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Eurovisión: Eurobestiario en Kiev

En Italia deben de estar dando gracias por el día en que abandonaron el Festival de Eurovisión. Qué suerte, qué a tiempo. Y no me refiero tanto a la Italia de Mina, Patti Bravo o Domenico Modugno como a la de Pucci, Loro Piana o Brioni. Para alguien con buen gusto, debe de ser tremendo codearse con los adefesios que andan sueltos por Kiev (y tampoco me refiero a presidentes o a primeras ministras con trenzas y traje regional).

España puede decir que ha ganado dos veces. Una, vestida de Courrèges, y otra, de Pertegaz. Pero es que hasta el estilista de Remedios Cervantes es un figurón de la Alta Costura al lado de algunos de estos elementos.

En general, son como el casting de «Gran Hermano» mezclado con el desfile del Festival de Folklore en el Mediterráneo. Pero yendo a lo particular, la cosa va a más. Lo de Polonia es para nota. Ivan & Delfín se llaman sus representantes, aunque salen más, hombre y mujeres. El cuadro es como la presentación de «300 millones». Un poco entre «bailando la marinera y tengo unas botas negras, ¿quién me las quiere comprar?» Y lo de Portugal (Luciana y Rui). A ver. El chico parece de los que queman libros en «Farenheit 451» y la chica para mí que ha pedido prestado a Mari Carmen su muñeco Leoncio y se lo ha metido debajo de la gorra.

De Irlanda han mandado un niño, pero va acompañado. Donna y Joseph. Joseph McCaul. Y es como Macauley Culkin, pero con unos toques de Tintín. De Austria viene Heidi, con su corpiño y su delantal. Lástima que no esté la señorita Rottenmeier. Vale, el grupo se llama Global Kryner´s. Y lo más increíble, utiliza el español en su canción. Y en catalán cantará la de Andorra, Mari-An, que aunque parezca una marca de trajes de novia es una chica que se disfraza de pavo real. Como María Jiménez, en versión sencilla. Hay más. Noruega acude con Wig Wam. Big mamarrachos. Para decirlo claramente, su extravagante aspecto anda entre Falete y Kiss.

Por Moldavia van los inclasificables Zdob shi Zdub, hacedores de ruido por excelencia. Y se llevan a la abuela de la fabada para que toque el bombo. Bueno, siendo de Moldavia, la abuela de la mamaliga (unas gachas típicas del país). Vaya, las españolas Son de Sol sólo se parecen a Carmen Calvo. Eso no es tan grave. Peor sería parecerse al presidente de Ucrania.

En 1973 Israel mandó a su representante (Ilanit) a Luxemburgo con un chaleco antibalas (todavía estaban recientes los Juegos Olímpicos de Munich). Este año los protegidos deberían ser los espectadores. Y eso que casi no hemos hablado de música.

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