Victoria de Suecia visita a las tropas en Afganistán

La «Kronprinsessa» Victoria de Suecia, acompañada de su futuro marido Daniel Westling, en una de las pocas veces que se ha dejado ver con su prometida desde que se anunciara su compromiso de boda, apareció sin aviso previo en Campo Northen Lights de la localidad de Mazar-e-Sharif, Afganistán, donde reside un batallón sueco-finés.

La hija de carlos Gustavo quiso llevar a los soldados de ese campo, que se juegan la vida cada día en nombre de la Paz, el cariño de todos los suecos. Así sin dar cuartos al pregonero ni consultárselo a nadie, habló con el ministro de Defensa para que organizara el transporte y los demás detalles del viaje.

Una vez allí, la futura reina de Suecia, sin maquillaje alguno y vestida como un recluta más, pasó con esos militares dos días «en campaña». Con generosidad y esa simpatía que la caracteriza, que se dice es herencia de su abuelo paterno, probó a conducir el tanque de combate nr. 90, se paseó por los cuarteles de los soldados nórdicos, visitó las dependencias donde se guarda el armamento y almorzó compartiendo mesa y rancho, ya que no mantel, con todos ellos. Tras unas jornadas muy intensas, antes de volver a casa, dirigió a la tropa unas palabras de aliento en nombre de su familia y de todos los suecos: «Pensamos en vosotros y en el arriesgado trabajo que realizáis, un trabajo que tanto supone para la población civil de Afganistán. Os felicito por vuestro patriotismo y por vuestro esfuerzo.»