La huella del crimen
Un día de comienzos del pasado mes de mayo, los empleados de un locutorio del distrito de Latina poco se imaginaban lo que iba a ocurrir. Dos delincuentes armados asaltaban al dueño del establecimiento cuando éste se disponía a echar el cierre. Forcejearon con el comerciante, hasta que lograron hacerse con su botín, consistente en toda la recaudación del día.
Los ladrones se montaron en un coche y huyeron rápidamente. Para no ser detectados, habían pegado con papel celo un folio en la matrícula posterior, que la tapaba. Pero, al dar el acelerón inicial para escaparse, el folio se desprendió y quedó tendido en la calzada.
La víctima lo recogió y, a la llegada de la Policía, se lo entregó a los agentes. La Brigada Provincial de Policía Científica analizó la prueba del delito y obtuvo lo que andaba buscando: una pista. En este caso, la huella del dedo pulgar izquierdo de uno de los asaltantes. Como el sospechoso tenía antecedentes, no fue difícil cotejar la huella del folio con la que aparecía en los ficheros policiales. Y así fue cómo se dio con su identidad. Se trataba de Guillermo Alfredo G. P., de 35 años y nacionalidad peruana, indicaron a ABC fuentes del caso.
El Grupo I de Policía Judicial se puso manos a la obra. Lograron localizar el piso del sospechoso, en San Blas, y un coche de similares características al usado en los golpes. Allí le detuvieron. En el registro se halló dinero, pero también 34 bolsas de cocaína. Se han esclarecido siete atracos similares, en los distritos de Fuencarral, Carabanchel, Tetuán y Chamartín.
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