Virgen a los 40: Sex o no sex
Esta es la historia de un sujeto al que se la ha pasado el arroz: ya no cumple los 40, tiene un empleo de menor cuantía, una vida de solterón que parece un anuncio de la lotería (cómo vive uno antes de que le toque) y, lo que es peor, no ha conocido hembra. No, lo peor es que está rodeado por tres compañeros de trabajo obsesos por el sexo que pronto se toman como cosa suya que deje de ser virgen. Con estos elementos se podría hacer (qué digo, se han hecho muchas) una comedia chusca llena de chistes adolescentes sobre "pibitas". Lo más sorprendente es cómo esta película del debutante Judd Apatow consigue resultar, sin salirse mucho de las reglas del género "albóndiga" o "pastel americano", razonablemente elegante, divertida y hasta un punto melancólica, como procede cuando se habla de un madurito célibe a su pesar. Parte del mérito corresponde al protagonista -y co-autor del guión- Steve Carell, que obtiene nuestro premio al cómico televisivo más discreto de su generación: sin pasarse de patoso ni de patético su virginal y en el fondo sensible Andy da el punto justo de grima como para hacer hilarantes sus ligues frustrados con la hipersexuada Liz Banks y una hiperborracha Leslie Mann. Más delicado es su enamoramiento de Catherine Keener, una actriz que tiene el problema (no estrictamente suyo) de parecer más lista e interesante que sus partenaires; pero aquí saca un lado vulnerable que casi nos convence de que encuentre atractivo a un tipo como Andy. Es así, a base de personajes y situaciones, cómo esta comedia en principio plana y de chiste único evoca algo del esplendor del género clásico.
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