«Máxima Audiencia»
No veo el programa, lo cuentan
profusamente las radios,
los artículos de fondo,
la preocupación del barrio.
«¡Gracias a la información
porque me incita evitarlo!».
Si es noticia cada día
de los hombres el mal trato
hacia sus novias, mujeres,
la violencia y el escándalo,
el acoso sexual
con la pistola en la mano.
—¡La mano de un policía
aún para mayor escarnio—.
La violación por un padre
a su hijita de tres años...
Si un elegido a un concurso,
porque dice que es muy «macho»,
que así lo elogia su padre,
o su madre, no hace al caso,
el que haga una «machada»
no lo encuentro nada raro,
y más si encima le prohíben
su afición por el tabaco.
¿Para qué tanta protesta,
para qué tanto alegato
de tantas asociaciones
de los derechos humanos?
Si la audiencia es asombrosa,
con porcentajes tan altos,
¿no serán también culpables
los que se suman al acto?
Si leyeran un buen libro,
si llenasen los teatros,
no existiría ese programa,
ni tanto papel mojado
y miraríamos más cerca
lo que pasa a nuestro lado.
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