Secuestros y ataques sabotean la industria petrolera de Nigeria
Aumentan las operaciones de la guerrilla contra las multinacionales, mientras un desconocido y autodenominado Movimiento por la Emancipación del Delta del río Níger rapta a cuatro trabajadores extranjeros y mata a varios soldados

ALFONSO ARMADA
MADRID. Miembros de un grupo armado autodenominado Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger (MEND, en su acrónimo anglosajón), hasta ahora completamente desconocido, reivindicó el secuestro de cuatro trabajadores extranjeros al servicio de la Royal Dutch Shell. La campaña contra instalaciones petrolíferas de multinacionales como la holandesa Shell, la italiana Agip y la francesa Total, según un comunicado enviado por el MEND, se recrudeció hace un mes y amenaza con afectar a la principal industria del primer exportador africano de crudo si no son puestos en libertad un caudillo de la etnia «ijaw» y un ex gobernador del sur del país más populoso de África.
La Shell, que ha evacuado a más de 300 empleados, ha recortado en 221.000 barriles diarios sus explotaciones en el delta. Los problemas en el sur de Nigeria y las amenazas del gobierno de Teherán han hecho que se disparase el precio del crudo, que ayer llegó a cotizarse a 65,52 dólares el barril de Brent del mar del Norte para entrega en marzo, el precio más elevado desde septiembre pasado.
Vida en la miseria
Diez años después de la ejecución del escritor Ken Saro-Wiwa y otros ocho activistas «ogonis», la situación de los derechos humanos y la pobreza entre los pueblos del riquísimo enclave petrolífero del delta del río Níger sigue siendo precaria, según informes de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. «Es como el paraíso y el infierno. Ellos lo tienen todo y nosotros, nada... Si protestamos, envían soldados», asegura Eghare W. O. Ojhogar, jefe de la comunidad Ugborodo. «Es un insulto a la memoria de Ken Saro-Wiwa y los activistas que murieron con él que se siga permitiendo que los responsables de homicidios, palizas y violaciones evadan a la justicia. Su campaña a favor de los derechos económicos y sociales continúa vigente, con el 70 por ciento de los habitantes del delta del Níger viviendo en la miseria a pesar de los ingresos por petróleo», resalta en su último informe Kolawole Olaniyan, director del Programa Regional para África de Amnistía Internacional.
«Hemos decidido no limitar nuestros ataques a la Shell puesto que nuestro objetivo final es impedir que Nigeria siga exportando crudo», se dice en el escrito enviado a la agencia Reuters y al diario The Guardian, de Lagos por el MEND. Un portavoz de Amnistía Internacional en Londres y el especialista en Nigeria de la organización Human Rights Watch dijeron desconocer la verdadera naturaleza del «sospechoso» Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger, que asegura contar con una fuerza de 5.000 militantes armados.
Además de reclamar la independencia de la región, este grupo que dice hablar en nombre de la minoría «ijaw», exige la liberación de varios activistas «ijaw», entre ellos Mujahid Dokubo Asari, un líder guerrillero que en agosto de 2004 proclamó un alto el fuego y prometió perseguir sus objetivos secesionistas mediante la agitación política. Asari fue encarcelado el año pasado tras volver a insistir en sus pretensiones de «romper Nigeria en pedazos». El Gobierno le acusa de traición. Los miembros del MEND también reclaman la puesta en libertad del depuesto gobernador de Bayelsa, Diepreye Alamieyeseigha, a quien tanto las autoridades de Abuya como las de Londres pretenden procesar por lavado de dinero.
El presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo, que llegó al poder con la promesa de democratizar el país, recortar la corrupción y atajar la miseria que atizó el activismo de Saro-Wiwa, pidió ayer a los secuestradores que salvaguarden la vida de los rehenes. Saro-Wiwa fue ejecutado por órdenes del predecesor de Obasanjo, el dictador Sani Abacha. Según el MEND, los cuatro secuestrados -originarios de Honduras, Bulgaria, Reino Unido y EE.UU.- son mercenarios al servicio de la Shell que protegían un oleoducto en Bayelsa, presuntamente destruido por efectivos del MEND el 11 de enero.
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