Guardiola se resiste a ser la baza electoral de Laporta
Hasta que no haya títulos de por medio, y como antídoto para aliviar el dolor de la eliminación copera, la renovación de Pep Guardiola es capital para el barcelonismo. Reflexiona el propio técnico al respecto: «Lo peor de quedar fuera de la Copa es esto: estas tres semanas se va a hablar de fichajes, de cambiar jugadores, mucho de elecciones, y yo no quiero entrar ni en mi situación ni en esto».
Efectivamente, el entorno se moviliza ahora que vienen curvas y Joan Laporta sólo tiene una obsesión prioritaria en estos momentos: quiere renovar a Guardiola a toda costa -se habla de un contrato sensacional que le colocaría como uno de los mejores pegados del gremio- antes de que se convoquen las elecciones y sumar así otro título, quizá el más valioso aunque no haya trofeo de por medio.
Pep, que no quiere perder ni un segundo con el tema estando la Liga y la Champions en juego, descarta posicionarse por el momento. El técnico no quiere que Laporta se sume el tanto y le beneficie en el proceso electoral. Aunque no se pueda presentar, Laporta ya ha dejado claro quién es su delfín y pretende atribuir a la junta del futuro, que encabezaría Alfons Godall, el mérito de retener al hombre de las seis copas.
El resto de precandidatos también está a la espera. Todos pretenden mantener al entrenador, aunque pretenden que Guardiola dé un paso al frente. A Pep le preocupa el presente, que le dice que hoy le toca vengarse del Sevilla.
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