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El «ciclón» Gadafi toma Sevilla

Ha sido anunciada como una visita de «estricto carácter privado», pero la organización y el despliegue de medios público realizado en torno a los dos días de descanso que va a pasar Moammar el Gadafi

Ha sido anunciada como una visita de «estricto carácter privado», pero la organización y el despliegue de medios público realizado en torno a los dos días de descanso que va a pasar Moammar el Gadafi en Sevilla han tenido en jaque a las autoridades, las Fuerzas de Seguridad, los hoteleros y los periodistas.

Fue el pasado día 6, a su llegada a la cumbre UE-África en Lisboa, cuando se supo de la intención del líder libio -que no jefe de Estado- de visitar varias capitales de Andalucía, como Sevilla, Córdoba y Granada, antes de iniciar su histórica visita oficial a España, que comenzará el lunes en Madrid.

El carácter privado de la visita fue la excusa para no establecer una agenda que pudiera estar controlada por los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Interior españoles, que, sin embargo, han tenido que redoblar sus esfuerzos para atender los requerimientos de una visita tan insólita como complicada. Gadafi acude con un séquito de casi 400 personas y se instala en una lujosa jaima que despliega en lugares emblemáticos y alrededor de la cual monta su «campamento del desierto» -camello incluido-. Tras descartar su visita a Córdoba y Granada -por problemas de tiempo y de desplazamiento de su enorme comitiva- reservó los mejores hoteles de Sevilla.

Mientras, la Delegación del Gobierno en Andalucía acogía el viernes por la tarde una reunión de urgencia para conocer las últimas decisiones de un viaje que, por su improvisación, por su complejidad organizativa y por motivos de seguridad, han estado dando numerosos quebraderos de cabeza a los funcionarios españoles.

Ayer todo estaba preparado para la llegada del coronel Gadafi al aeropuerto sevillano procedente de París. Sus tres aviones no llegaron hasta pasadas las tres de la tarde. Desde allí, la enorme comitiva de coches de lujo se trasladó escoltada por la Guardia Civil a través de las principales carreteras exteriores de Sevilla -convenientemente cerradas al tráfico- hasta la Hacienda La Boticaria, a unos 10 kilómetros de la capital. La jaima en la que se instala Moammar el Gadafi, y en la que recibe a sus huéspedes conforme a la tradición del desierto, se desplegó en torno al coqueto lago de la hacienda, en una zona no visible desde el exterior.

Las amazonas y 40 mercedes

En los alrededores de la finca, un amplio dispositivo de seguridad formado por agentes de la Policía Nacional y también personal de seguridad árabe comprobaban cada metro de terreno. Entre el personal, levanta expectación las 30 guardaespaldas con las que se desplaza el coronel.

La organización había solicitado móviles para el séquito y 40 Mercedes -no aceptaron otras marcas-, así como numerosos corderos vivos para poder sacrificarlos conforme al rito árabe, desangrándolos, para poder comerlos «puros». A su llegada a La Boticaria, propiedad del empresario José Antonio Sáenz, el coronel libio sacrificó un cordero a la entrada del complejo, antes de dirigirse a la jaima a descansar.

Por la noche llegó a la hacienda el ex presidente del Gobierno José María Aznar, acompañado de su mujer, Ana Botella, a quienes el líder libio había invitado a cenar como gesto para devolver la visita que el entonces presidente español realizó a Trípoli en 2003. Moammar el Gadafi se desplazará hoy hasta la cercana localidad de Gerena para celebrar una cacería en una finca denominada Las Coladas, colindante con los términos de Sanlúcar la Mayor y Aznacóllar.

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