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ABC Cultural

Medio siglo de novelas

Cuando José Manuel Lara fundó su editorial, eligió el nombre de mayor magnitud que se le podía ocurrir, Planeta, porque eso fue antes de la conquista del espacio. Y el premio, que ahora está en sus bodas de oro, había de ser el primero, el más grande. Hay quien no se conforma con menos. En el Planeta hay una bolsa enorme que le acompaña centelleante, pero lo que más impresiona hoy en él es su historia, su fama, su leyenda. La literatura se hace en la soledad y el silencio, pero todos los años, por octubre, se le da también una gigantesca plataforma para que no haya quien deje de enterarse de que está ahí. Algunos se disgustan y se quejan de tanto ruido, que es ensordecedor -después se vuelve al mudo diálogo del que lee con el que escribe-, pero la vida literaria ya no se puede imaginar sin eso. Lara siempre dice que lo que quiere es hacer lectores, porque los novelistas o se hacen a sí mismo o no los hace nadie. Que por falta de estímulo y de altavoz no quede.

Este jurado ha de juzgar, Dios no asista, a veces a grandes luminarias de nuestra novela; otras, a los que quizá iban a serlo y necesitaban confirmación, sin olvidar a casi desconocidos, muy jóvenes, por los que se apuesta con audacia. Es un rito otoñal de lecturas y elecciones en el que cada doce meses se elige a un rey o a una reina. Unos se fijan más en la calidad de la prosa, otros en el relato, el viejo arte de contar, hay quien presta especial atención al contenido de la historia, etc.

Se divaga un poco, se pasa de lo particular a lo general, para volver a los libros después de dar un rodeo por las alturas; nadie se enfada, pero se puede discutir con pasión. Aquí hay catedráticos de Universidad, escritores y críticos. La unanimidad es rara, como en la vida, y no sería un síntoma muy bueno.

Turno de intervenciones de los siete, debate, matices, entusiasmos, reservas, alguien cita una novela clásica para ponerlo más difícil, o añade unas gotas de humor. Con la gente de letras suele pasar, nos perdemos en filigranas y sutilezas, hasta que el secretario del jurado, Manolo Lombardero, que toma notas, resume numéricamente lo que se ha hablado: Señores, según lo dicho hay cuatro o más votos en favor de... Unas cruces en las papeletas y ya está.

Al menos de puertas adentro. Para el ganador, para el público de la sala, para los que lo ven por la tele, todo va a empezar. Así durante medio siglo, feliz cumpleaños, Planeta.

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