«Si no nos dan una ayuda, volveremos a Villaconejos»
POR CARLOS HIDALGOFOTOS: JAIME GARCÍAMADRID. Villaconejos no quiere saber nada de «El Calvo». Quizá en sus corrillos de solana en la plaza mencionen el apodo de Francisco Bernuy, pero nunca de puertas

POR CARLOS HIDALGO
FOTOS: JAIME GARCÍA
MADRID. Villaconejos no quiere saber nada de «El Calvo». Quizá en sus corrillos de solana en la plaza mencionen el apodo de Francisco Bernuy, pero nunca de puertas para afuera. Al menos, así es como se muestra ante los medios de comunicación que aún, con más o menos frecuencia, se trasladan a este pequeño pueblo de 3.400 habitantes para tomarle el pulso a su recuerdo. A la memoria del final de año más convulso que se recuerda en la localidad, el de 2006.
La casa que habitaban «El Calvo» y su familia ya no echa humo, aunque sus paredes color hollín son testigos impenitentes de lo que allí ocurrió el 31 de diciembre. Esa tarde en la que medio millar de vecinos le prendieron fuego a la finca, hartos, dicen, de las fechorías de «El Calvo» en los cinco o seis años que llevaba en el pueblo. Fuenteovejuna llamaron muchos a lo que entonces ocurrió. Porque todos en el pueblo se autoinculpan, incluso quienes no estuvieron allí. Sin embargo, lo que son las cosas, la aproximadamente docena de personas que han pasado, en calidad de imputadas, por el juzgado de instrucción número 1 de Aranjuez poco o nada parecen saber de lo que allí ocurrió esa jornada.
«Están negando ante el juez su participación. Básicamente, lo que aducen es que no estuvieron allí el día de los hechos, y otros que sólo miraban lo que pasaba», indicaron fuentes del caso. Antes de que pasaran los imputados ante el juez, lo hicieron los bomberos y agentes de la Guardia Civil que acudieron a casa de «El Calvo», además de su esposa y los familiares de ésta, quienes estaban dentro de la vivienda en el momento del incendio intencionado.
«Yo misma reconocí a más de 10 vecinos, hombres, que entraron en mi casa», relata Rosa Vilches, esposa de «El Calvo». «Rompieron las puertas, las ventanas, con piedras y con palos -prosigue-. Cogieron una bombona de butano y la usaron para romper los cristales».
Recluida en Villaverde
Sobre la posibilidad de que ella, «El Calvo» y sus tres hijos regresen a Villaconejos, explica: «Yo no quiero volver, pero, si no me dan alguna ayuda, un lugar donde vivir, volveremos al pueblo. Estoy pagando el préstamo de mi casa, un abogado y manteniendo a tres niños». Rosa, desde el piso de su hermana en Villaverde, donde se ha ido a vivir con sus hijos, afirma que su único sustento es la pensión que percibe, puesto que no trabaja.
«A mis hijos les han quitado media vida. Acostumbrados a vivir en el campo, y, de golpe y porrazo, esto». «Javi -así es como llama a su marido- se lo deja todo a la justicia, pero él lo único que quiere es salir cuanto antes de la cárcel».
Y dice que lo hará este mes o quizá el que viene. A causa de los destrozos provocados el 30 de diciembre en el bar Cachete, le revocaron la libertad condicional que tenía por una detención ilegal a una vecina del pueblo. Ahora, ya ha cumplido por un delito de atentado contra la autoridad, pues disparó contra la Guardia Civil de Chinchón el día que le detuvieron. La libertad condicional le fue retirada, pero el asunto está recurrido en la Audiencia. Son optimistas y creen que la justicia les dará la razón.
Además, Bernuy cuenta con una orden de alejamiento de 500 metros de Villaconejos, dictada recientemente contra él por el juez que ordenó su excarcelación por los hechos del bar Cachete. Su abogado lo niega, pero el alcalde de Villaconejos, Lope de Benavente, y la propia esposa del reo lo reconocen.
Aún queda un tramo judicial abierto, hasta que declare la otra mitad de los 27 vecinos imputados, cinco de ellos por incendio. Luego, la representación legal de Bernuy solicitará la imputación del propio alcalde, que se practiquen ruedas de reconocimiento de los familiares sobre los vecinos llamados a declarar y que se redacten diligencias de embargo de bienes.
«Que no lo suelten»
La esposa de «El Calvo», que también estuvo un año en la cárcel por verse implicada en aquella detención ilegal a una vecina, está embarazada de seis meses. «Por el momento, lo llevo bien, pero estoy muy nerviosa... Me tienen que dar una solución, porque, si no, planto una tienda de campaña en la puerta del Ayuntamiento».
Mientras, los vecinos del pueblo aseguran que están «esperando acontecimientos». «No veo bien que suelten a ese hombre, que tanto mal ha hecho aquí. Tengo miedo, porque tengo hijos. ¿Es esto justicia?».
La esposa de Javier Bernuy, «El Calvo», pide que alguien le dé solución a su falta de vivienda tras quemársela los vecinos del pueblo. Si no, volverán al pueblo. Los imputados niegan los hechos ante el juez
El Consistorio luce aún una pancarta que recuerda los hechos del pasado fin de año
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