Gonzalo Menéndez-Pidal revela cómo Martínez Campos liberó a Baroja de la muerte
Editada por la Residencia de Estudiantes, la obra es glosada por Antonio Hernando, Elvira Ontañón, Manuel Varela y el director de la Academia de la Historia, Gonzalo Anes
MADRID. Gonzalo Menéndez-Pidal, hijo del eximio políglota, noventa y tres años, el más antiguo académico de la Historia, es un sabio de otra época. En San Rafael atesora un archivo perfectamente organizado, en el que reúne una colección de un millar de películas, registros sonoros, antiguas máquinas de fotos y artilugios. Parte de esa vida la ha volcado en «Papeles perdidos», obra en la que se revelan episodios conocidos, pero no muy divulgados, de nuestra historia.
Como la forma en que Pío Baroja salvó la vida en los primeros días de la Guerra Civil gracias al general Martínez Campos. Don Gonzalo supo de ello cuando grabó dos horas de tertulia en casa de don Pío: «Había estallado la Guerra -escribe Menéndez-Pidal en «Papeles perdidos»-. En Vera acompañaban a Baroja sus amigos. Uno de ellos comentó cómo dos columnas de requetés iban a entrar en Lesaca: «Sería interesante para usted verlo». Fueron a Velate. De allí camino de Almandoz, donde emprendieron regreso a Vera, pero en Santesteban una serie de airadas voces reconocen a Baroja como enemigo del tradicionalismo, había que acabar con ellos, la cosa no podía presentarse peor, pero -menos mal- fueron militares los que se hacen con los prisioneros y acaban con ellos en la cárcel municipal». Baroja les dice a sus compañeros: «Tal vez lo que pueda ocurrirnos aquí no sea nada bueno».
Al amanecer aparece un comandante del Estado Mayor, el entonces conde de Llovera (Carlos Martínez Campos), que espeta al sargento que le acompaña: «Estos señores están en libertad». Cuando en 1956 muere Baroja, ante su féretro el ahora duque de la Torre inclina su cabeza. «En una hoja de bloc donde se escribían vales para alojar a sus hombres, para requisar alimentos, ese hombre había escrito palabras que salvaron vidas». Memoria de un episodio real y curioso que Gonzalo Menéndez-Pidal recoge en una obra de lectura imprescindible sobre la historia de España.
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