Sarkozy remodela su Gobierno tras el fracaso electoral

Veinticuatro horas después del voto de castigo de las elecciones regionales, Nicolas Sarkozy ha procedido a un primer cambio de gobierno que, tras su dimensión “técnica” y “limitada”, anuncia un “giro a la derecha”, integrando a distintas familias conservadoras, cuando el paisaje político y social sufre cambios imprevisibles.

Hace semanas, los sindicatos habían convocado para hoy una huelga “general”. El resultado de las elecciones regionales confiere a la huelga el carácter de una “tercera vuelta social”.

Por su parte, los enemigos políticos del presidente comienzan a organizarse políticamente. Dominique de Villepin, ex primer ministro, enemigo personal de Sarkozy, desde hace años, presentará el jueves un nuevo partido conservador, minoritario, pero “con vocación a convertirse en alternativa”. Jean-François Copé, presidente del grupo parlamentario conservador en la Asamblea Nacional, ha pedido “la vuelta a sus valores tradicionales”, confirmando el riesgo de una revuelta larvada.

Sarkozy ha confirmado en sus cargos a todos los grandes “pesos pesados” de su gobierno: Bernard Kouchner (socialista independiente) en Asuntos exteriores, Michèlle Alliot Marie (nacionalista gaullista) en Justicia, Christine Lagarde (liberal) en Economía. Al mismo tiempo, ha ofrecido cargos significativos aunque relativamente menores a personalidades de otras familias conservadoras.

En el nuevo gobierno se integran, esencialmente, personalidades menores de varias familias conservadoras, todas hostiles a la extrema derecha. Georges Tron, próximo a Villepin, será ministro de la Función Pública. François Baroin, próximo a Jacques Chirac, estará a cargo de los Presupuestos nacionales. Erich Woerth, liberal, asume la cartera de Trabajo, un puesto ultra sensible. Martin Hirsch, independiente de izquierdas, abandonaría el gobierno “tal como era su deseo”. Se trata de cambios significativos, pero limitados.