Abatido a tiros el líder del GIA, el más sanguinario grupo terrorista de Argelia

Cuando la declaración del estado de excepción en Argelia cumple diez años, las fuerzas de seguridad argelinas se han apuntado un sonado tanto, en su lucha contra el terrorismo, al acabar con Antar Zuabri, dirigente del Grupo Islamista Armado. Desde que en 1996 Zuabri tomara las riendas del GIA, tras la «eliminación» de Yamel Zituni, la banda perpetró sus matanzas más sangrientas e indiscriminadas.
La muerte, el pasado viernes, de tres activistas islámicos radicales en Bufarik (a treinta kilómetros de Argel) no mereció ayer mayor realce en la Prensa argelina, acostumbrada a la rutina de estos balances tanto como a publicar el horóscopo o la lista de farmacias de guardia. La sorpresa saltó cuando las fuerzas de seguridad anunciaban que uno de los tres terroristas abatidos era Antar Zuabri, líder del GIA: una banda de carniceros, responsable de las peores masacres de civiles en el país.
Horas después de la operación militar, ejecutada en una villa de estilo colonial del centro de la ciudad, antiguos combatientes del GIA reconocieron entre los cadáveres el de Antar Zuabri, cuya identidad confirmarían después las pruebas dactilares. El jefe de los guerrilleros del GIA, formados en el «yihad» afgano contra la Unión Soviética de hace dos décadas, estaba acompañado por un especialista en explosivos, Fodhil Butelya, y por Abdelhakim Bumedián, un arrepentido que se había beneficiado de una amnistía.
CALIFICADO COMO «ANIMAL»
El cuerpo sin vida de Zuabri fue expuesto ayer a los periodistas en la sede de la Primera región militar, en la ciudad de Blida. Zuabri, de treinta y un años, mostraba una gran cicatriz en su rostro enjuto, que adornaba un fino mostacho. Según el comandante de la demarcación, general-mayor Brahim Fodhil-Cherif, Zuabri había llegado el pasado jueves a Bufarik. Su presencia fue detectada por los servicios de seguridad, que pronto planificaron la operación que acabaría con su vida.
Según este responsable, «durante el asalto, este animal (por Zuabri) no opuso una resistencia feroz; cayó como una patata». Antar Zuabri se hizo con el control del GIA tras las luchas intestinas que acabaron, en julio de 1996, con su anterior dirigente, Yamel Zituni. Entonces, el grupo decretó una «fatua» (edicto religioso) en la que calificaba de «apóstata» al pueblo argelino, y le declaró en su conjunto la «guerra santa».
Durante el año siguiente, el GIA perpetraría matanzas contra civiles -incluidos ancianos, mujeres, niños y recién nacidos- como las de Rais y Bentalha, en las que el número de víctimas superó varios centenares. Ambas localidades se encuentran en el valle de la Mitiya, zona de la que Zuabri era natural.
Precisamente, el viernes se cumplía el décimo aniversario de la imposición del estado de excepción. La medida respondía al levantamiento islamista que siguió a la dimisión, forzada por el ejército, del presidente Benyedid, y la subsiguiente anulación de un proceso electoral, claramente favorable para los partidos de inspiración islamista.
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