La bandera

Es de agradecer la cobertura informativa dada por ABC, que contrasta con el silencio y ninguneo de otros medios de comunicación relevantes, al acto de Homenaje al General Riego el pasado 7 de noviembre, en la madrileña plaza de la Cebada, lugar en el que fue ahorcado, hace 179 años, en un acto de venganza miserable de real designio. Fue una fecha triste la del 7 de noviembre de 1823, por ser esta cruel ejecución el símbolo de la vuelta al absolutismo. La presencia de cargos del PP en el acto es un síntoma de normalidad democrática, junto a republicanos y dirigentes socialistas y comunistas. La incorporación del PP a esta condena del absolutismo de 1823 puede que sea un síntoma de movimiento, en el tiempo histórico, hacia la condena de un absolutismo más reciente, el inaugurado en 1936. Viene a cuento esta referencia por las declaraciones realizadas por el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Fernando Martínez-Vidal, durante el Homenaje, al calificar las banderas republicanas presentes en el acto como «no constitucionales». No deseo iniciar una polémica con tan educado concejal, acerca de la actual bandera del Estado español, pero sí quiero decir con contundencia que la bandera tricolor, la oficial de España, entre 1931 y 1939, era y es una bandera constitucional de una democracia, aunque no sea en la actualidad la oficial del Estado. Sólo pedimos respeto hacia un símbolo del pueblo español, legítimo, y que sólo por la fuerza de los fusiles dejó de ser la bandera oficial de España. Aunque es conocido en Madrid el civismo de los republicanos, también quiero aclarar, ya que hablamos de respeto, que las expresiones y gritos extemporáneos no partieron, en el acto de homenaje, de los militantes de Izquierda Republicana. Cada palo que aguante su vela.

Isabelo Herreros, secretario general de Izquierda Republicana.

Madrid.