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El truco que usaba mi madre para que el roscón de Reyes salga esponjoso y no se seque al día siguiente

Descubre la técnica que alarga la frescura de este dulce tradicional y festivo

Tradicional roscón de Reyes GURMÉ
Remedios Cordero Romero

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En muchas cocinas se ha convertido en una auténtica tradición preparar uno de los dulces más emblemáticos de la Navidad: el roscón de Reyes. Este delicioso bollo destaca por su ternura, su aroma a azahar y las sorpresas que guarda en su interior. Sin embargo, también es frecuente que, con el paso del tiempo, pierda parte de su frescura y se convierta en un bocado menos apetecible. Pero no te preocupes por eso, en GURMÉ te contamos un método casero para conservar la esponjosidad y el sabor del roscón. Así evitarás que se seque al día siguiente y podrás seguir disfrutando de su textura durante más tiempo.

¿Por qué se endurece tan pronto el Roscón de Reyes?

El origen de este dulce típico del Día de Reyes se remonta a celebraciones antiguas. A pesar de que con el paso del tiempo ha variado en ingredientes y presentaciones, la base de las recetas de Roscón de Reyes continúa siendo similar: harina, huevo, mantequilla, azúcar, ralladura de cítricos y agua de azahar.

El problema más común de este postre suele ser la pérdida de humedad en la masa, lo que provoca que el bollo quede más seco en cuanto pasan unas horas. Una de las razones principales es la forma de conservarlo: los ingredientes grasos y los azúcares necesitan mantenerse en un entorno adecuado para conservar la suavidad del interior de este dulce típico.

El secreto casero para una masa tierna

Para conseguir un resultado suave y delicioso, es importante prestar atención a un gesto sencillo: cuando el roscón de Reyes sale del horno, debes dejarlo enfriar sobre una rejilla y, mientras todavía está tibio, envolverlo en papel film o utilizar una bolsa de plástico limpia con cierre hermético. De esta manera, el calor residual que mantiene la masa crea un ambiente húmedo que contribuye a conservar la esponjosidad y ternura.

Para empezar, dejar el roscón caliente sobre una rejilla impide que la base acumule condensación y evita esa textura pegajosa que puede formarse.

Después, el uso de papel film o una bolsa con cierre hermético evita que el aire entre en contacto continuo con la superficie del bollo, impidiendo así la pérdida de humedad.

Eso sí, es importante llevar a cabo este paso cuando el roscón esté tibio o a temperatura ambiente. Si lo envuelves en caliente, la condensación será demasiada y podría humedecer en exceso el roscón.

Ingredientes de calidad y amasado correcto

Aunque este truco casero es muy efectivo, también es esencial elaborar el roscón de Reyes con productos de calidad. Para conseguir el mejor resultado, hay que utilizar harina de fuerza o de media fuerza, que tenga entre un 11% y un 13% de proteína. También son esenciales los huevos frescos y una mantequilla de calidad.

Asimismo, es fundamental un buen amasado, que sea constante y homogéneo hasta obtener una masa elástica y manejable; y respetar los tiempos de reposo: uno tras el amasado y otro una vez que hayas formado la corona.

Estos pasos son imprescindibles para que la masa alcance su volumen óptimo, ya que durante este proceso es cuando se desarrolla la red de gluten que retiene el aire y permite que la masa crezca.

Porción de roscón de Reyes con una sorpresa dentro GURMÉ

Además, recuerda no pasarte con el tiempo de horneado. Una cocción excesiva puede endurecer la corteza y alterar la textura del bollo.

Cómo conservar el roscón una vez cortado

Además de la decoración con la tradicional fruta escarchada, si rellenas el roscón con nata, crema pastelera o trufa, es importante volver a envolverlo después de cortar cada porción.

Con rellenos de base láctea, guárdalo en la nevera. Con otras opciones más estables (por ejemplo, crema de chocolate), puedes dejarlo en un lugar fresco de la casa. Eso sí, en ambos casos procura aislarlo bien del aire, para que los bordes no se resequen con rapidez.

Si te sobra más de la mitad del roscón, puedes trocearlo antes de almacenarlo. De esta forma, irás sacando sólo la cantidad que necesites cada vez, sin exponer todo el dulce a cambios de temperatura frecuentes.

Siguiendo todos estos consejos, verás cómo este emblemático dulce navideño se mantiene tierno y con todo su sabor al día siguiente.

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