En búsqueda de un puñado de votos
En función de quién haga las cuentas, la reforma sanitaria de Estados Unidos -en la que el presidente Obama ha invertido buena parte de su capital político- se encuentra a tan sólo diez, ocho o quizá tan sólo cinco votos de empezar a hacerse realidad. Con las expectativas puestas en la Cámara de Representantes, llamada a pronunciarse quizá este domingo sobre la versión ya aprobada por el Senado.
En virtud del complicado atajo parlamentario forzado por el Partido Demócrata, con el fin de dar esquinazo a la minoría de bloqueo que los republicanos disponen ahora en el Senado, la votación en la Cámara Baja requerirá una simple mayoría de 216 votos para respaldar la versión ya aprobada por el Senado. De prosperar, las dos Cámaras federales votaran en un paquete de modificaciones para acortar diferencias.
Obama podrá entonces firmar en forma de ley su máxima prioridad doméstica. Pero el gran problema sigue siendo la falta de consenso dentro del propio Partido Demócrata. Por eso, para no distanciarse de estos decisivos trámites parlamentarios, la Casa Blanca ha cancelado el viaje presidencial previsto a Indonesia y Australia. La gira, ya retrasada una semana, debía comenzar este domingo. Pero ayer se optó por aplazar este compromiso internacional por lo menos hasta junio.
Tras más de un año de contenciosos debates y con multimillonarios intereses en juego, la monumental reforma ha recibido también ayer un significativo respaldo por parte de la Oficina Presupuestaria del Congreso. Esa institución independiente ha estimado que el proyecto costará 940.000 millones de dólares durante diez años . Pero con la ventaja de recortar el déficit federal por valor de 130.000 millones de dólares en ese mismo plazo. Además de otros 1,2 billones de dólares durante los diez años siguientes.
Estos números han servido como argumento adicional para cosechar el respaldo de los diputados demócratas con reparos sobre el impacto fiscal de esta iniciativa. Además de ser utilizados también para convencer a los congresistas más a la izquierda del Partido Demócrata que deseaban la creación de un seguro público alternativo. Sin esa opción, es decir manteniendo el actual sistema basado en seguros privados vinculados al puesto de trabajo, la reforma aspira a facilitar cobertura sanitaria a más de 30 millones de estadounidenses a través de una combinación de subvenciones y la ampliación del programa Medicaid para los más pobres.
Más allá de la frontal oposición del Partido Republicano al proyecto de reforma, una cuestión decisiva continua siendo todo lo referente a subsidios públicos para el aborto Ya que la versión del Senado no contiene un lenguaje tan restrictivo como el impuesto en el texto inicialmente aprobado por la Cámara Baja. Salvaguardias introducidas precisamente ara ganar el respaldo de los diputados demócratas de corte más conservador.(
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