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«A Escipión y Aníbal les unía una relación de respeto mutuo»

«A Escipión y Aníbal les unía una relación de respeto mutuo»

Santiago Posteguillo ha dedicado los últimos seis años a reconstruir las memorias perdidas del general romano Publio Cornelio Escipión, cuya vida estuvo ligada a la del héroe cartaginés Aníbal, a quien derrotó en la famosa batalla de Zama en el 202 a.C. El escritor y profesor de la Universidad Jaime I de Castellón culmina con «La traición de Roma» (Ediciones B) la trilogía sobre Escipión que vino antecedida por «Africanus, el hijo del cónsul» y «Las legiones malditas».

Es sin embargo esta última novela la que descubre los aspectos menos conocidos de la relación entre Aníbal y Escipión, que a pesar de ser contrincantes en las armas, fueron víctimas de traiciones políticas similares. Posteguillo va más allá, al sostener que «ambos llegaron a trabar una relación de respeto mutuo».

Dos encuentros

«Se sabe que negociaron antes de la batalla de Zama, pero no pudieron llega a ningún acuerdo porque estaban atados de pies y manos por sus senados». Otro encuentro, éste de carácter legendario, fue aquél que se produjo en los baños de Éfeso durante un momento de tregua: «Escipión preguntó a Aníbal quién era el mejor general del mundo, y éste le contestó que Alejandro Magno, el Rey Pirro y él mismo. Escipión se enfadó y le dijo ¿Y dónde te hubieras puesto si no te hubiera ganado yo? Aníbal le dirigió entonces un halago indirecto: «Si te hubiera ganado en Zama, yo sería el mejor del mundo»».

Entre los episodios más reveladores del libro, Posteguillo relata el conflicto político que debió afrontar Aníbal cuando intentó democratizar Cártago al constatar que el Consejo de los 104 y el senado sólo cargaba en los más humildes el peso de las indemnizaciones de guerra que debía pagar el país a Roma tras la derrota de Zama. Tuvo que refugiarse entonces en la corte del rey de Siria, para cuyo ejército trabajó como consejero. De forma paralela, Escipión sufrió en Roma un cruentísimo acoso político y judicial por parte de Marco Poncio Catón «que hace que las intrigas políticas del siglo XXI parezcan un juego de niños».

Sin embargo, Escipión fue de nuevo requerido por su gobierno cuando se supo que Aníbal preparaba a un ejército de 100.000 hombres en Siria. El «Africano» asesoró a su hermano en otra gran batalla asiática, mucho menos conocida, que ganó de nuevo la República Romana.

Roma en la pantalla

Prestigiosos novelistas como Gisbert Haefs y publicaciones como «Historia» de National Geographic han encomiado la rigurosidad de las obras de Posteguillo. Su éxito comercial (caminan ya por la 14ª, 9ª y 3ª edición respectivamente) radica, sin embargo, en que «para mí lo más importante es redactar para entretener». Su aproximación a la Historia se aproxima más a la estética de la serie de la HBO «Rome» -que capta con suma fidelidad la suciedad y el ambiente de la República- que a la teatral serie de la BBC de los años sesenta «Yo, Claudio», que sin embargo es «una adaptación muy interesante de la obra de Robert Graves». De «Gladiator» por el contrario, Posteguillo salva únicamente la recreación de la batalla inicial, pero censura sus frecuentes anacronismos.

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