FIESTA BARROCA
TEATRO«El burgués gentil hombre»Autor: Moliére. Música: Jean-Baptiste Lully. Versión y dirección escénica: Gustavo Tambascio. Dirección musical: Alica Lázaro. Vestuario y escenografía: Jesús Ruiz. Iluminación: Toño M. Camacho. Intérpretes: Francisco Vidal, Trinidad Iglesias, José Ramón Iglesias, Carlos Santos, Helena Dueñas, Natalia Hernández, Emilio Gavira y Jorge Merino, entre otros. Lugar: Jardines de Sabatini. Madrid.
En la pomposa y exquisita corte versallesca, los textos de Moliére (1622-1673) y la música de Lully (1632-1687) matrimoniaron por voluntad regia -aunque, según se cuenta, con no demasiada simpatía mutua entre los contrayentes- en diversas empresas; ejemplo de ello es esta pieza concebida para su representación como una comèdie-ballet, un híbrido de teatro, danza y música que tal vez vendría a ser una suerte de espectáculo total «avant la lettre».
«El burgués gentilhombre» (1670) es una de las últimas obras escritas por el gran Jean-Baptiste Poquelin, que volvía en ella a poner en solfa las aspiraciones por aparentar lo que no se es, las ridículas ansias de grandeza, aunque en esta ocasión trata a su criatura, el monsieur Jourdain empeñado en relacionarse y emparentar con la aristocracia, con una clemencia que lo hace casi entrañable pese a que no se ahorre munición satírica en su retrato.
Gustavo Tambascio ha puesto en pie una vistosa fiesta barroca que cobra especial prestancia ante la rotunda mole borbónica del Palacio Real iluminado, colosal Moby Dick de piedra varada en el horizonte de la representación. El montaje, en general muy atractivo, con bonito vestuario y cuidados detalles, está, a mi juicio, lastrado por los añadidos histórico-didácticos enjaretados, que, además de alargar el espectáculo hasta más allá de las tres horas de duración, incurren en algún anacronismo, como el de presentar a Ana María de Austria, hermana de Felipe IV y madre de Luis XIV, como una castiza reina goyesca que demanda números musicales de aire español, o el de asperjar aromas prerrevolucionarios al final de la función. Francisco Vidal es un formidable Jourdain y en esa línea de eficacia cómica sobresalen Trinidad y José Ramón Iglesias (gran Covielle el suyo), Carlos Santos y Natalia Hernández, por citar algunos nombres del extenso reparto, donde también brilla la voz de Cecilia Lavilla. Una grata propuesta bajo las estrellas, que funde con sentido y sensibilidad música y teatro.
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