El Atlético deja vivo al Liverpool
«Volveremos a ser campeones». La afición del Atlético recibió a sus jugadores con este mensaje de ilusión, después de catorce años sin obtener un título. Los incondicionales rojiblancos animaron a sus ídolos con esta frase de esperanza, tras veinticuatro años sin disputar una final europea. El doble éxito nacional en 1996 y la Recopa perdida ante el Dinamo de Kiev en 1986 quedan demasiado lejos para un club que fue un clásico de la historia de las competiciones continentales hasta 1999. Ahora, el conjunto madrileño aspira a proclamarse campeón de Copa y a disputar la final de esta Liga Europa que ha adquirido nivel a medida que se han clasificado los grandes. Anoche, los hombres de Quique fueron superiores al Liverpool y no le supieron rematar. Le pudieron noquear y le dejaron respirar. Los locales dominaron táctica y técnicamente y no hicieron sangre. Forlán anotó el 1-0 al rematar con el pie un balón mal cabeceado por él mismo y, después, el Atlético no insistió en su agresividad. Permitió que la eliminatoria se decida en Inglaterra. [ Narración y estadísticas ]
Los muchachos de Benítez sorprendieron con su débil sistema destructivo. Miedosos ante Reyes y Forlán, dejaron jugar y no presionaron como se esperaba. Para colmo, Assunçao persiguió a Gerrard por todo el campo y complicó la creación ofensiva del once inglés. En estas condiciones, Jurado actuó solo, sin marcaje. Quiso romper con sus pases, pudo desarbolar al enemigo y se encontró con las posiciones estáticas de sus compañeros. Únicamente Reyes sumó su talento atacante. Los dos, sin embargo, no eran aportación suficiente para aumentar el marcador. Simao no lució y Forlán no ofreció más que el gol inicial. Los atléticos desaprovecharon una excelente oportunidad de sentenciar la semifinal. Y el Liverpool quedó vivito y coleando.
Rafa aleccionó a sus jugadores en busca de un empate que no encontró y que nunca mereció. Adelantó líneas y el partido entró en una fase de infarto. Los visitantes intentaron la igualada con incursiones de su capitán. Los locales contestaron con el estilo que les gusta, el contragolpe.
Correcalles de miedo
Perea anuló dos acciones dramáticas con robos de balón al borde del área basados en una velocidad increíble. La respuesta fue un trallazo de Simao que Reina despejó con unos reflejos portentosos, preludio de otra magnífica parada a disparo de Reyes.
Benítez sacó a Babel para obtener mayor verticalidad. Se notó. Los «reds», vestidos de negro, se mostraron más incisivos. Perea equilibró sus virtudes con dos errores que pusieron al Calderón al borde de la angina de pecho. El duelo se transformó en un combate de ataque y contraataque sin red, a todo o nada.
Ujfalusi y Gerrard protagonizaron las últimas opciones de remate. La semifinal quedó pendiente para la vuelta. El Liverpool se salvó. Apelará a su afición. Esperemos que el equipo español no lamente su falta de instinto asesino.
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