgos culturales. Y la evidencia es que los militares no hicieron caso. Y esa indiferencia aparente es la que facilitó y precipitó las destrucciones. Eso no se puede perdonar.

-Las destrucciones, las deportaciones de masas, el pillaje son una parte esencial de la historia milenaria de todo Oriente Próximo.

-No estoy de acuerdo. Esa es una manera maximalista de ver la historia. Al-Mansur funda Bagdad en el 762. Los abasidas, los fundadores de Bagdad, no estaban de acuerdo con la política del califato de Damasco y decidieron fundar su ciudad, manteniendo, siempre, muchos contactos con Irán, con Persia. Muy pronto, Bagdad se convirtió en un centro de cultura excepcional y mantuvo contactos con el norte, donde estaban los monasterios cristianos, siriacos, con monjes y eclesiásticos, gente de una gran cultura. El contacto con esa alta cultura siriaca dio a Bagdad nuevas posibilidades, traduciendo al árabe la gran cultura griega que había sido traducida al siriaco, que es una lengua aramea. Ese intercambio dio resultados de primera importancia. Al-Mansur creó un foco de cultura excepcional. En Bagdad se encontraron intelectuales, traductores de lengua siriaca, lengua hebrea, lengua árabe, lengua persa. Todo eso está bien repertoriado. Eclesiásticos cristianos, hebreos y musulmanes trabajaron juntos en traducir del griego al árabe, comenzando una tarea de transmisión de alta cultura que está en el origen último de nuestra civilización. Durante tres siglos, Bagdad vivió en paz con sus vecinos. Hablo de la Bagdad del siglo octavo y el siglo noveno.

--Un preludio de lo que sería la Escuela de traductores de Toledo...

-Ciertamente. La Bagdad del siglo noveno es uno de los grandes momentos de la historia universal. Protagonizada por esa comunidad de culturas y pensamiento, entre gentes venidas de tres grandes religiones. De ahí la enorme inquietud actual ante las posibles destrucciones.

-Si he entendido bien su libro sobre el Deuteronomio, que habla de los orígenes últimos de ese inmenso foco de civilización que son los pueblos arameos, entre el sur de la Turquía actual y Egipto, entre las fronteras del Eufrates y el Líbano y el Israel de nuestro tiempo, si lo he entendido bien, ese modelo de cohabitación cultural es el único modelo de paz para los pueblos y religiones de la región, que sólo han vivido en paz cuando han sido tolerantes.

-Totalmente de acuerdo.

-En ese sentido, el integrismo religioso, de distinto signo, ha sido y sigue siendo muy nocivo, trágico...

-Sin duda. Al mismo tiempo, en ocasiones, el mundo musulmán de Irak y en parte de Siria ha aceptado el cristianismo. Ha habido más que un modus vivendi. Ha llegado a existir alguna forma de diálogo intelectual y sentimental. Pero es cierto que cuando una de las religiones se convierte en una cosa monolítica y rechaza a las otras se llega a la tragedia. España ofrece un buen ejemplo en el que, finalmente, se llega a una forma de diálogo y convivencia bastante creadora, en el fondo. A partir de ahí, la irrupción militar de un ocupante, como ocurrió con los mongoles, o como puede ocurrir, ahora, con los americanos, introduce unos factores desestabilizantes. Y eso es lo que tememos quienes conocemos Irak: vemos con mucho miedo el futuro. Las cosas pueden ponerse muy mal. No se puede imponer nada. Los occidentales tendríamos que ponernos de acuerdo para saber lo que es la democracia. Y nadie sabe si ese modelo puede imponerse por la fuerza. Se puede imponer un lavaplatos. Una ideología es algo mucho más complejo. Yo conocí Irak y Bagdad antes de Sadam Husein. Había ciertos equilibrios básicos, con una cierta violencia, con un clima muy duro, que, a la larga, exaspera la piel y los pensamientos. Pero Bagdad tiene una larguísima historia cultural, donde se ha escrito un buen árabe, con una buena universidad, con grandes escuelas de traductores. No está claro cómo se reconstruirá todo eso.

-Sin embargo, no cabe ninguna vida intelectual con un sistema despótico y un Estado tiránico.

-Por supuesto. También es verdad que en el mundo islámico hay mucho momentos de ayer y de hoy en el que la tolerancia no existe.

-La lectura puramente científica de los grandes textos religiosos nacidos en Oriente Próximo ¿pudiera ayudar a descubrir las raíces comunes de esos pueblos enfrentados a muerte, con tanta frecuencia?

- Estoy trabajando en problemas de judeo-cristianismo... y mi conclusión, provisional, es que no entiendo cómo pudieran acabar por juntarse judaísmo y cristianismo. O islam y cristianismo, o islam y judaísmo. He intentado estudiar distintos puntos de vista, para llegar siempre a la misma conclusión: no veo cómo pueden llegar a entenderse. Pueden llegar a tener relaciones amistosas, cada cual en su sitio, en su tierra. Pero no veo la posibilidad de mezclar esas religiones. Mi conclusión es que lo único que puede salvar a nuestras sociedades es la tolerancia y el respeto laico del vecino. Sin ese respeto laico no podemos llegar a entendernos. En Francia, con cristianos, judios y musulmanes, se puede vivir porque se ha adoptado un modelo laico, en el que cada cual respeta las creencias del otro y nadie las esgrime contra el otro. Cada cual hace en su casa lo que quiere. Y va al templo que quiere. Así, juntos, pueden hacer cosas.

-Leyendo su libro me preguntaba si no sería útil para un palestino, un judio, un cristiano y un musulmán de hoy saber, o aprender, cosas como que Jesús hablaba arameo, recordar que la cultura aramea es un fondo común, donde nacen muchas raíces culturales y religiosas del hombre de todos los tiempos, en Oriente Próximo y en todo el Mediterráneo. Los problemas comienzan y perduran cuando una de esas comunidades desea imponer sus convicciones manu militari.

-Por supuesto. Así comienzan las expulsiones de los extranjeros. Desde el siglo XV antes de Cristo hasta hoy. Sin embargo, en ocasiones, como ocurre en el Éxodo, también ocurre que el libro, los libros, cuentan unas cosas de las que no hay huella arqueológica. No las de la realidad histórica del Éxodo, que, sin embargo, es la gran epopeya de todo un pueblo.

-Desde esa experiencia milenaria, ¿quiénes entre cristianos, judíos o musulmanes aceptan mejor la convivencia pacífica con sus paisanos de otra lengua, cultura o religión, basada en una lectura histórica de los textos fundacionales de las grandes creencias colectivas?

-Quienes la aceptan mejor son los cristianos. Las lecturas fundamentalistas del Antiguo Testamento comienzan diciendo que Dios ha dado a este pueblo esta tierra; y esta tierra va de norte a sur, cubriendo mucho más allá de Palestina, y todo eso se considera Tierra Santa. Y con esa concepción no es posible ninguna paz. Pero hay otras lecturas posibles. Para mi la Biblia es un texto religioso, con datos históricos importantes. Los cristianos son mucho más libres en su manera de interpretar el texto religioso. Europa está leyendo el texto bíblico de una manera crítica e histórica desde el Renacimiento. La hizo Luis Vives, la hizo Erasmo, la hizo Spinoza, y muchos más. Con esa crítica, el texto bíblico pueda leerse desde una cierta perspectiva, pensando que es un texto religioso, pero que no puede interpretarse al pie de la letra. En el mundo judío, ese movimiento intelectual comenzó mucho más tarde, quizá porque tenía que defenderse del Occidente cristiano. Para los judíos, la religión era su nación, era su manera de vivir. Y en el mundo árabe-musulmán a nadie se le ha ocurrido hacer una crítica del texto sagrado. Y si alguien ha hecho una lectura del Corán que no sea la estrictamente oficial lo han puesto en la calle, lo han metido en la cárcel, o lo han degollado. Lo que no quiere decir que no haya intelectuales críticos, claro. Solamente los cristianos han hecho una lectura histórica y «desdivinizada» de sus textos sagrados. Y solo ellos aceptan esa aventura intelectual, imprescindible.

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