Furancho: «Morriña da terra»
Los furanchos son pequeños establecimientos en Galicia donde pequeños productores de vino venden el excedente de su cosecha y lo acompañan con comida casera, muchas veces incluso dentro de la casa del mismo productor

La comida tiene un efecto casi mágico que libera sensaciones en nuestro cerebro difíciles de conseguir de otra forma. Recuerdos que evocan un viaje al otro lado del mundo o si estás lejos de casa consigue que por un momento vuelvas a sentir que estas ... en tu tierra.
Los furanchos son pequeños establecimientos en Galicia donde pequeños productores de vino venden el excedente de su cosecha y lo acompañan con comida casera, muchas veces incluso dentro de su propia vivienda. Con ese término, nombran la casa que hoy visito, una taberna gallego-andaluza dirigida por Iván Yañez y Rocio López en Cardenal Ilundain.

Un local que se divide en zona de barra y comedor, aunque se comparte una carta con una base sencilla y tradicional que mira sobre todo al producto norteño. Se puede observar ciertas similitudes entre las dos cocinas, ambas tienen la suerte de estar rodeadas por ricos mares al igual que también son grandes referentes en ganadería, por lo que se centran en que la materia prime brille.
La primera fusión que encontré fue su ensaladilla de pulpo, un plato que ya acostumbro a ver incluso en restaurantes que poco tienen que ver con Galicia pero que es una combinación entre nuestra popular tapa y su pulpo a feira.

Uno de los platos más destacados de esta casa es su tortilla al estilo de Betanzos, que aunque hayan claudicado y ahora la sirvan con cebolla si el cliente lo pide, la auténtica no la lleva. Es tremendamente líquida -ojo que no cruda-, y consigue ese sabor prístino entre el huevo y la patata, excelente.
También excelente su tosta de atún, que a mí siempre me recordará la famosa de Taberna El Campero. Aquí utilizan una gran hogaza de pan sobre la que ponen una salsa muy melosa que acompaña al pescado azul, una combinación ganadora.
El plato principal fue el bogavante con patatas y huevo frito, que además te dan la opción de limpiar en cocina. Aunque no es el mejor que he tomado, es adecuado para esta elaboración, pero se quedó corto de carne para quizás tanta guarnición.

Finalizo con su tradicional tarta de Santiago, este bizcocho de almendras al que aquí añaden un helado de caramelo.
En conclusión, Furancho consigue una combinación equilibrada entre las dos cocinas que además ejecutan notablemente. Una experiencia divertida con un ambiente casual que se hace bastante atractiva.
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