Madurez para las masas

Si es cierto que creatividad suprema y dolor caminan de la mano, Martín Gore, Andrew Fletcher y Dave Gahan deben ser más felices que unas pascuas. Sólo así se explica que Depeche Mode se haya relajado tanto como para entregar «Exciter» (2001), una inofensiva caricia al lado de bofetones de la talla de «Music for the masses» (1987) o «Violator» (1990).
Pero vayamos por partes. Esta es la mala noticia. La buena es que mañana estarán en el Palau Sant Jordi con el objetivo de evitar que sus nuevas composiciones -puestos a buscarle tres pies al gato, sólo «I Feel Love» conserva esa potencia contagiosa- estorben lo menos posible al arsenal de himnos que han salido de la pluma de Gore en los últimos veinte años.
La propia banda se justificaba en una entrevista reciente aduciendo el peso de la edad. «No somos los mismos, ya somos adultos», aseguraba Fletcher. La frase implica, además de la pérdida de aquella dorada juventud que les ha llevado a las puertas de la cuarentena, un cambio de mentalidad que ha hecho que los autores de «Just can´t get enough» hayan querido ampliar su registro sonoro.
LA FELICIDAD DEL EQUIPO
El universo Depeche Mode sigue gravitando en torno a los sintetizadores y las bases más o menos pegajosas, pero con «Exciter» se han abierto un poco más a una espesa baladística -«When the body speaks», «Breathe»- que confirma las sospechas: se nos han hecho mayores. O que, como afirmaba la banda hace más de diez años, «el éxito agarrota la creatividad».
Solucionados los problemas con las drogas que llevaron a Gahan a ser detenido en 1996 y alisada esa espiral autodestructiva que vio nacer algunas de las mejores joyas del pop de los años ochenta, la banda inglesa asegura que la grabación de «Exciter» les ha devuelto la felicidad del trabajo en equipo.
Todos han conseguido superar la ausencia de Alan Wilder y ostentan una de las plazas más destacadas e influyentes en la música de las últimas décadas. A estas alturas no hay duda alguna de que si Kraftwerk son los abuelos de la música electrónica, Depeche Mode son los padres indiscutibles del género.
Y, por si fuera poco, intentan desvincularse de la grandilocuencia escénica que les llevó a reírse de ellos mismos en «Music for the masses» con un disco que no encaja en la arena de un gran estadio.
Mañana por la noche, sin embargo, el trío actuará en el Palau Sant Jordi casi veinte años después de aquel debut en el Rock-Ola madrileño. Desde entonces, y como recoge la biografía de la banda, la relación del grupo con España se ha articulado a través de «una extraña combinación de amor, odio, ignorancia y equívocos».
Superados aquellos incidentes que les llevaron a borrar la piel de toro de su mapa de actuaciones, los autores de la emblemática «Enjoy the silence» saltarán al escenario (mañana en Barcelona y el domingo en Madrid) para tratar de conjugar su faceta de pioneros y pieza clave de la historia de la música con aquello de que «estar de moda es peligroso para hacer música», tal y como profetizó Gahan hace años.
Depeche Mode + Fad Gadget. Sábado, 13 de octubre. Palau Sant Jordi (Pº Olímpic, 5-7). 22 h. 4.700 y 7 5.700 ptas.
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