Bautizo del príncipe vikingo

Pocos pueblos como el noruego son capaces de vivir los acontecimientos con tanto fervor monárquico y nacional. Oslo, como recién salida de un salón de belleza, amanecía ayer con un brillo especial. La bandera tricolor ondeaba en todos los edificios y balcones de la espléndida Karl-Johan, una avenida que nada tiene que envidiar a los Campos Elíseos de París y, a pesar de la nieve, de los diez grados bajo cero y del viento helado que azotaba esta capital, los ciudadanos se echaron a la calle y formaron filas delante de Palacio para disfrutar de la llegada de la realeza al bautizo del principito Sverre Magnus. Finalmente, la Familia Real y los padrinos accedieron a la capilla de Palacio por una puerta lateral, algo que no gustó a la gente que había soportado varias horas de frío.
Aunque la Casa del Rey quiso recalcar la intimidad del acto indicando en la invitación «traje oscuro» en vez del tradicional chaqué, los invitados -entre los que se encontraban miembros de muchas de las Familias Reales europeas, lo que ha provocado que se echara especialmente de menos a los Príncipes de Asturias- dieron muestras de elegancia.
Sombreros, tocados, perlas, colores pastel y pieles entre las damas (la más espectacular fue una de las madrinas del segundo hijo de los Príncipes Haakon y Mette-Marit, la Princesa Máxima de Holanda, vestida de Valentino). Discretas estuvieron Mette-Marit con un traje achanelado blanco y negro y la Reina Margarita de Dinamarca, con abrigo turquesa y zorros plateados. La española Rosario Nadal, que ostenta el título de Princesa de Preslav, prefirió no usar sombrero ni guantes, con lo que cedió protagonismo a la extraordinaria pamela verde y morada de Marta Luisa de Noruega, que la convertía en uno de los fantásticos personajes de los cuentos que escribe.
Familia materna
Sverre Magnus dio muestras de tener buenos pulmones. Empezó a llorar cuando su abuela y madrina, la Reina Sonia, le acercó a la pila bautismal, y no dejó de hacerlo hasta que lo cogió su padre. Extrañó que el hermano de Mette-Marit, Espen Höiby, piloto de la SAS que acaba de cumplir condena por maltratar a su pareja, fuera uno de los padrinos, así como la presencia de Sven O. Höiby, padre de la Princesa, casado con una de las «strippers» más conocidas en los ambientes nocturnos de Oslo. Y como ocurriera durante la boda de su madre con el Príncipe Haakon, Marius, hijo natural de Mette-Marit, con americana y corbata a pesar de su corta edad, tuvo un papel protagonista tanto dentro de la capilla como fuera de ella.
A la ceremonia religiosa, que comenzó a mediodía y fue oficiada por el Obispo de la capital noruega, Ole Christian Kvarme, siguió un almuerzo en el Palacio Real y la tradicional presentación del nuevo monograma del infante.
Haakon y Mette-Marit de Noruega cristianaron ayer a su segundo hijo en común, que recibió el muy escandinavo nombre de Sverre Magnus y protestó sonoramente en brazos de la Reina Sonia
TEXTO: CARMEN VILLAR MIR ENVIADA ESPECIAL EN OSLO FOTOS: REUTERS/AP
Máxima de Holanda, Pablo de Grecia y Rosario Nadal fueron tres de los padrinos del pequeño príncipe
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete